Capítulo 18

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HARRY SUEÑA ESA noche. Sueña con rostros que dejó atrás. De su madre y hermana y una chica que una vez significó todo para él. Riley, era su nombre. Sueña con la vez que fueron a dar un paseo a medianoche por el parque cuando el padre de Riley regresó a casa borracho. Era algo usual, pero nunca le hacía daño.

Los dos se tumban en el césped, su cabeza en el pecho de Edward y sus brazos alrededor de su pequeño cuerpo. Las estrellas brillaban en el cielo, casi como si fuera por ella. A Edward le gustaba pensar que la calmaban al igual que a él. Que todo estará bien al final.

"No vivirás en esa casa para siempre," le dijo.

"Apenas puedo pasar tiempo ahí," contestó ella.

Esa noche en particular, Riley había dicho la cosa más inesperada que podría: "¿Vas a unirte al ejército, Ed?"

La tensión era alta entre países, y reclutaban a los civiles. A Riley siempre le preocupaba que se tuviera que él, pero seguramente nada así le pasaría. Intentaron evitar la conversación--o al menos, él lo intentó.

"Ya sabes la respuesta," dijo en voz baja, acercándola más a él.

"¿Y si no tienes otra opción?"

"Riley, vamos a hablar de otra cosa."

"No." Ella se sentó, apoyando la mano en su pecho para impulsarse. Sus ojos estaban de par en par y llenos de miedo. "El reclutamiento está cada vez más cerca, Ed. Se llevaron al hermano de Mónica la otra noche, y ella sólo está a dos estados de aquí." Mónica era su mejor amiga, que se mudó el año anterior por el trabajo de su padre.

Él se sentó para tenerla de frente, agarrando sus manos frías. "Hey, todo estará bien. El hermano de Mónica tiene diez años más que yo, Rye. Querrán a gente con experiencia."

"No," susurró ella. "Querrán a gente joven que sea capaz de adaptarse. Más capaces de luchar."

Él alzó una mano para acariciar su mejilla. "Deja de hacer esto."

"No puedo evitarlo. Soy una persona con muchas preocupaciones."

Él presionó sus labios sobre su frente, manteniéndolos quietos por más rato de lo normal. Cuando se separó, ella estaba llorando. "Aw, vamos, Rye." Al instante, la abrazó, acariciando su pelo.

"No podré con ello," murmuró contra su camisa. "No puedo ir a casa todos los días con él, y que no pueda tenerte a mi lado para que evites que me vuelva loca."

"Ryelie, hey." Intentó separarla de su pecho. "Hey," dijo más firme, agarrando su barbilla aunque con delicadeza. Él la miró a los ojos para que pudiera ver su honestidad.  "Eso no va a ocurrir, ¿vale? No dejaré que me lleven. No te dejaré a ti, ni a mi madre ni a Penélope, ¿vale? No puedes dejar que eso te moleste tanto."

Ella sorbió los mocos, pasando sus manos a través su cabello rojizo, sus ojos color miel brillaban. "No puedo hacerlo," reiteró, apartando la mirada.

Él sabía lo que quería decir. Habían tenido esta conversación miles de veces.

"Rylie, no te atrevas a pensar así otra vez." Él giró su barbilla para mirarla a los ojos de nuevo. "Incluso si el reclutamiento llega aquí--que no lo hará--no eres una cobarde, eres una luchadora. No dejes que los bastardos puedan contigo. No les des esa satisfacción."

"Edward--"

"Prométemelo, Rylie. Sabes que nunca me perdonaré a mí mismo si vuelves a esos tiempos, así que prométemelo."

The Conquering (Book #2 - The Inception Trilogy) // EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora