Una Mirada (Dramione) •EDITANDO•

Capitulo 6: Cumpleaños ¿feliz?

Normal POV

Hermione estaba plácidamente dormida en al comodidad de su cama, hasta que unos rayos de sol que se colaban por la ventana la despertaron. Abrió lentamente los ojos, aun adormilada. Lo primero que vio fue una hermosa rosa roja. Sonrió mientras la tomaba en sus manos y se sentaba sobre la cama, la acerco a su nariz, y aspiró su delicioso aroma. Sabía quien la había dejado ahí. Después de desperezarse, se dio una larga ducha. Se puso a pensar en los sucesos que habían pasado en las ultimas semanas. A pesar de sentir un poco de remordimiento, ya que aun no se lo había dicho a sus amigos por obvias razones, se sentía feliz. Disfrutaba de cada momento que pasaba junto a Draco, disfrutaba de cada caricia, cada palabra, cada beso lento o apasionado y sobre todo, disfrutaba la forma en que la hacia sentir. No sabía que eran, pero de lo que estaba segura, era de que ellos, eran un no sé que, que le encantaba. No eran amigos, tampoco novios. Eran mas un intermedio, un doloroso pero hermoso intermedio. Podían dejarlo cuando quisieran, el problema era querer dejarlo. Aunque la mayoría del tiempo se la pasaban discutiendo, que jamás estaban de acuerdo en algo, los dos sabían perfectamente que estaban locos el uno por el otro.

Salió de la ducha, se arregló y bajo las escaleras. Era sábado, por lo que no tenía que preocuparse por las clases. Abajo, se encontró con el causante de sus desvelos y suspiros involuntarios. Su corazón comenzó a palpitar rápidamente, como pasaba cada vez que lo veía. Él, por su parte, esperaba paciente a que ella bajara. Esa chica se había convertido en su adicción, a cada momento quería tenerla junto a él, besarla a cada instante. Sabía que esto se le estaba yendo de las manos, pero poco le importaba, Hermione le daba todo lo que necesitaba. Se giró al escuchar pasos bajar. Ahí estaba, tan hermosa como siempre, con esa sonrisa tan perfecta. Quizá no fue como sus antiguas conquistas, tan deslumbrantes, pero para él, para sus ojos, ella era la mujer mas hermosa que existiera.

-Feliz cumpleaños, Hermione- dijo mientras se acercaba a ella y depositaba un suave beso en su mejilla. Si, hoy era el cumpleaños numero diecinueve de Hermione Granger.

-Gracias- dijo ella con un leve rubor en sus mejillas. Aun no se acostumbraba a que le llamara por su nombre, aunque le gustaba. El sonrió mientras le extendía su mano para ayudarla a bajar los escalones restantes.

-¿Bajarás para desayunar?- preguntó. Ella sonrió de nuevo y asintió.

-Si, Harry y Ron me dijeron que me verían en la sala común de Gryffindor al medio día- respondió ella. Él asintió.

-Te veré en la noche, entonces- anunció mientras salía de la sala. A Hermione se le hizo extraño, ya que él, siempre, antes de irse le daba un beso. No pudo no sentirse un poco desilusionada.

Salió de la sala común, mientras caminaba, todas las personas con las que se encontraba, le deseaban un feliz cumpleaños. No le gustaba llamar mucho la atención, pero el ser la heroína de guerra, no le ayudaba mucho.

Llego al gran comedor, se sentó junto con sus amigos. Ginny le dio un abrazo mientras le deseaba feliz cumpleaños. Ron y Harry también le dieron un abrazo. Además de que cada uno le dio un detalle como obsequio.

-Gracias chicos- agradeció mientras les sonreía a todos.

-Hermione, yo tengo algo más para ti- anunció Ron mientras sacaba una pequeña cajita de su túnica- espero te guste- dijo mientas se la entregaba. Ella lo abrió y se sorprendió al ver una hermosa pulsera con su nombre incrustado.

-Es hermosa, Ron- lo volvió a abrazar, él le devolvió el abrazo- gracias- dijo ella aun abrazándolo. Cuando se separaron él la ayudo a ponersela. Se le veía satisfecha.

Lo que ninguno de los dos imaginaba, era que un Slytherin de cabello rubio platinado los miraba con la quijada y puños apretados. No toleraba ver como la comadreja abrazaba a Hermione, su Hermione. Si se abrazaban por un segundo mas, estaba dispuesto a irle a romper la cara al idiota ese. No sabía lo que sentía por Hermione, pero tan sola verla cerca de alguien mas, hacia que su sangre hirviera. Ella era suya.