Capítulo Treinta y Seis (Parte II)

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Capítulo treinta y seis (Parte II)

23 d agosto, 2014.

—Haré de cuenta que no acabo de verte pellizcando los pezones de Lola, Gina.

Mi pobre sofá una vez más es testigo de la lujuria de esta pareja. Lola me da una sonrisa de disculpa mientras baja su camisa y Gina ríe.

»Lola, ni siquiera me das oportunidad de extrañar ver tus tetas porque siempre las estoy viendo. Ustedes me dan porno gratis.

—Entonces deberías estar agradecida— señala Lola.

—Nunca dije que me gustara que me den porno— arrugo mi nariz—. Espero y limpien el sofá si hicieron algún desastre.

—No nos dejaste llegar a la parte buena— Gina no deja de reír aun cuando me dice esto.

Me siento en el sofá individual libre de lujuria, paso los dedos por mi cabello desenredándolo mientras ellas me observan.

— ¿Tienes frustración sexual, verdad? — me pregunta Lola.

— ¿Qué? ¡No!

—Sí que la tienes. Llevas días inquieta, tensa y parece que no hallas qué hacer.

—Sobreviví a años sin sexo, unas semanas no es nada.

—Esos años sin sexo fueron antes de que follaras con Ethan ¿No me dijiste que tienen una química sexual impresionante? Es obvio que tu cuerpo está ansiando algo de esa atención, lo necesita y no debes avergonzarte de ello.

— ¿Estoy en una sesión de Lola la sexóloga?

—Quieres tener sexo, no te avergüences de ello.

Miro hacia un lado ¡Tiene razón! Ethan y yo una vez iniciamos el sexo en nuestra relación fue constante y ¡Cristo! Me encantaba, bueno, me encanta, y mi cuerpo sí que se adaptó a ello y ahora que no hay atención para mi pobre cuerpo estoy ansiosa.

No se trata de ir y tener sexo con cualquier chico, si ese fuera el caso, me hubiese acostado con Anthony sin dudar o algún otro chico. Se trata de Ethan, de él. De desearlo y extrañarlo.

Tengo que dejarlo hacer toda la cosa de sus planes, pero el muy terco debería entender que con sus palabras ya me era suficiente. Ahora solo me tiene en la banca de espera para desvestirnos.

—Estoy frustrada— confieso.

— ¿No te tocas Grace? — pregunta Gina pensativa. Me sonrojo.

—No soy buena en eso, cuando lo he intentado la verdad es que no resulta y me siento torpe.

— ¿Te avergüenzas de la masturbación? Quizá ese es por qué no te ha resultado— prosigue.

Ni siquiera me sorprendo de esta conversación porque Lola y Gina son bastante peculiares y muy abiertas sobre hablar del sexo, sobre todo Lola.

—Si tú estás frustrada, entonces él también tiene que estarlo ¿Cuánto tiempo va desde que se separaron?

—Dos semanas. No es mucho tiempo realmente.

—Sí para tu vagina—asegura Lola—. Y es porque están separados. Imagina que va a una gira y deben pasar más días, pero entonces en ese caso tendrías el Skype y se pondrían traviesos.

—O mensajes de textos picantes— sugiere Gina.

—O sexo telefónico—le sigue Lola.

Veo de una a la otra antes de suspirar.

Los Miedos de Ethan (BG.5 Libro #3) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora