Capítulo 4: "Odiosa noche"

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-Eso es justo lo que debes aplicar en ti, O'Donnell -respondió entrecerrando los ojos en forma desafiante mientras depositaba su maleta en la tienda-. No quiero quedarme despierto toda la noche por tus ruidosos ronquidos.

Tomé aire para responder, furiosa por supuesto, pero este retrocedió y salió de la tienda. Me levanté con la esperanza de terminar por insultarlo fuera, pero me encontré con mis padres y los Cooper, parados con bolsas en sus manos, al lado de la casa rodante.

-¡Vaya! Han terminado de armar todo, hacen buen equipo -iba a reprochar, pero qué más da, quien lo haya hecho no cambiaba en nada.

-Ahora que hemos comprado la cena, comamos y luego descansemos para dar comienzo mañana a nuestras grandes vacaciones -sí, "Grandes".

Por suerte, la gran luz de la caravana nos alumbraba mientras comíamos la cena como un gran reflector, sentados en unas pequeñas sillas de plástico. Todos parecían devorar la comida menos él. Solamente estaba relajado y comiendo de a poco. Por mi parte, no podía dejar de tragar, estaba hambrienta y cuando se hablaba de comida, ahí aparecía yo. No es que físicamente estaba pasada de peso, sino que al contrario, era bastante delgada a pesar de comer bastante, cosa que aun no entiendo, lo único que sé, es que mi metabolismo es verdaderamente extraño.

Pasaron unos quince minutos de risa mientras nosotras, las mujeres, no encargamos de limpiar los restos de comida hasta que llegó la maldita hora, sí, teníamos que ir a dormir, en la tienda, con Ryan... No quería ni recordarlo. Ambos nos acercamos a la entrada de esta y nos miramos curiosos.

-Déjame entrar primero, me calzo el pijama y luego entras tú ¿De acuerdo? -propuse lo más tranquila que pude para no iniciar una discusión.

-Has lo que quieras -respondió cruzándose de brazos y mirando hacia otro lugar.

Entré, cerré la cremallera y me puse mi pijama verde claro con algunos dibujos de los Looney Tones, los amaba y me encantaba llevarlos en mi ropa, eran una marca registrada de mi infancia. Salí de allí, con la intensión de que él entrara para cambiarse pero se detuvo en seco. 

-Bonito pijama -dijo de forma sarcástica-. ¿A quién se lo has robado? ¿A una niña de ocho años?

-No molestes Cooper, recuerda que si lo haces dormirás en el césped.

-Vamos O'Donnell, ni tú crees eso -entró y tuve que esperar cruzada de brazos fuera de la tienda.

Allí estaba, con su pijama ¿Cómo decirlo? Sin gracia, era simple y de un color azulado oscuro ¿Qué esperar de él? Me metí dentro de aquel lugar que parecía diminuto para mí aunque fuera lo contrario. A decir verdad, sacando mis alucinaciones, no era la gran cosa pero definitivamente no era pequeño, solo que con Ryan allí, sí. Las maletas estaban en los laterales de la tienda, así que él extendió su saco de dormir en el medio, junto a la mía sin opción, mientras yo ya estaba metida en ella, mirando hacia arriba.

-Apagaré la linterna, y te advierto que no molestes -dijo haciendo que me volteara para ver sus ojos agrios y de expresión molesta, si es que tenía alguna.

-No te preocupes, lo que menos quiero hacer es hablar contigo, señor centro del universo -pude oír como gruñó de molestia y cerré mis ojos satisfecha.

Bien, solo debía dormir, tenía que oír los sonidos de algunos insectos para relajarme al menos un poco y luego... ¿En serio creía que iba a poder dormir? Seré tonta, con él a mi lado, todas las cosas que quería hacer se volvían un caos. Me giré a un costado, luego a otro y así varias veces. Me voltee a intentar verlo pero la oscuridad lo impedía. Volví a moverme, otro poco más, una vuelta y seguía incómoda. Cuando quise volver a intentarlo, sentí que choqué contra alguien ¿Quién más podía ser? Sí, él.

-¿Qué haces? ¿No ves que intento dormir? -dijo prendiendo la linterna mientras me dejaba casi ciega por ponerlo frente a mis ojos.

-Apaga esa maldita cosa, Cooper.

-¿Qué rayos te pasa? ¿No puedes simplemente dormir? si quieres irte al césped, hazlo, por mí sería un gran favor.

-Cállate y hazlo tú si tanto te quejas.

-No, ahora cállate y duérmete.

La apagó y todo volvió de nuevo a como estaba hacía dos segundos atrás. Oí que su saco hacía ruido, indicando que se acomodaba para dormir, mientras yo tenía los ojos como un búho. A los minutos deduje cual era mi problema; Saber que lo tenía a centímetros me incomodaba, así que se me ocurrió una muy buena idea.

-Oye, despierta si es que estás dormido.

-Maldición ¿Y ahora qué quieres? -me dijo furioso y volviendo a prender la linterna.

-Ayúdame a correr las maletas.

-¿Qué? ¿Para qué quieres correrlas ahora? Déjame dormir de una maldita vez O'Donnell.

-Pongamos las maletas en medio y así podremos dividir la tienda.

-Es una broma ¿Verdad?

-Piénsalo, no nos veremos la cara cuando despertemos y así no estaremos de malhumor durante el día.

Aceptó -aún no sé cómo-, y me ayudó a correr las maletas. Las dejamos en el medio y al volver a nuestros sacos, me relajé, ahora sí. Lo único que veía en su dirección era una muralla de maletas.

-¿Contenta? ¿Ahora me dejarás dormir? -pude oír entre la muralla.

-Sí, ahora cállate.

Me di la vuelta, lista para dormirme. Saber que algo nos separaba me dejaba en paz y tranquilidad. Cerré mis ojos lentamente y... No, no dormía pero estaba relajada. Al parecer estaba desvelada y por como soy yo, muchas veces tardo en conciliar el sueño por un par de horas. Miré en la oscuridad a la luna. Esta vez estaba en otro lugar desde que armé la tienda. Me acomodé y solo cerré nuevamente los ojos. Estaba despierta, pero no sentía el tiempo pasar, lo único que podía calcular es que había pasado al menos unos diez minutos. Mientras jugaba con mis dedos en la oscuridad, sentí un cosquilleo en mi brazo ¿Qué rayos? ¿Ryan? ¿Era él? No, no me tocaría ni con una rama, créanme, ya lo he comprobado ¿Entonces que era? Pasé mi mano, rozando lo que tenía y sentí unos pequeños palillos, así que esto de no ver nada me estaba exasperando. Pensé rápidamente en que podría haber en mi brazo y se me cruzó que era césped. Tomé mi Ipod con muy poca batería e iluminé. Ahogué un grito y comencé a golpeármelo ¡Toma esto maldita araña asesina! Al ver que le había errado y esta corría efusivamente sobre mí, grité aún más fuerte y comencé a moverme como una loca. Era gigante y a decir verdad, les tengo terror. Entre los saltos y manotazos, oí la voz de Ryan que comenzaba a quejarse con la voz soñolienta y prendía la lámpara: "¿Qué rayos te pasa ahora?" pude oír entre mis gritos. A los segundos, solo oí quejidos de su parte cuando la muralla de bolsos, cayó sobre él por mi culpa al darle un manotazo en el intento de quitarme el maldito bicho de encima. Quedé pálida mientras veía como intentaba quitarse los bolsos de encima, claro, que le resultaba difícil porque pesaban muchísimo. 

Maldición, tenía al peor insecto impregnado en mi brazo y a un Ryan, que puedo decir con certeza, furioso ¿Qué era lo que podía hacer en aquel momento? Sí, la única idiotez que se me ocurrió, salir corriendo antes de que me matara. Abrí la cremallera mientras me quitaba a la maldita araña y cuando intenté salir, mi pie se atascó en la tienda. Por suerte no tropecé para encontrarme con el suelo y corrí hacia afuera pero algo peor sucedió cuando me voltee. La tienda se desplomó sobre Ryan y las maletas... Bien, ahora debía prepararme para mi muerte, que sería lenta y dolorosa. En realidad, no debería estar sucediendo nada de esto, solo tendría que estar durmiendo plácidamente como un bebé mientras ignoro a Ryan... Pero no, sucedió todo lo contrario, ambos despiertos y él aplastado por una tienda y maletas.

Pálida, comencé a caminar hacia atrás mientras veía como él intentaba salir de allí abajo, de la odisea que yo había provocado. Iba a matarme, lo sabía muy bien y aún continuaba aterrada. Los adultos estaban durmiendo plácidamente y ni siquiera se enteraban de lo que sucedía, como siempre. Era como si para sus ojos, ambos fuéramos unos niñitos santos que nos llevamos fantásticos. Vi como sacaba una mano por debajo de la tela y se esforzaba por salir. Segundos después, ya estaba parado a unos metros de mí con un aura furiosa.

