Capítulo 19

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Han pasado ya dos días, desde que Chris vino a verla y nadie más, después de aquel extraño hombre, ha vuelto a pasar por allí. Quiere pensar que en estos días la gente ya se ha olvidado de ella y les va mejor. Pero de nada sirve engañarse a sí misma. Por lo menos una persona sí que se ha olvidado de ella, por lo que se ve, para siempre. Christian ha decidido no volver, y es lo mejor, al menos por el bien de él. Lo peor de esa decisión sería que no la haya tomado él, que haya sido a la fuerza. Le preocupa no saber que le han podido hacer.

Su estómago ruge de manera furiosa. No ha vuelto a comer nada desde que Christian le trajo el cuenco, del que por cierto, nadie se ha molestado en venir a recoger los pedazos que quedaron. Se muere de hambre, y si el chico tenía razón y sus intenciones son matarla, van por muy buen camino de lograrlo.

Ha dejado de pensar en el dolor físico, sólo piensa en las cosas que no hará: nunca le dirá a su padre que le perdona, que empiecen de cero; nunca agradecerá a su abuela todo lo que ha hecho por ella y que gracias a ella es quien es; nunca vengará la muerte de su madre; nunca será amiga de Sergio, este la odiará por no haber vuelto a saber de ella; Chris nunca sabrá lo que significa para ella; nunca conseguirá su primer empleo; no se casará; no llegará a formar una familia; no tendrá la suerte de poder envejecer junto a la gente que quiere…

También piensa en las cosas que no volverá a hacer: no volverá a tocar con su grupo, no podrá hacer lo que más le ha gustado en la vida junto a algunas de las personas que más ha querido; no volverá a ver a sus mejores amigos, ni la loca de Moni, ni a la más cuerda de Claudia, ni a Iván; no volverá a tomarle el pelo a su abuela, a ayudarla a hacer repostería, no volverá a tener vergüenza de lo que le cose, como los pantalones-mantel, que acaba de darse cuenta de que los lleva puesto desde la noche del incendio, están ennegrecidos; no volverá a ir al instituto, cosa que pensó que nunca echaría de menos; no volverá a ver a su padre; tampoco volverá a ver a Christian ni este la echará de menos…. Y otras tantas cosas que nunca volverá a hacer.

También le da por pensar en otras cosas tan insignificantes que nunca se ha parado a pensar, como ver el rosado amanecer o ver el cielo cubierto de estrellas, sentir la lluvia colarse por los poros de la piel, el calor abrasador de verano, el olor de la brisa marina, el olor a castañas y leña por navidad…

Las lágrimas le han dejado churretones negros recorriendo sus mejillas. Se las seca y se percata de que tiene moratones en los laterales de la muñeca de cuando Chris la hizo daño, aparte de las marcas en las palmas de las manos que se ha hecho adrede con las uñas. Prefería que la hiciera daño antes que no volverle a ver.

La música ha estado con ella siempre que la necesitaba, cuando estaba mal era la que más le ayudaba a seguir adelante, ahora ya no le queda ni eso. No se da cuenta de que empieza a entonar, al principio con voz ronca, una triste canción de Sia, Breathe me.

“Help, I have done it again.

Lake VioletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora