Capítulo 20

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Olya entró en la casa de Arisha

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Olya entró en la casa de Arisha. Le habían dicho que debía fingir que nada había pasado, de manera que fue lo que hizo, actuó como si no supiera nada, aunque de vez en cuando sabía que alguna mueca se le escapaba. Los demás no le dieron importancia, suponiendo que era por todo el estrés que había tenido con lo que había pasado, ninguno podía suponer que ella había estado con el mismo Iván sólo unas horas antes de ir. Olya escuchó hablar a Devlin, Alex y Arisha, que le contaron quién era Iván y qué había pasado con ellos en el pasado, aunque no prestó demasiada atención. Tenía mucho en lo que pensar al respecto y lo haría al llegar a su casa. Sólo había ido allí a ver cómo se encontraba Alex de su herida y, viendo que estaba mucho mejor, al poco tiempo de que ellos terminaran de hablar, se excusó diciendo que al día siguiente trabajaba pronto y se fue de la casa, no sin antes darles un beso cariñoso a todos ellos.

Cuando se fue Olya, Devlin fue detrás de ella, para asegurarse de que llegaba bien a casa y para quién sabe qué cosas más, los últimos días desaparecía de la casa largos ratos, los demás suponían que estaba tratando de encontrar alguna información más.

Alex y Arisha se quedaron solos en la casa y, como siempre, la joven se mantuvo cerca de él, por si pasaba alguna cosa por la noche. En esta ocasión, la joven se sentó en el suelo al lado de la cama donde estaba él, de manera que se quedó dormida apoyada sobre el colchón sobre el que él descansaba. Alex la vio y sonrió, no quiso despertarla, había pasado unos días malos, de dormir poco, de manera que la dejó dormir allí y trató de quedarse dormido él también mientras deslizaba suavemente una mano sobre el largo pelo de la joven. Sus ojos se cerraron lentamente.

Poco tiempo después, un grito sacó a Alex de su sueño. Abrió los ojos alerta hasta que se percató de que aquel sonido venía de una Arisha que seguía dormida, estaba gritando en sueño y unas gotas de sudor caían de su frente, Arisha estaba teniendo otra pesadilla, no era algo raro en ella. Con suavidad, pero con firmeza, Alex sacudió el hombro de la joven, tratando de despertarla sin moverse mucho para no hacerse más daño en la herida. Segundos después, la joven abrió sus ojos, que lucían aterrados mientras Alex tiraba de ella para situarla junto a él en la cama y tranquilizarla.

—Eh, eh, tranquila, no pasa nada, todo era una pesadilla, tranquila.

La voz de él sonaba calmada, con cariño al tiempo que pasaba uno de sus brazos alrededor de la cintura de ella y la abrazaba contra su cuerpo. La joven se dejó hacer mientras trataba de controlar su miedo y sus sollozos descontrolados. Se sentía mal así, odiaba cualquier cosa que le hiciese perder el control sobre sí misma que tanto le había costado conseguir.

—Ha sido horrible, Alex —sin poderse controlar una vez más, le narró de manera resumida lo que había soñado—. Esa bala te mataba y... Y... Y luego conseguían alcanzarme a mí, y...

—Eh, nena, tranquila, ya pasó. Nunca habría dejado que esas personas te hicieran daño, ya lo sabes y yo no soy fácil de matar —su voz había sonado petulante, intentando así hacerla sonreír, aunque fuese ligeramente.

La voz del pasadoWhere stories live. Discover now