CAPITULO IV

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Inmediatamente de que abrí la puerta fui empujado hacia dentro de mi casa y arrastrado hasta el sillón de la sala entonces con la poca luz de la luna que la venta la dejaba pasar pude ver a un Stephan con un rostro lleno de vida no como siempre se ve en la escuela, esta vez en verdad parecía vivo rebosante de energía y ¿miedo?

-Maldito seas, si tan solo me hubieras hecho caso y no te me hubieras acercado no tendría que matarte por lo que viste.-dijo mientras sacaba su navaja del pantalón apuntando al cuello.- pero primero te disfrutare ya que no pude hacerlo en la uni.

-P... por...favor no me mates...te juro que no le di...diré a nadie, haré lo que sea por favor.- me miro con una sonrisa

-Primero vamos a tu habitación no quiero que llegue tu madre y nos interrumpa.- lo conduje hasta mi habitación, al entrar me lanzo dentro tumbándome en mi cama-vamos princesa desnúdate tu solito.-Así lo hice, me quite todo incluso mi bóxer,

-Muy bien ahora ponme de humor, lo acabo de hacer con un tipo súper cogible, así que comienza por enseñarme como te masturbas, vamos túmbate en tu cama y comienza.- No podía desobedecerlo y pues fue así como me acomode en mi cama, sujete mi miembro y comencé a masajear cada vez más rápido hasta que estuvo erecto y duro.

- Excelente, no creí que tuvieras un cuerpo tan lascivo, ahora muéstrame tu ano- dijo sujetando mis tobillos y levantándolos hasta que pudo verlo, bajo mis piernas- sepáralas no puedo verte bien si las juntas, vamos sigue.- y lo hice separe mis piernas y seguí masturbándome, él seguía viéndome fijamente, hasta que se paró y se quitó completamente la ropa su pene estaba incluso más grande y erecto que con el otro chico - lámelo - se sentó en la cama, yo me pare de ahí y me hinque frentea él, tome su miembro entre mis manos y lo metí en mi boca era palpitante, rodeando con mi lengua su glande, succionando fuertemente, sentía como me sujetaba los cabellos haciendo que entrara más en mi boca- levanta un poco las caderas- lo hice- bien ahora...- sentí como dos dedos entraron en mí, al parecer tenían lubricante, se abrían y cerraban como si de tijeras se tratasen, no me dolía en absoluto inmediatamente metió otro ese si dolió un poco pero al poco rato pasó el dolor, mis gemidos se ahogaban por el miembro que tenía el mi boca - de seguro eras una puta en tu otra ciudad y por eso se tuvieron que mudar, pero si me estoy poniendo cachondo contigo Dándome una mamada.

-Para que lo sepas esta es mi primera vez- conteste cabreado por lo que había dicho.

-hu, muy bien la putita sabe defenderse, genial ahora que ya estás listo, recárgate en la cama.-se paró detrás de mí, yo me recargue en mi cama y sentí su miembro en mi entrada pero no sentía que trajese condón, antes de que pudiera pensar en otra cosa me penetro lentamente se quedó en esa posición un momento, hasta que inconscientemente comencé a mover mis caderas, Stephan me sujeto de la cintura y me levanto, él se sentó en la cama y yo arriba de él, su pene llegaba aún más profundo, me seguía sujetando de las caderas haciéndome subir y bajar aún con su miembro adentro, y entonces después de un tiempo me corrí, sentí como él también se había venido dentro de mí, lo único que pude coordinar a hacer por el temor de que sabía que era momento de que me matara fue besarlo dulcemente, sus labios eran suaves, sentí como algo se acercaba a mi espalda solo esperaba la hoja de la navaja atravesar mi piel lo cual no sucedió en cambio recibí un fuerte abrazo, su cabeza se acomodó en mi hombro y susurró entre lágrimas­ - porque
no puedo matarte? - salió de mi interior y se dejó caer sobre la cama, arrastrándome junto a él, nos dormimos profundamente.

EL ASESINO Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora