Capítulo 15

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Siento como la cama se hunde a mi lado y despierto de un sobresalto muy asustada. Entrecierro un poco los ojos para poder ver mejor. Me encuentro con un Steve vestido con una camisa color gris arremangada hasta los codos y un pantalón de vestir negro. Se ha quitado la corbata y me mira con una increíble sonrisa en los labios.

Esta impresionante.

Como siempre

Se inclina despacio hacia mí y me deleita con un gran beso en los labios. Yo se lo devuelvo con todas mis ganas. Estiro mis manos y enredo mis dedos en su pelo. Lo atraigo más hacia mí pegándolo a mi cuerpo y nuestro beso se intensifica aún más. Steve baja una de sus manos hasta mis muslos desnudos y yo me estremezco ligeramente al sentir el dulce tacto de su mano sobre mi piel caliente.

Gimo contra su boca.

Seguimos besándonos intensamente hasta que nuestros labios nos duelen y, a regañadientes, Steve se separa de mí y rueda hasta quedar acostado a mi lado. Se gira un poco hacia mí, toma uno de mis rizos rebeldes y juega con el distraídamente.

—Buenas noches, preciosa.  —Se inclina hacia mí y me da un beso en los labios

—Buenas noches, precioso.

<<Deja de ser tan cursi Beth>>

—¿Quería usted verme señorita?  —Arquea las cejas juguetonamente y no puedo evitar sonreír.

—Sí, mucho.  —Estiro mi mano y acaricio su negro y sedoso pelo.

—¿Ah, sí?  —Se incorpora de la cama y se coloca sobre mí con ambas rodillas al lado de mis costillas.  —¿Mucho?  —Entonces se sienta sobre mis caderas y me acaricia todo el cuerpo desde mi rostro hasta mi cintura con sus manos lenta y provocadoramente sobre mi camiseta.

Dios, dame fuerzas, dame fuerzas...

Cierro los ojos y me dejo de llevar por el dulce escalofrío que me recorre por todo el cuerpo. Siento como introduce una de sus manos por debajo de mi camiseta y la posa sobre mi seno izquierdo y me retuerce el pezón. Doy un ligero brinco y el muy cabron se hecha a reír.

¿Siempre tendrá este efecto sobre mi cuerpo?

—Steve.  —Gimo por lo bajo.  —Necesitamos hablar.

—¿De qué?  —Se inclina sobre mí y me da un fuerte beso en los labios y en cuestión de segundos siento su creciente erección contra mi vientre. Grito pero, se ve atrapado por su boca.

Oh, madre mía.

Introduce su otra mano debajo de mi camiseta lentamente quemándome la piel ya sensible con el contacto de sus dedos sobre mi otro pezón.

Mi maldito cuerpo traicionero da otro respingo.

—Oh, cariño.  —Gime contra mi cuello.  —Eres tan receptiva a mis caricias...  —Me mordisque el lóbulo de la oreja y todas mis terminaciones nerviosas se ponen en alerta roja.

Maldita sea.

Necesito hablar con el de muchas cosas esta noche y, con el besándome y tocándome de esta manera, terminaremos haciendo de todo, menos hablar.

—Steve, para por favor.  —Le doy un ligero empujón en los hombros y logro sacármelo de encima.

Saca sus manos de mi camiseta y deja mis pechos en paz.

—¿No quieres hacer al amor?  —Pregunta con el ceño fruncido.

¡Claro que sí!

—Si pero, necesitamos hablar.  —Susurro un poco temerosa.

Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora