Casi mato a Michael (después de que revive) [NO CORREGIDO]

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Me había mostrado muy tranquila cuando le hablé a June, pero por dentro ya había muerto tres veces. O sea, había pasado de ser una chica completamente enfurecida a dos pájaros (también completamente enfurecidos, eso no había cambiado en nada) en cuestión de segundos. No sabía si preocuparme o emocionarme. Además, estaba Michael. Toda la emoción por la transformación quedaba empequeñecida al lado del miedo que tenía de que le hubiera pasado algo.

Tomé a June del  brazo y la arrastré mientras corría al lugar donde había quedado Michael cuando cayó. En el instante en que lo vi, me di cuenta de que algo no estaba bien ¿Se supone que su piel debía ser de ese color grisáceo? Solté a June y me abalancé sobre él. Cuando estuve cerca pude ver que seguía respirando. Solté un suspiro de alivio, seguía vivo. Me senté a su lado y apoyé suavemente su cabeza en mis piernas. Alcancé mi mochila, mientras June observaba.

-June, ¿has visto a Tarf?-Dije, con una voz sorprendentemente tranquila.-No sé dónde está.-Mi lobo había saltado de la mochila cuando estaba peleando contra el cíclope en el autobús.

June señaló en silencio hacia el lago, Tarf venía corriendo por allí. Solucionado el tema de mi mascota tenía que hacer algo con Michael. Su respiración era cada vez más débil. No tenía en claro qué me pasaba con él, pero definitivamente no podía soportar la mera idea de perderlo. 

Abrí la mochila y saqué una botella de néctar. La abrí y dejé caer unas gotas en los labios de Michael. Esperé unos segundos. No se movía, en cambio cada vez sus latidos se hacían más difíciles de escuchar. Miré a June, desesperada. Ella se había quedado helada y solo miraba lo que ocurría, asustada. Volví a mirar a Michael, que parecía dormido, con esa expresión de relajación tan diferente a la habitual. Tomé su mano y la apreté, mientras una lágrima caía por mi mejilla y dejaba una gotita de agua en su remera.

-Michael...-Miré su cara, por si había un rastro de movimiento, pero nada.- Por favor, no te mueras.-Lamenté no decir nada más épico, pero era lo único que se me ocurría.-No sé que haría si no estás aquí para bajarme los humos de vez en cuando. Y sabes que te voy a odiar si te mueres, lloraría y odio llorar.-Solté una leve risa, pero Michael no dio muestras de haberme oído.- No puedo creer que estés así, solo...-Me enjuagué las lágrimas.-solo, ¿podrías hacerte el héroe una vez más y abrir los ojos?-Lo miré, esperanzada, pero nada. En ese momento comencé a llorar en serio, esos llantos en los que no puedes respirar y das hipidos. Sentí que alguien me ponía una mano en el hombro, June.

-Wow. Nunca pensé que vería esto. Kira, ¿esas son lágrimas?

Abrí mucho los ojos y miré hacia abajo, Michael sonreía.

-Oh, gracias a los dioses...-Lo abracé, mientras reía. Luego le pegué en la cara.-¿Podrías no hacer eso de nuevo?

Michael se sentó con la espalda erguida y me miró, mientras sonreía de lado.

-Lo voy a intentar, pero, si puedo preguntar de nuevo, respóndeme, ¿esas son lágrimas?

Me limpié la cara con las mangas.

-No, solo estoy sudando por los ojos.-Reímos.

-No puedo creer que estés vivo.-June se acercó por detrás y lo ayudó a levantarse.-Por un segundo tuve la esperanza de por fin íbamos a tener un poco de paz-Lo dijo con un tono serio, pero estaba sonriendo.

Tarf se acercó y me lamió la cara. Lo acaricié y lo acomodé en la mochila.

-Deberíamos llegar a Córdoba. Según el chofer no estaba muy lejos.-Dije, mientras me levantaba. Miré a Michael.-¿Puedes caminar?

Él dio unos pasos.

-Si, pero no muy rápido ¿No puedes llamar a los pegasos?

Intenté concentrarme, pero no podía llegar a ellos, debían estar muy lejos.

-No.-De pronto sentí algo.-Pero sé de que otra forma podemos llegar.

June y Michael me miraron.

-Síganme.

Los llevé por las sierras que teníamos enfrente hasta llegar a un claro que estaba no muy lejos. Allí había una manada de caballos, no estaban domesticados pero me harían caso, si es que no estaban de mal humor y decidían mandarnos volando con una patada y rompernos las costillas.

-Ok, vamos a intentar esto.-Dejé a June y Michael atrás y me acerqué a los animales.

-¿Segura que no podemos hacer autostop?-June me miró, asustada.

-Si sabes donde está la autopista, podríamos, pero considerando que estamos más perdidos que un camello en la Antártida, prefiero esta idea.-(¿Les mencioné que soy sarcástica cuando estoy nerviosa?) Entonces caí en la cuenta de algo.-June, ¿te asustan los caballos?-

Michael, que todavía estaba medio atontado, miró a June con expresión divertida. Ella abrió mucho los ojos, pero rápidamente recompuso su expresión.

-Claro que no, solo pienso que sería más rápido.

Solté una risa, al igual que Michael. June nos fulminó con la mirada y nos callamos, pero no le restaba lo gracioso. No me imaginaba a la inmutable June gritando de terror montada en un caballo. 

Miré a la manada de nuevo y me concentré. Sentí la presencia de cada uno de los animales, pero necesitaba encontrar tres caballos rápidos y resistentes, no cualquiera. Entonces los ví, uno era un macho blanco con grandes manchas marrones, otro era una hembra negra y otro macho marrón claro con las crines negras.

-Hey, hola-Les dije (no se si sería decir, ya que es todo telepáticamente... tal vez pensar... ok, me estoy yendo de tema)

-¿Tienes azúcar? Huelo azúcar.-Dijo la hembra.

-No, no cr...-Rebusqué en mi mochila y encontré unos terrones de azúcar que no sé como habían acabado allí.-Aquí tienen.-Les extendí la mano y ellos, primero tímidamente, se acercaron. Luego de olerme se comieron todo el azúcar, y por poco no siguen con mi mano.

-Queremos más.-Dijo el de manchas.

-¿Tienes más?-El marrón claro se removió.

-Escuchen chicos.-Me acerqué e intenté darle un tono seguro a mi ¿voz? ¿conciencia? ¿pensamientos?, bah, ustedes entienden.-Yo y mis amigos.-Señalé a June y Michael, que miraban la escena sin comprender.-Necesitamos llegar a la ciudad, el lugar ese grande con cosas altas y...

-Sabemos qué es y dónde está la ciudad, gracias.-Dijo la hembra.

-Hmm... Entonces, ¿podrían llevarnos?-Al ver que dudaban, agregué-Les daré comida.

-¡Hecho!-El manchado se me acercó y me puso su cabeza debajo de mi mano. Yo le acaricié la frente.

-¡Chicos!-Me volví hacia mis amigos.-¡Tenemos trasporte!







 En serio, odio no actualizar porque en serio que odio cuando los otros no actualizan, pero volví a clases y además perdí el celular en el cine (ya sé, soy estúpida, pero me olvido de todo y a mi celular le iba a tocar alguna vez) so... ¡Pero ya volví! ¡Yeyyy! ¡Felicidad para el mundo! *se escucha el fuckin grillo de fondo*Ahora, hablando en serio, ¿que tal el capitulo? ¿Les gustó? Diganme en los comentarios.

Chau!

P/D: De nuevo gracias por las mil visitas, no saben lo feliz que estoy!!!!

La hija de la naturalezaWhere stories live. Discover now