Capítulo 1

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- Aléjate – grito molesta

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- Aléjate – grito molesta.

Un hombre no deja de perseguirme.

- Aléjate – vuelvo a gritar.

Estoy asustada. ¿Dónde rayos dejé estacionado mi carro? Ya lo vi. Corro hacia él, pero el hombre me detiene.

- ¡Suéltame! – exijo. Él solo me mira - ¡suéltame! – empiezo a forcejear.


2 MESES ATRÁS


Un día más de trabajo pesado, pero como siempre mi lindo admirador lo va a convertir en un hermoso día. Si tan solo supiera quién es.

- ____ otra vez recibiste flores. – dice mi amiga Yoona acercándose a mi escritorio con el ramo – Tiene una tarjeta. Al fin

- Lo sé... esta es la primera vez que me escribe – digo emocionada. 

Ella coge la tarjeta y la lee.

- "Cada vez que te veo quedo impresionado por tu hermosura". Wuuu, ___. ¡Qué lindo! Me pregunto quién será tu admirador secreto.

- A mí también me gustaría saber, hace un año que recibo estos regalos.

- Espera hay algo más – dice Yoona – ¡Ay, mamá! – dice asustada

- ¿Qué pasó? – la miro

- No sé si llamarlo lindo o macabro – la miro aún más confundida – solo escucha... "Cada vez que te veo me convenzo a mí mismo de que debes ser mía. Solamente mía".

- Ok. Es posesivo, pero no le veo lo malo

- Espera, aún hay más.

Me quedo mirando a Yoona.

- "Eres mía ___, eres mía; y eso lo sabrán los demás". – Yoona me mira - ___, dime algo. ¿Estás bien?

- Sí, solo es que woo, eso fue muy profundo y ...

- Lo sé.


Ese día, de regreso a casa después del trabajo, había una ambulancia en el vecindario. Al acercarme pude percatarme de que llevaban a una persona en una camilla, la estaban llevando de emergencia. Me acerqué más, y me di cuenta de que había ocurrido un accidente automovilístico y ese auto pertenecía al de mi mejor amigo Johann. De inmediato me dirigí al hospital, encontrándome con sus familiares.

Al par de horas, el doctor nos comunicó que Johann se recuperaría, solo necesitaba reposar.

Esperé mi turno para poder verlo.

- Hola, renegona – esbozó una sonrisa

- Monce, mira cómo has quedado, te vas a poner más feo de lo que eres.

- Gracias por venir a visitarme, ya te puedes ir – bromeó

- ¿Qué pasó? - pregunté.

- Los frenos me fallaron y pues choqué.

- ¿Cómo así?

- ___, esa era una carcacha, en cualquier momento me iba a pasar algo, y pues aquí estoy con una costilla rota y el cuello lesionado.


Seguí acompañando a Johann por un par de minutos más hasta que la enfermera me avisó que ya debía retirarme. Le di una sonrisa a mi amigo al despedirme de él e irme de vuelta a casa. Desde ese día, sin saberlo, había empezado la pesadilla.


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