Dibujos [NO CORREGIDO]

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-¿Dibujos?-June tomó uno de los papeles que yo tenía.-¿Todo esto para unos dibujos?-Lo miró.-¿De qué se supone que nos va a servir? ¿Para saber cómo luce el tipo malo? Muy útil, así cuando nos lo crucemos en la esquina lo reconozcamos.-Soltó el papel , resoplando, y se tiró de espaldas sobre la cama.

Michael también tomó uno y lo inspeccionó.

-Si por lo menos fueran mapas para saber dónde se esconde.- Revisó algunos más.-Pero ni siquiera eso.

Yo no dije nada, estaba muy ocupada exprimiendo mi cerebro intentando saber de dónde conocía al hombre. Era pálido, con el cabello oscuro y los ojos verde oscuro, como si estuvieran llenos de algún tipo de líquido tóxico. Lo había visto antes... Entonces, recordé. Era el mismo de mi sueño, el que había tenido esa noche en el colectivo. El que derretía la nieve y mataba las plantas. 

No parecía un buen tipo.

Pero, entonces, si ese tipo era al que estábamos buscando, "el nuevo enemigo", y según Andrea, lo era, ya que debajo de los dibujos decían cosas como: "va a destruirnos", o "la enfermedad de la Tierra" (mensajes de paz y amor), yo lo había visto.

-Chicos, yo lo vi.-Dije, en voz baja. Como ninguno de los dos me estaba escuchando, estaban muy concentrados quejándose, lo dije más fuerte.-¡Hey!-Me miraron.- Yo lo vi.

-Sí, seguro, en la habitación del lado.-June dijo, bufando. Michael le lanzó una mirada, serio. 

-¿Es en serio?-Michael me preguntó.

-¿Qué si es en serio?-Me sorprendí.-No, es broma.-Dije, con sarcasmo.- ¿Creen que bromearía con algo así?-Los miré. June  de repente se mostró muy interesada en sus uñas. Michael hizo una mueca.

-Bueno, en realidad...-Comenzó a decir.

-Oh, no. No sigas hablando.- Le advertí. Yo no hacía esas cosas... ¿o sí?-Lo importante es que lo vi.-June abrió la boca para decir algo, pero la interrumpí.-No en persona. En un sueño.-Entonces me di cuenta de lo estúpido que sonaba, por favor, ¿en un sueño? ¿De que nos servía?-Lo siento, tienen razón, fue un sueño, no tiene importancia.

Pero, al contrario de lo que yo pensaba, los dos me miraban, serios.

-¿Quirón no te explicó lo de los sueños?-Michael se inclinó y me miró a los ojos.

-No.-Le sostuve la mirada.

Él bufó y se pasó una mano por la cara.

-Nuestros sueños, los de los semidioses, no son como los de los mortales. Suelen ser, visiones, por así decirlo, de lo que está sucediendo en ese momento o de lo que va a pasar. Y no suelen ser buenas visiones.-De repente, adquirió una expresión preocupada.-¿Qué soñaste Kira?

Les conté todo mi sueño, menos la parte en que me decía "frágil hija de la naturaleza", odiaba que me trataran de débil, y no pensaba decírselo a nadie. Cuando terminé, Michael parecía enojado.

-¿Por qué no nos habías contado nada? Kira, te podría haber pasado algo.-Se había parado y daba vueltas por la habitación.

-Recuerdas que es solo un sueño, ¿no?-Le dije.

-¡No importa! Kira, ¿no entiendes?-Michael había dejado de caminar y me miraba fijamente.-¡Los nuestros nunca son "solo sueños"! ¡Tienes que dejar de hacer cosas que pueden ponerte en peligro!

-¡Y tú tal vez tienes que dejar de impedir que las haga!-Ahora yo también estaba parada y gritaba. Tarf se había parado en el medio de los dos y nos miraba, con las orejas paradas.-¡No necesito a nadie que me proteja!-Lo miré con furia, estaba cansada de su complejo de héroe, intentando salvarme de todo, tenía bien en claro mis capacidades, y, si me ponía en peligro, podía salir de ello yo sola.-¡Puedo sobrevivir yo  sola perfectamente Michael, entiéndelo! ¡No puedes evitar que me ponga en peligro, y no quiero que lo hagas! ¡No te necesito! -Michael me miró, abrió la boca para replicar pero la volvió a cerrar. Sin mirarme, fue de nuevo a su lugar en la otra cama. Yo lo miré por  unos segundos, el pecho me subía y bajaba por haber gritado tanto. No había querido decir lo último, ese era mi problema, no pensaba antes de hablar, pero ya estaba hecho. Resoplé y me fui a sentar al lado de June de nuevo. Ella nos miraba, con las cejas levantadas, como intentando decir algo. Michael tenía la frente apoyada en sus manos, y sus codos estaban sobre sus rodillas. No le veía la cara, por lo que no sabía qué expresión tenía. Probablemente estaba enojado.

-¿Dijiste que en tu sueño estabas en un lugar nevado?-June rompió el silencio.

-Sí.-Dije. Michael levantó la cabeza y me obligué a mirar a la chica.-En un bosque, más exactamente.

-¡Perfecto!-June sonrió.-Ya sabemos dónde están los tipos malos.

Michael y yo la miramos, confundidos.

-Una vez vine a Argentina con mi madre. Fuimos al sur, a una ciudad llamada Bariloche.-El nombre me sonó conocido de algún lado. June nos miró, como animándonos a que completáramos su idea. Al ver que ninguno hablaba, bufó.- El caso es que allí suele haber mucha nieve en invierno, o sea, ahora, y, casualmente, también hay muchos parques nacionales, que suelen tener lagos y bosques de pinos.

Entonces me di cuenta, encajaba con el lugar de mi sueño.

-June, eres una genio.-Le sonreí y chocamos las palmas. 

-Entonces ahora deberíamos ir a Bariloche.-Michael habló, estaba serio.

Y ahí me di cuenta, el nombre me sonaba porque mi hermano iba a viajar allí ese año. Me explico mejor, mi madre estuvo en pareja con un hombre por diez años (desde que yo tenía cinco hasta cuando tenía quince), y él ya tenía un hijo, tres años mayor que yo. Theo Harrison. Todo el tiempo que su padre y mi madre estuvieron juntos él venía a nuestra casa cada semana de por medio. Nos llevábamos de maravilla. Con el tiempo lo empecé a considerar mi hermano mayor, no mi hermanastro y él me veía como su hermana menor. Cuando nuestros padres terminaron, él tenía 18, nos seguimos viendo. Él venía a casa o yo a la de él. Cuando cumplió diecinueve decidió irse de viaje por todo el mundo antes de comenzar la universidad. Él era así, impulsivo como yo, pero un poco más... un poco menos estúpido (aunque tenía sus momentos). Era alto, demasiado en mi opinión, de cabello rubio y ojos celestes. 

-No, no podemos.-June interrumpió mis pensamientos.-Primero tenemos que visitar al veterano de aquí y luego ir a Misiones. Necesitamos más información.

-Pero solo tenemos una semana.-Le dije.

-Entonces tenemos que hacerlo rápido. Deberíamos ir a ver al hombre ahora.-June tomó su celular y se fijó la hora.-O tal  vez no.-Suspiró.-Son las ocho y media.-Entre bañarnos y planear habían pasado cuatro horas.

-No es tan tarde.-Michael se encogió de hombros.

-No, pero, no se tú, yo estoy destruida.-June bostezó.-Deberíamos dormir y mañana ir. Me voy a cambiar.-Ella se metió en el baño.

Yo y Michael nos quedamos en silencio, hasta que él se levantó y se dirigió a la puerta. Yo me apresuré en buscar la llave y seguirle. Le abrí y él salió. Estaba por cerrar cuando él se dio la vuelta.

-Te queda bien.

Lo miré, confundida.

-¿Qué dices?

-Mi chaqueta.-Señaló la que yo tenía puesta. Cierto, me había olvidado. La campera negra que me había puesto era en realidad la chaqueta que él me había dado en el campamento.-Te queda bien.

-Oh, lo siento.-Comencé a quitármela.-Me olvidé de dártela. Soy una estúpida.

Él me agarró el brazo, y yo me detuve. Lo miré. Sus ojos verdes me miraban con intensidad.

-No eres una estúpida Kira.-Sonrió.-Que nadie te haga creer lo contrario.

Me quedé sin palabras. Tenía la mente en blanco. Él me soltó el brazo y se fue. Yo me quedé parada, con la puerta medio cerrada, todavía procesando sus palabras. Me sentía como los GPS, cuando dicen "recalculando". 

Al final sacudí la cabeza y entré a la habitación. June seguía en el baño. Me tiré sobre la cama sin cambiarme siquiera. Estaba agotada y lo único que quería era dormir por doscientos años, como Tarf, que roncaba al lado de mi almohada. Me saqué los borcegos y me tapé. Cerré mi campera.

Oh, dioses.

No le había devuelto su chaqueta.

Me incorporé, pero luego volví a recostarme. No pensaba salir de la cama, estaba demasiado cómoda. Si quería su abrigo que me lo pidiera mañana. No iba a molestarme.

Pero, por otro lado, me alegraba no habérsela dado. Y esperaba que Michael no me pidiera devolvérsela.  


La hija de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora