Capítulo 1: Callejón Diagon.

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-Mamá- la llamó - ¿puedo pasar él resto del verano en la casa de los Weasley?-La señora Granger volteo a verla y asintió con una sonrisa.

-Claro que si, hija -Hermione se acerco a su madre y le dio un cariñoso abrazo. Después de agradecerle subió a su habitación y acomodó todas sus cosas en su baúl, también llevo algunos libros para distraerse.

Domingo.

Hermione se despertó gracias a la alarma, se estiró y después entro al baño para darse una relajante ducha. Ese día se puso unos vaqueros de mezclilla y una ramera amarilla, desenredó y alisó su pelo, se puso un poco de rímel y también brillo para labios. Cuando salio hizo un hechizo para reducir su baúl y así poder llevarlo mas fácilmente. Se despidió de sus padres prometiéndoles que les escribiría seguido. Agarró un puñado de polvos Flú y gritó:

-¡Callejón Diagon!- desapareció entre las llamas verdes de la chimenea y apareció en el Callejón. Miro su reloj. 9:30. Tenía tiempo, así que se dirigió a la librería a buscar un libro que quería desde hacia mucho tiempo. Se adentró, buscó en las estanterías hasta que lo encontró. Iba a tomarlo cuando una mano pálida también. Volteo a ver a la otra persona con el ceño fruncido. Era nada menos que Draco Malfoy.

-Granger- dijo él sin su habitual mueca de asco. Hermione quedo sorprendida por unos segundos, era la primera vez que no la llamaba -sangre sucia-.

-Malfoy- dijo ella de la misma manera viéndole a los ojos. Había un cambio significativo en él, sus rasgos no tenían rastros infantiles, se le veía mas maduro, había crecido desde la ultima vez. Salió de su ensoñación y volvió a mirar el libro que ambos sostenían. Él lo soltó e hizo una seña para que ella lo tomara- gracias- dijo confundida, no podía creer que este fuera él mismo hurón oxigenado de siempre. Éste asintió y se alejó de ella con su caminar aristocrático que lo caracterizaba. Vio como salio de la tienda, se acercó a pagar el libro y salió también para ver si podía alcanzar a verlo. A lo lejos pudo distinguir una cabellera platinada entrar a la tienda de Madame Malkin.

-¡Hermione!- escuchó que la llamaron a lo lejos, reconoció las cabelleras fuego y la azabache. Harry, Ron y Ginny se acercaron a ella con una gran sonrisa, cuando llegaron, Ginny le dio un efusivo abrazo- te hemos extrañado mucho- Ginny la soltó y enseguida Harry y Ron la abrazaron.

-Y yo a ustedes, chicos, y eso que solo ha pasado poco tiempo.

-Si, pero aun así nos haces falta, Herms-  Harry parecía mas feliz y aliviado como nunca antes, quizás se debiera al hecho que ya no tenia una carga enorme sobre sus hombros como el ganarle al mago tenebroso mas poderoso de todos los tiempo.

Después de eso, se dirigieron a la madriguera donde la mayoría de los Weasley estaban. Después de que saludara a todos los integrantes, a incluso Charlie, quien había decido visitar a su familia, se fue a la habitación que compartía junto con Ginny a dejar sus cosas y bajó a almorzar, puesto que aun no había probado bocado. Durante todo el almuerzo no pudo sacarse de la mente a cierto chico de cabello rubio platinado, tampoco esos ojos mercurio. Algo hacia que no dejara de pensar en él, en la forma tan intensa en que la miró y sobre todo esa forma en que la trató. Sin poder hacer nada, un sonrojo salió de la nada incendiando sus mejillas, haciendo que Harry y Ginny la miraran con curiosidad.

-Herms, ¿te sientes bien? Estas toda roja- preguntó Ron mientras terminaba de comer su pierna pollo. Hermione salió de su ensoñación y le sonrió.

-Me encuentro perfectamente, Ronald- dijo ella y él siguió con su comida. Algunas cosas nunca cambian.

Malfoy Manor.

Draco se encontraba acostado boca arriba en su enorme cama, su cuerpo estaba envuelto en su sábana de seda plateada. Su pelo normalmente impecable se encontraba totalmente desordenado y le caía libremente por sus ojos. En unas semanas regresaría a Hogwarts, cursaría su séptimo y ultimo año, ya que por la guerra no hubo exámenes, pero aun así abrirían la puertas.

Después de la batalla, su padre había sido condenado a una larga condena en Azkaban. Su madre salió en libertad gracias a la intervención de Potter. Él había sido juzgado pero demostró que había sido obligado a unirse a las filas de Voldemort por su padre, y solo lo obligaron a terminar sus estudios en el colegio. Vivía con su madre y su tía Andromeda, ya que se reconciliaron.

Habían pasado varias semanas desde que se había encontrado con Granger, si, Granger. Nunca más volvería a insultarla, ya no, después de la guerra Draco no tenia porque fingir que odiaba a todos los -sangre sucias- y los que no tuvieran sangre pura. Lamentaba mucho haberlos tratado como seres inferiores, pero no podía hacer nada, desde prácticamente desde que nació le habían inculcado a odiar y repudiar a los que no fueran de su mismo estatus. Si no, las consecuencias implicaban castigos severos de ese hombre que se hacia llamar su padre.

Desde ese día no pudo sacar la mirada de esos ojos marrón, su su cambio desde la ultima vez que la había visto. Sin duda, ahora que había pasado todo, trataría de hacer las pases, por lo menos.

Una elfina domestica se aparecio en su habitación.

-Joven Malfoy- lo llamó haciendo una exagerada reverencia- La ama dice que la cena esta lista- Draco se puso de pie y camino hacia la puerta de su habitación.

-Gracias, Anky- Draco bajo al comedor en donde su madre y su tía se encontraban, también estaba un pequeño niño de cabello azul eléctrico- Buenas noches. Madre. Tía -saludó antes de sentarse en su lugar habitual. Enseguida otro de sus elfos le trajo la cena.

-Buenas noches, hijo- saludó su madre para después darle un beso en la mejilla. Draco sonrió y miró con curiosidad al niño que cambiaba el color de su cabello. Era un metamorfomago- él es Teddy Lupin, sus padres eran Remus Lupin y Tonks, tu prima-Draco asintió. La cena paso con tranquilidad entre risas y palabras incoherentes del pequeño Teddy.

-Draco- lo llamó su tía mientras limpiaba la boca del niño-Tus cosas para Hogwarts ya están en tu habitación, me encargue de que tuvieras todo lo necesario- Draco asintió y sonrió agradecido a su tía.

-Te lo agradezco. Bueno, me voy a retirar a mi habitación-se puso de pie y subió las escaleras para su recamara.

A pesar de no querer regresar ese año, su madre se lo había pedido, ya que lo creía necesario para que olvidara todo lo que había pasado. Aunque Draco no estaba de acuerdo, puesto que la gente lo miraba con odio y recelo cuando caminaba por las calles, sentía el rechazo de las personas, pero los entendía, él mismo se daba asco por ser un ex-mortífago. Se arremangó la manga de su traje y observó esa marca que lo acompañaría por él resto de su vida. Suspiró y decidió seguir pensando en esa muchacha de pelo castaño, ya quería volver a verla. Cerró sus ojos dejando que el sueño lo venciera.

Editado√√ 22/12/16

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Una Mirada (Dramione) •EDITANDO•Where stories live. Discover now