39-Orgullo.

7.1K 574 38
                                    

Aaron's POV:

—Te ves miserable —me dijo Maggie en cuanto entró a mi oficina con dos tazas de café.

Yo sonreí falsamente.

—Gracias —dije sarcásticamente mientras ella me tendía una de las tazas de café.

Ella hizo mala cara.

—Sabes a lo que me refiero —dijo ella sentándose en el sofá de mi oficina.

Yo asentí cortamente. 

—Lo sé —dije dándole la razón.

Margarita Morales me conocía muy bien. Cuando éramos niños, solíamos ser inseparables. Ella era mi confidente, con ella hacia la mayoría de mis travesuras de pequeño. Éramos como hermanos, pero luego ella y yo cambiamos y simplemente nos apartamos.

—Deberías buscarla —me sugirió ella.

Hacía dos semanas había tenido mi discusión con Jamie y desde entonces no habíamos hablado en lo absoluto. Al parecer, ambos éramos lo suficientemente orgullosos como para no buscar al otro.

Yo negué con mi cabeza y di un sorbo a mi taza de café.

—No —dije firme.

Maggie negó con su cabeza.

—Búscala —me alentó ella.

Nuevamente negué con mi cabeza.

Otra de las razones por las que no he buscado a Jamie, es porque temo su reacción, yo sé que ese día dije cosas muy hirientes, simplemente me dejé llevar por la ira y cuando caí en cuenta de lo que había dicho, ya era demasiado tarde.

¿Por qué los enamorados seremos tan idiotas?

La extrañaba. La extrañaba a cada momento. Extrañaba sus mensajes, extrañaba escuchar su voz a través del teléfono, extrañaba sus visitas inesperadas, la extrañaba a ella. Dormir era un lujo, pasaba mis noches en vela pensando en ella. Tenía la cabeza en la luna. Esta semana había sido un completo desastre. Había confundido unos documentos de suma importancia y siempre llegaba tarde a las reuniones, estaba hecho un desastre.

—Sí serás idiota —reprochó Maggie.

Simplemente la ignoré y continúe bebiendo mi taza de café.

~•~

Jamie's POV:

—Y esos son los síntomas del síndrome de Stendhal —nos explicó el maestro.

Escasamente lograba escuchar su voz, me era casi imposible mantener mis párpados abiertos. El cansancio me agobiaba absolutamente. La ausencia de Aaron en mi vida estaba causando estragos que cada vez me deterioraban más y más. No entendía porqué él no me buscaba y yo no entendía por qué yo no lo buscaba. Una barrera invisible nos separaba. Yo sé que todo fue culpa mía, ahora que veía las cosas desde otra perspectiva, lo entendía, digo, si él fuera el que se embriagó en una fiesta y diera un espectáculo a un monton de chicas ebrias, yo estuviera hecha una fiera, pero soy lo suficientemente estúpida como para no llamarlo y pedirle una gran y merecida disculpa.

(...)

Estaba acicalandome en los baños de un reconocido teatro. Verificaba que mi maquillaje, peinado y vestuario estuvieran en su punto. Hoy era mi audición para el Institute De Danse De Paris. El nudo en mi estómago era enorme. Los nervios me estaban carcomiendo entera. Me sentía apunto de lanzarme al vacío, a punto de zambullirme en el agua sin pipeta de oxígeno, a punto de volar, sin tener alas. La única vez que me presenté frente a un público fue junto con Aaron, pero él ya no se encontraba junto a mí. Ensayar durante estas dos semanas ha sido tortuoso, ya que cada vez que movía mi cuerpo al ritmo de la música, imaginaba que el cuerpo de Aaron estaba junto al mío. Física y emocionalmente estaba agotada. Entre mi trabajo en la cafetería, los ensayos, la universidad y mi situación actual con Aaron, me sentía realmente miserable.

Dile adiós a la inocenciaWhere stories live. Discover now