Estando a solas, los tres tomaron asiento en una pequeña sala, ahí, Astrid les contó lo sucedido. Primeramente indicándole al niño que ella y Hiccup eran novios de años, que mientras ella se dedicó a terminar sus estudios en el instituto, el castaño se hizo de una banda que empezaba a ganar popularidad. No entró en detalles de cómo había quedado embarazada, solamente le indicó que lamentablemente su difunto abuelo había sido el villano y los había separado, contándole posteriormente que se enteró que estaba embarazada de él.

Los dos varones escuchaban atentamente, Hiccup sintiendo coraje por todo lo que le había hecho el Sr. Hofferson a su familia. Mientras que Hikke empezaba a comprender porque sus padres estaban separados.

Con dolor, Astrid le contó el día que tuvo el accidente, explicándole que no supo siquiera cuando nació, que sólo cuando despertó su padre le había dicho que había muerto, una noticia que la había destrozado.

Hiccup, trató de disimular su ira y su dolor, recordando también aquel día, cuando aquel viejo sin una pizca de misericordia le había dicho que su hijo estaba muerto, y el como un tonto le había creído.

—Hace unos meses me confesó la verdad. —seguía relatando Astrid con pesar. —Casi me volvía loca... él murió, pero lo que les hizo a ambos...

—A los tres Astrid. —corrigió Hiccup mostrando sus ojos rojizos. —De no haber sido por él...

— ¡Pero ahora estamos juntos! —dijo Hikke con optimismo, lo menos que quería es que hubiera sentimientos negativos. —Yo siempre supe que ustedes me querían, lo sentía... por eso me fui del orfanato.

— ¿Cómo? —preguntó enternecida Astrid.

—Con la música. —respondió el chico con ilusión. —Este don que ustedes me regalaron. Era como si a través de ella pudiera escucharlos.

—A mí me pasa algo similar. —Dijo Hiccup dándole un coscorrón. —Aunque por tonto la dejé ir un tiempo, hasta que volvió a mí.

—Por eso me dijiste aquello ¿verdad? —preguntó Hikke recordando su consejo.

Su padre asintió con una sonrisa, para Astrid también fue increíble saber que ellos se habían encontrado por la mañana y muchos problemas se hubieran ahorrado si ellos hubieran estado enterados.

—No sé ustedes. —Dijo Hiccup mirando a su ya "familia" —Pero creo que es hora de comenzar de nuevo, está misma noche, debemos festejar.

— ¿Podemos hacer más duelos de guitarras? —preguntó Hikke emocionado, deseaba competir de nuevo con su padre.

—Lo que quieras amiguito. —concedió este. —También puedes retar a tu mamá... ella es más competitiva que yo.

Hikke volteó a ver a esta para confirmar si era verdad, y ahora que lo pensaba, un violín era lo que le faltaba practicar.

— ¿Podrás vencerme? —retó Astrid.

—Lo intentaré. —dijo orgulloso.

—Creo que ya sé a quién más parece. —comentó Hiccup bromeando. —Entonces... ¿nos vamos?

—Sí, pero me quisiera cambiar de ropa, ¿y tú, Hikke? —preguntó Astrid viendo el smoking rentado del niño.

—Eh... sí, es algo molesto. —contestó aflojándose la corbata. —Pero mi ropa está en el otro vestidor.

Pronto el chiquillo salió de la habitación dejando a Hiccup y Astrid solos, estos se ruborizaron como si fueran novios primerizos, tanto que el castaño dijo que saldría para dejarla cambiarse a pesar de ya conocer su cuerpo.

Escuchando a tu destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora