Capitulo 31.

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[Narra Matteo]:

Tras lo sucedido con Luna anteriormente en medio del jardín, decidí que era mejor hacer un poco de tiempo para empezar con el plan sin levantar ningún tipo de sospechas.
Lo primero, era sacarme de en medio a Ambar.
Sabía perfectamente de que era capaz ella y no era cuestión de crear una tercera guerra mundial.
Todo esto se había vuelto algo personal, tanto que solamente yo podía encargarme de llevarlo finalmente a cabo.
Y obviamente, como todo el mundo sabe, Matteo Balsano, jamás pierde una batalla.

El reloj marcaba las 11:50 de la noche. Me encontraba en mi habitación sentado a los pies de la cama. Hacía aproximadamente veinte minutos desde que había regresado de darle las buenas noches a Ambar.
Si quería que todo el plan saliera a la perfección, debía actuar con total normalidad.
Cinco minutos mas tarde.
Estaba parado frente a la puerta, la cual abrí con absoluta delicadeza. No podía permitirme hacer ningún tipo de ruido que pudiese levantar sospechas.
Caminé sigilosamente recorriendo todo el largo del pasillo, doblé a la izquierda y una vez ya frente a la habitación de Luna, abrí la puerta metiéndome dentro.

[Narra Luna]:

Y allí estaba. Frente al lavaplatos de la cocina, el cual se encontraba ya vacío. Después de un largo proceso de limpieza, había conseguido terminar por fin con toda la loza.
Aunque no era eso lo que realmente me preocupaba.
En todo ese tiempo, no había dejado de pensar en mi terrible metedura de pata.
Matteo me había descubierto abrazada a Simón.
Sabía que escondía algo y también sabía que ese algo tenía forma de hombre.
La que no sabía desgraciadamente lo que iba a hacer era yo.
Esta situación no se podía volver a repetir, por que la siguiente en vez de ser Matteo podría ser con Ambar. Y eso justo era lo que menos quería.
Coloqué cada cosa en su lugar y tras asegurarme que todo en la cocina se encontraba en orden, apagué las luces y caminé rumbo a mi recamara.
Una vez allí, abrí la puerta y rápidamente alguien me cogió acorralandome contra la pared.
Cerró la puerta y tapó con su mano, mis labios.

-Llegas tarde Cenicienta, son las 12:01.- Susurró una voz conocida.

-¿Quién eres?.-Forcé la vista tratando de reconocerlo entre tanta oscuridad.

-Eso es lo que venía a preguntarte yo a vos...¿quién era aquel chico?.- Apartó su mano de mi boca.

-¿Eres tú chico fresa?.- Alcé la voz muy sorprendida.

-Sh...- Se llevó el dedo indice a sus labios. -Eso no responde a mi pregunta chica delivery.- Se acercó ligeramente a mi.

-No es de tu incumbencia.- Gruñí dandole un pequeño empujón.

-Sino lo fuera, no estaría acá. Además no creo que a Ambar le guste saber que tenes a tu noviesito escondido en alguna parte de la mansión.- Su voz se volvió amenazante.

-No te atrevas.- Mis ojos se clavaron el los suyos.

-Probame.- Una sonrisa traviesa asomó entre sus labios.

-¿Sabes qué? Seguro que a Ambar lo que no le va a gustar nada saber, es que tienes la manía te meterte a urtadillas en mi cuarto a altas horas de la noche.- Me crucé de brazos.

-Ni se te ocurra.- Me advirtió.

-Pruebame.- Imité su voz tratando de provocarle.

Su mirada se clavó de forma intensa en mis labios, luego la desvió lentamente hasta mis ojos para terminar sonriéndome de lado. Un par de segundos después se acercó a mi oreja para susurrarme.

-Pensé que te gustaban los preliminares. Pero ya veo que a la chica delivery le gusta pasar directamente a la acción.- Bufó molestándome.

-No seas tan egocéntrico.- Gruñí apretando mis dientes. -Jamás tendré preliminares ni nigún tipo de acción contigo.- Le empujé separandolo de mi. -Para eso tengo a...-Hice un poco de silencio. -Mi noviesito ¿verdad?.- Solté una pequeña sonrisa acompañada de una carcajada traviesa y caminé hasta quedar frente a la cama.

-Ese noviesito tuyo, no tiene nada que hacer contra mi, no está a mi altura.- Negó con la cabeza mientras se reía muy seguro de si mismo.

-Oh cierto...-Fingí sentirme apenada. -Tú no le llegas ni a los talones.- Un sentimiento de satisfacción recorrió todo mi cuerpo.

-Muy alto no debe ser...- Hizo un pequeño parón. -Si está con vos.- Se encogió de hombros.

-Estúpido.- Le enseñé la lengua.
-Ya vete, quiero descansar.- Le indiqué con la mano.

-¿Por qué no decís la verdad?.- Se acercó a la puerta girandose para verme.

-¿Cuál?.- Alcé una de mis cejas.

-Te morís por estar conmigo.- Mostró una sonrisa traviesa.

-Fuera, fuera.- Le ordené muy molesta mientras empezaba a tirar los almohadones contra él para echarlo.

Finalmente conseguí echarlo de la habitación. Corrí hacia la puerta y tras fijarme que estaba bien cerrada, le pasé el fechillo.
Me dí la vuelta apoyándome contra la puerta y me deslicé poco a poco para terminar sentada en el suelo, al rededor de las almohadas.
Me sentía aliviada. Había conseguido librarme de él, sin que consiguiera averiguar el nombre de Simón.
Ahora si que nos iba a ser difícil poder vernos a escondidas sin que Matteo nos descubriera.
Sé muy bien que va a estar atento a cualquier movimiento en falso que haga y ahí...va a estar él para pillarnos.

[Narra Nina]:

Las 7 de la mañana.

Hacía varios días que no dormía tan agusto como la noche de ayer. Se notaba que ya podía respirar aliviada. Era como si un gran peso de mis hombros, el cual me hundía, se hubiera soltado, dejándome nadar tranquila.
Me conformaba con saber que Gastón ya no estaba molesto conmigo. Incluso le debía una vuelta en patines.
Lo cual cuando pase, va a ser para mi todo un logro.
Cogí mi computador y me volví a sentar sobre la cama.
Me acomodé contra el respaldo y abrí mi perfil en el Fab and Chic.

"Las mentiras son como anclas, lo unico que consigues con ellas es hundirte. Y no hay nada peor que herir a la persona que más quieres por culpa de ellas".

#Noalasmentiras #Sialafelicidad

Una vez publiqué el post en la página web, apagué y cerré el ordenador. Me levanté de la cama y me vestí con el uniforme.
Otra vez lunes...no hay nada peor que el principio de la semana.
Solté un largo suspiro y nada mas ponerme terminar de acomodar todas las cosas dentro de la mochila, salí rápidamente de la habitación rumbo a la cocina.
No le había contado absolutamente nada a Luna, de todo lo ocurrido ayer con Gastón.
Me moría de ganas por verla para poder agradecerle en persona todo lo que había echo por mi.
Se lo debía, no era posible tener una mejor amiga mejor que la mía. Luna era única e inigualable.
Solo tenía que ver si Gastón quería seguir teniendo una pequeña amistad conmigo, lo cual le preguntaría nada más llegase al Blake.

(ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHÍSIMO, QUE LE DEN A LIKE, COMENTEN DEJANDO SU OPINIÓN Y COMPARTAN LA HISTORIA CON TODOS SUS AMIG@S. OJALÁ LES SIGAN GUSTANDO TANTO LOS PRÓXIMOS CAPÍTULOS QUE VOY A SUBIR❤.)

Nuestro destino es chocar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora