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TSUKKI

Estoy en casa de Tanaka. Le he dicho que mañana iría a buscarme un piso, no quiero ser una molestia.

Nunca me he sentido así, no hago más que llorar y llorar... ¿Por qué? Siempre me he alejado de las personas para no decepcionarme, para no pasar por esto... Y ese estúpido de Yamaguchi se ha tenido que meter en mi jodido corazón... ¡no es justo!

Me he tumbado en la cama en cuanto he podido ya que Tanaka no paraba de preguntarme que qué me pasaba... ¡qué fastidio mostrarse débil! Le he dejado una nota a Yamaguchi, seguro que él entiende por qué me he ido, es el único que me ha comprendido todo este tiempo. Me he dado cuenta de algo durante este tiempo sin él: soy tóxico. No merezco estar cerca de la gente, pero he crecido así, con ese miedo a ser herido, ese miedo que ha hecho que me proteja haciendo daño a los demás.

Agarro la almohada muy fuerte y las lágrimas empiezan a correr por mi cara... ¡Qué patético! El único que ha soportado todos mis males ha sido él y merece ser feliz más que nadie, pero duele no poder tener a la persona que más quieres a tu lado..., duele mucho.

Noto como mi cuerpo se convulsiona debido a los sollozos y me siento peor aún... quiero dormir, dormir mucho, despertarme y ver que todo ha sido una pesadilla, despertarme cuando aún estábamos en preparatoria y poder hacer las cosas de otra manera. Se suele decir que no hay que arrepentirse de lo que uno ha hecho..., pues yo me arrepiento. Me arrepiento de no haberle dicho lo mucho que me ayudaba cuando ni él si quiera sabía que lo hacía, de no haberle ayudado con su entrenamiento cuando más lo necesitaba, de haber dejado que dependiese de otras personas cuando yo estaba ahí para poder ayudarle en todo...

¡Me odio, me odio, me odio! Y sigo llorando...

De repente, noto algo en el pelo, una mano acariciándome la cabeza. Dejo de llorar y me quedo inmóvil. Escucho su voz susurrándome.

-Kei..., me dijiste que no te volverías a marchar.





YAMAGUCHI

Llamo a Tanaka justo cuando llego a su puerta para no hacer ruido con el timbre. No se le ve sorprendido por mi llamada, aunque creo que le he despertado. Estoy muy enfadado, me dijo que no se iría, teníamos que hablar. Ryu no tarda mucho en abrirme la puerta.

-Pasa- me dice mientras se aparta de la puerta. Yo me quito los zapatos.

- ¿Dónde está?

-Está en su habitación- le miro sin tener ni idea de dónde se encuentra. - Ahora mismo te llevo, pero primero creo que deberías calmarte.

- ¿Calmarme? Yo estoy calmado, solo quiero decirle cuatro cosas. ¿Qué se ha creído? Le dije claramente que...

- Yamaguchi.- me detiene Tanaka con el semblante serio. - Tsukishima está llorando. - ¿llorando? - Nunca..., nunca le había visto así. - se rasca la cabeza- Realmente no sé qué hacer..., te llamé porque pensé que lo arreglaríais, que tú serías el único que le comprendería...

-Yo..., yo..., le dije que en cuanto volviera hablaríamos, pero no estaba en casa...- me pongo las manos en la cara. No es momento de llorar, pero noto que me voy a derrumbar. ¿Por qué está así? ¿Qué le ha pasado? Bajo las manos poco a poco, rendido. - Por favor, llévame con él. - Asiente y yo le sigo.

Cuando llegamos a la puerta la encuentro entornada y puedo oír pequeños sollozos que parten mi corazón en mil pedazos. Nunca pensé que un simple sonido me matase por dentro.

Tanaka se va y yo entro. Parece que Tsukki no me oye, la luz de la luna entra por la ventana y puedo verle un poco. Está tumbado en la cama, agarrando fuertemente la almohada y llorando mucho. Yo me pongo de rodillas y me acerco todo lo que puedo. No sé qué hacer...

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