-¿Eres idiota? ¡Mira lo que has hecho!- gritó dejándome perpleja con su gran voz ¿Aun así los grandes no despertaban? Genial, pensé con sarcasmo.

-Lo lamento, no quise hacerlo, es solo que...

-No quiero escuchar más tonterías, vuelve a armar la tienda- dijo interrumpiéndome mientras me lanzaba rayos por los ojos.

Refunfuñé y fui sin pretextos. Debía aceptar que tenía razón en enojarse, yo había provocado ese "Accidente" Se paró de brazos cruzados mientras miraba mi trabajo. Vaya que estaba todo hecho un desastre por dentro.

Cinco minutos más tarde, ya había conseguido armarla. Ryan se dispuso a entrar pero lo detuve.

-No había colocado las estacas alrededor, por eso cayó tan fácilmente.

-Aun no entiendo como alguien puede olvidarse de algo tan importante como eso. Ojalá que duermas bien -me dijo frío ¿De qué rayos hablaba?

-¿Tú me deseas que duerma bien? ¿Por qué?

-Solo lo digo porque el césped no es muy cómodo.

 

Justo cuando iba a protestar, él tomo mi saco de dormir y lo quitó fuera de la tienda.

-No entres aquí por nada en el mundo, quiero dormir de una vez por todas y con alguien insoportable como tú, es imposible. Ve a molestar a los insectos.

-Esto no es justo Cooper, no dormiré aquí afuera -le clavé una mirada fría.


-Comienza a asimilarlo porque así será O'Donnell -se metió dentro de la tienda y cerró la cremallera.

Bien, estaba sola afuera, con un saco y en medio del césped. En aquel momento, lo único que quería era matarlo pero no, debía contenerme.  Me decidí en que iba a volver a entrar ya que no dormiría en el césped ni en broma, solo que esta vez iba a jugarle una broma para cuando despertara por venganza, es decir, me había tratado mal e intentó que durmiera fuera en el césped luego de haberle pedido disculpas. Para jugarle la broma, tenía que esperar algún tiempo, así se dormía bien y yo podía molestarlo sin que se despertara.

Pasaron veinte minutos en los que me mantuve sentada mirando el cielo un poco cubierto de estrellas. Fui hasta la tienda y abrí la cremallera, tomé un marcador negro de dibujo que estaba en mi bolso y comencé a hacer arte. Luego de unos segundos, tomé los bolsos, los coloqué en el medio nuevamente y me acosté en el saco sin hacer ruido. Todo salió según lo planeado, él no había despertado y yo ya me encontraba en pleno proceso para dormirme.

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Una luz me daba en los ojos mientras aún tenía los ojos cerrados y por ende, inconsciente. El calor del día me demostraba aún más que ya estábamos en verano, uno de las mejores estaciones para mi gusto. Deje de pensar en eso cuando alguien me comenzó a zamarrear.

-Basta, qui-quiero dormir -dije apagada, en eso era consciente de que parecía ebria al hablar.


-¡Despierta ahora mismo O'Donnell! -su voz me hizo abrir los ojos como platos. Oh, no, mi intención era despertarme antes que él y salir de allí pero me tomó por sorpresa.


-¿Qué sucede? -pregunté haciéndome la inocente y frotándome los ojos, ya era de día y el sol molestaba mi visión.


-Acabo de salir de la tienda -explicó entre dientes e intentando no matarme-, Y me han dicho que Picasso paso por mi rostro ¿Por qué crees que ha sucedido eso?


Iba a estallar de la risa, en serio, pero me contuve.


-No tienes nada Ryan ¿De qué rayos hablas?


Se volteó por un segundo y aproveché ese momento para salir corriendo de la tienda aun en pijamas. Los cuatro adultos me miraron extrañados sin comprender la situación, hasta que observé hacia atrás por sobre mi hombro, Ryan parecía que iba a comenzar a correr para atraparme. Oh, esto era malo, iba a tomar venganza contra mí. De lo único que podía reírme en aquel momento, era de los hermosos bigotes que tenía Ryan hechos con mi lindo marcador negro.

Tenías que ser tú... © [#TQST1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora