Parte III

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Perdieron la noción del tiempo que pasaron hablando, cada uno contado acerca de las experiencias por las que pasaron durante el tiempo que duraron alejados; riendo, felices de ignorar todo a su alrededor; la noche aún era joven y prometía demasiadas cosas.
En un impulso arrebatado Astrid se lanzó a los labios de Hiccup, acallando de esa manera su risa, este nada lento tomó su ritmo, deseoso de sentirla, tocarla, tenerla cerca de él antes de que se volvieran a separar, pero también era un caballero y debía controlarse por la mujer que amaba.

—No, sigamos. —Insistió Astrid sin dejar de besarlo.
— ¿Estás segura? —Hiccup la detuvo y la apartó sutilmente de él para saber la respuesta.

Con la luna, como único testigo, presenció el momento en que su amada novia le dijo que sí, y procedía a quitarse el pequeño suéter blanco que llevaba puesto.
Para Hiccup tal vez no era el lugar más adecuado, pero tener su aprobación lo hizo apasionarse y a entregarse con la misma añoranza que lo hacía ella. Estaban enamorados y sólo eso bastaba-
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Una vez consumado su amor, bajaron de donde estaba y se dirigieron a un sofá que estaba en la azotea con varias mantas sobre ella, Hiccup se recostó primero e invitó a su lady a hacer lo mismo, esta se dejó abrazar por la espalda y ser cobijada tanto por la manta como por sus brazos.
—Gracias, Astrid. Te amo. —Le susurró al oído.
—Yo también Hiccup.
— ¿Vendrías conmigo?
Eso alteró los sentidos de la violinista que la hicieron aferrarse al abrazo de Haddock. ¿Irse con él? Era lo que más quería, apenas respondería cuando...
—Cásate conmigo...
Eso la hizo sonreír aún más, se giró un poco para verlo a los ojos y decirle su respuesta.
—Sí me quiero ir contigo... y sí, me quiero casar contigo.

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Creo que va para largo, espero que les haya gustado.

Hasta la próxima.

Escuchando a tu destinoWhere stories live. Discover now