13

50.2K 4.5K 591
                                    

                  

Jungkook

A lo lejos escucho un llanto, quiero despertarme... pero no puedo. Mi cuerpo está recostado sobre una superficie algo dura y estoy en constante movimiento. Aunque estoy completamente dormido, puedo sentir un dolor apretarme el costado. ¡Es un dolor desgarrador! ¿Por qué no puedo quejarme?

Además, ¿quién está llorando? ¿Está llorando mi Yoo Soo? ¿Lo hace por mí? Lo último que querría yo es ver sus ojos llenos de lágrimas por mi culpa.

Pero de pronto, todo se torna blanco y en cuestión de segundos estoy... ¿en un bar? Y me estoy viendo a mí mismo, como si fuera una película, hablando con mis amigos... Hoseok y Namjoon.

—Hermano —me habla Namjoon— ¿Ves a esa chica sentada en aquella mesa?

Mi cabeza gira, para encontrarme a una muchacha de mi edad hablando sola. Parece estar loca. Quizás es una de estas chicas que les gusta emborracharse en soledad y lucir completamente patéticas ante el mundo.

—¿Qué pasa con ella? —pregunto, sin dejar de mirarla

—Te reto a hablarle, si lo haces, yo pagaré todas las bebidas de esta noche —responde divertido

—Olvídalo —suelto de mala gana

—Oh, por Dios —ríe ahora Hoseok— Alguien por aquí le tiene miedo a una mujer, ¿Qué? ¿Ahora Yu Ri te ha domado de tal forma con tan solo un anillo?

Dejo la botella de cerveza violentamente sobre la mesa y me coloco en pie al escuchar sus palabras. ¿Domado yo? Nunca. Así que me dirijo hasta donde la muchacha y me fijo que su maquillaje está corrido. Patética.

—¡Todos son unos malditos mentirosos! —grita

¿Con esto tengo que lidear? Tiene que ser una broma. Vuelvo a mirar a mis amigos, quienes están riendo descaradamente al verme y les enseño el dedo. Vuelvo a centrar mi atención en ella, buscando la manera de cómo comenzar a hablarle.

—Oye, que un hombre te haya lastimado no significa que todos debemos pagar por sus malas acciones —mi boca suelta lo primero que se me viene en mente.

Al escucharme hablar, su mirada viaja a mí en confusión pero eso no me detiene. Su belleza roba mi aliento, sus labios en forma de corazón están abiertos, sus mejillas pintadas en un color carmesí... es simplemente indescriptible. Tengo que aclarar mi mente.

—No estaba hablando contigo —suelta con arrogancia y tengo que reír.

¿Cómo es capaz de hablarle así a un chico como yo? A pesar de que nota mi porte, tiene el atrevimiento de hablarme así y seguir normal como si nada. Mis ojos se dirigen a mis amigos y estos me invitan a volver con ellos. Pero no quiero y los ignoro por completo, centrando toda mi atención en esta chica.

Pero cuando voy a volver a hablarle, el sueño comienza a nublarse y es entonces que me doy cuenta de que no es un sueño, es un recuerdo... el recuerdo de la primera vez que conocí a Yoo Soo. Cuánto me gustaron sus respuestas, cuanto me atrajo... Yoo Soo, mi Yoo Soo... no puedo dejarla, no puedo dejar a mi pequeño, no puedo derrumbar las pocas fuerzas que tengo. Todavía no es hora de irme. Siento como mi corazón aumenta su pulso, una energía se apodera de mi cuerpo y en un impulso abro los ojos solo para encontrarme a una enferma.

—¡Has despertado! —exclama ella— ¿Tu dolor ha disminuido? Le avisaré al doctor que has despertado, traeré tus medicamentos ahora para...

—¿Podría decirle a mi novia que pase a esta habitación? —pregunto débilmente

—Lo siento, no creo que pueda recibir visitas aho...

—Por favor —le corto— Ha estado esperando por mí, aunque sean unos minutos, solo quiero verla.

—Solo pueden ser unos minutos, ¿está bien? —susurra— Luego enviaré al doctor.

Asiento y, discretamente, sale de la habitación. No aguanto mis ansias de verla con su pancita, de mirar su sonrisa... La puerta se abre de repente, revelando su figura... ahí está ella y se dirige hacia mí. No se necesitan palabras, me abraza y comienza a llorar sobre mi pecho.

—Pensé que me dejarías —dice, sollozando.

—Hey —susurro, tomando su rostro. Sus ojos están cansados— Tengo que cumplir mi promesa de siempre estar a tu lado.

Deposito un pequeño beso sobre sus labios secos.

—Estuviste dos días en coma, Jungkook, fue como una pesadilla —me dice atemorizada. ¿Cómo es que una persona podía preocuparse tanto por mí— Comenzaban a hablarme de cuánto tiempo te podrían dejar en ese estado, y cuándo deberían tomar la decisión de desconectarte...

—Pero ya estoy aquí, pequeña —respondo— Estoy de vuelta, y me sana que ambos hayan esperado por mí.

—¿Quieres hablarle? —me pregunta, con sus ojos iluminados. Se separa un poco de mí para dejarme a la vista su gran vientre.

—Tengo una mejor idea. —le digo y con su ayuda me incorporo en la cama. La herida aún duele pero no lo suficiente como para impedírmelo.

—¿Qué tienes pensado, Jungkook? —pregunta divertida

—Solo escucha —le respondo

Acerco mi rostro a su vientre y sin más comienzo a cantar una melodía suave que siempre solía escuchar de parte de mi madre cuando era pequeño. Y en cuestión de segundos, ya tengo respuesta de mi pequeño cuando comienza a moverse dentro de Yoo Soo.

Daddy to be: Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora