Capítulo 19

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Un reguero de besos por todo mi rostro me despierta de golpe. Abro bien los ojos y me encuentro con dos preciosos ojos verdes mirándome con ternura. Estiro mis manos y rodeo con ellos su cuello. Le sonrió adormilada y su rostro se dulcifica al instante. Se inclina y me besa en los labios.

Le devuelvo el beso con ganas y entierro mis dedos en su pelo jalándolo hacia mí hasta que nuestros cuerpos quedan pegados el uno del otro. Siento su creciente y firme erección contra mi vientre y gimo en su boca. Nuestro beso se intensifica a cada segundo y cada uno de mis sentidos se nublan dejando que mi cuerpo tomo el control de la situación ardiendo por dentro al sentir el cuerpo de Steve sobre el mío.

Tengo que parar esto.

Si continuamos así, no habrá poder humano que nos detenga y, eso sería peligroso teniendo en cuenta que él no tiene condones en estos momentos. Tomo acoplo de las pocas fuerzas de voluntad que me quedan y lo separo de mí empujándolo con mis manos sobre su pecho. Rueda sobre mí cayendo a mi lado en la cama mirando hacia el techo y mascullando algo sobre métodos anticonceptivos.

Pongo los ojos en blanco.

—Ya te lo dije.  —Se pasa una mano por el pelo.  —Cuando lleguemos del viaje, iré a un ginecólogo.

—¿Ya tienes idea a cual ir?  —Rueda nuevamente sobre la cama y queda frente.

Mmmm, la verdad no había pensado en uno en específico. Sé que en el pueblo hay unos muy buenos.

—La verdad, no.  —Admito sonrojándome un poco. Steve estira la mano y la pone mi mejilla. Frunce el ceño meditando la idea.

—Si quieres, hablo con una especialista amiga de mi madre. Es una de las mejores ginecólogas del país.

¿Mejor ginecóloga del país? Ufff. No me quiero imaginar cuanto me costara esa consulta. Solo espero tener suficiente dinero para cubrir esa cuota.

—Sí, de acuerdo.  —Acepto sin pensarlo. Si el confía en ella para este asunto, entonces la mujer realmente debe ser buena en esta rama.

—Llamare a mi madre para que me dé su contacto. Se inclina hacia mí y me besa en los labios.

Me rodea la cintura con una mano y me atrae un poco hacia él. Como acto reflejo, entierro mis manos en su suave pelo y el gruñe por lo bajo y deja mis labios. En un nanosegundo, me llena la cara con trillones de besos por todos lados. Labios, mejillas, parpados, nariz... Lo dejo hacer. No puedo evitar sonreír como boba cuando Steve se porta tan cariñoso.

—¡Ya!  —Suelto una carcajada.  —¡Para!

—No.  —Pone una mano sobre mi cintura y me hace cosquillas sin piedad.

Mi cuerpo se arquea y revuelca bajo sus habidas manos. Meneo la cabeza de un lado a otro y pataleando como loca.

—¡Para por favor!  —Chillo histérica revolcándome sin parar.  —¡Basta ya!

Carajo. Si sigue así, me are en los pantis.

Afortunadamente, Steve deja de hacerme cosquillas y me relajo al instante. Menos mal. No creo poder aguantar mucho más. Abro los ojos y me encuentro con la dulce mirada de sus preciosos ojos verdes. Pone una mano sobre mi mejilla y la acaricia.

—Me vuelves completa e irracionalmente loco, Bethany Love Thompson.

¿Qué yo lo vuelvo loco?

Más bien es todo lo contrario. Es el quien me vuelve completamente loca hasta perder los sentidos. Es el quien me hace actuar de manera irracional cuando estamos juntos. Es el quien me hace me hace perder la coherencia y tomar mi cuerpo como quiere.

Destino InciertoWhere stories live. Discover now