#43. ¿Tu apartamento?

Start from the beginning
                                    

-¿Y a qué esperas?

-¿Para disculparme?

-Para decírselo.

Minutos más tardes cortó la llamada con ella y regresó a sentarse en la banca de cemento en la que estábamos. Aquí en Nueva York, ya me empezaba a dar más frío.

-¿Qué tal? ¿Qué te dijo? –La vi sonriendo y yo también compartí la sonrisa-.

-Estamos bien. Hablé con ella lo suficiente... ahora... solo falta que me respondas. ¿Quieres vivir conmigo? Al menos un tiempo.

-No tengo plata para pagar el apartamento o... la comida. No creo que sea buena idea. Riley no sabe y ella también vive ahí.

-Ya le conté un poco de ti, pero descuida, no le dije lo que me dijiste, solo que eres un amigo que no tiene donde quedarse. Acepta y ya, luego hablaremos del dinero, eso no importa –sonrió intentando convencerme, entonces ladeé la cabeza y finalmente asentí-. ¡Bien! Vamos a mi auto.

-¿Podemos pasar por casa de Cameron? Tengo cosas ahí...

-Claro que sí. Vamos por tus cosas y... bienvenido a mi apartamento.

No estaba un 100% seguro de esto, pero algo me decía que iba a ir bien. Me caía muy bien en lo poco que la conocía. Pero vivir juntos... que raro ¿No? Sabía que solo estaba siendo buena persona, me estaba dando un lugar para vivir hasta que encontrara otro.

En el camino a casa de Cameron –el cual le iba indicando por donde ir-, me contó que estaba en el último año del instituto, al igual que yo y que también había reprobado un año a causa del bullying y los problemas en la casa. Me contó que su padre la echó de la casa por ser como es y me contó que se cortaba hasta hace 9 meses que comenzó a salir con Riley. Me sentí mal por ella. Cuando vio mi cara de sorpresa y lástima, sonrió.

-Pero ella llegó ahí para salvarme y hacerme ver la vida diferente. Creo fielmente que a todo el mundo le pertenece esa persona o cosa que llega a tu vida para darte un giro inesperado para hacerla mejor –había respondido a mi mirada, sonriendo-.

Inmediatamente pensé en Taylor y lo que había causado en mi vida. Sonreí y asentí.

-Tienes razón, mucha. Gracias Beth.

-Larson –dijo y fruncí el ceño-. Elizabeth Larson. Es un placer, Mason Collins –asentí y sonreí-.

-El placer es mío.

Recogí mis cosas de la casa de Cameron, no hice ruido, pero no había nadie en casa, me di cuenta porque todo estaba bien cerrado y no había autos fuera. Salí con mi otra maleta, casi estallando con mis cosas dentro. Las metí al auto y nos fuimos a su apartamento.

Vive en uno de los edificios al lado del central park. Estos eran caros, sin duda. Se encontraban en plena ciudad. Metió el auto al estacionamiento y bajé mis maletas.

¿En serio me iba a vivir con ella?

-Mason, deja de pensar en lo que sea que estés pensando. Te estoy ofreciendo que vivas conmigo...

-Lo sé y te lo agradezco pero... es algo... inusual –Suspiré y me pasé la mano por el cabello-. Olvídalo... en serio que lo aprecio –sonrió y me guio a la entrada del lobby-.

-Hola señorita Larson, ¿Quién es él?

-Es un amigo, se llama Mason. Va a quedarse conmigo algún tiempo.

-Claro, no hay problema. Que tengan un buen día.

Claro, un buen día, ya eran casi las cinco de la mañana. Aunque ya empezaba a amanecer más tarde que en Miami, por estar más cerca de los polos.

-Gracias –dijimos al unísono-.

Subimos hasta el piso 17 y la puerta que ponía "P 17-4". Beth sacó unas llaves de su bolsillo y abrió la puerta del apartamento sin luz.

-Pasa -me dijo mientras encendía la luz-. Está algo desordenado. Te daré un pequeño recorrido.

-Gracias –respondí pasando ambas maletas por la puerta-.

-Esta es la sala de estar –había un sofá color marrón con cojines color beige encima, en frente de este había una librera con tan solo algunos pequeños espacios vacíos para ser rellenados por más libros-. La puerta de allá es la habitación de Riley y yo -la seguí sin el equipaje y llegamos en línea recta hasta la cocina, la cual tenía muebles marrón claro y electrodomésticos de acero anti-oxidable-. La cocina –abrió el refrigerador-. Hace poco compré comida, siéntete como en tu casa, solo no te acabes todo –reímos. Me condujo por otra salida de la cocina, hacia un pasillo con una puerta de madera igual a la de la habitación del Beth, y una puerta de vidrio con una cortina-. Aquí dormirás, esta otra puerta es del balcón –abrió la puerta de madera y había una cama matrimonial con respaldar de madera, no tenía sabanas ni almohada, al lado derecho de la cama había un espacio para la mesa de noche con una lámpara moderna, al lado de esta había otro espacio de dos pasos y lo que seguía me dejó sorprendido, la habitación tenía un ventanal que abarcaba toda la pared, me acerqué y miré abajo, la cuidad estaba muy iluminada-.

-Esto es increíble –dije algo por fin-. ¿Por qué Riley y tú no tomaron esta habitación?

-A mí no me molesta la luz en la mañana, pero a Riley la pone de muy mal humor además que la otra habitación tiene baño y el otro baño del apartamento, el que tú usarás está aquí al lado, pero fuera de la habitación.

-El apartamento es muy bonito. Muchas gracias por dejar que me quede –me acerqué a ella y la abracé, pensé que iría a ser incómodo, pero la verdad es que fue reconfortante porque necesitaba un abrazo-.

-Con gusto, Mason. –Nos separamos-. Deberías dormir, te traeré sabanas y una almohada.

-Gracias.

Abandonamos la habitación para lugares distintos, yo me dirigí hacia la sala por mis maletas y ella atravesó la cocina hasta llegas a un pasillo que no había visto, donde se encontraban máquinas de lavandería y unos cajones blancos al lado.

Entré a la que sería mi habitación y abrí ambas maletas, en la que había llevado a Miami había mucha más poca ropa sucia de la que pensé que habría. No había usado mucho, y lo que había usado lo había lavado allá.

Comencé a desempacar cuando terminé de poner las sábanas blancas en la cama, tenía que descansar, pero no podía, así que me mantuve despierto el poco tiempo que quedaba hasta que amaneciera.

Its Just A GameWhere stories live. Discover now