AUs de Solangelo.
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¿Quieres un one-shot de Solangelo en un AU (Alternative Universe) pero no sabes a quién pedírselo? ¿Quieres leer sobre Nico y Will como sillas pero nadie hace responde a tus plegarias? ¡Ya no más! Aquí llego yo a cumplir sus su...
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Will iba caminando tranquilamente por un parque, sumergido en sus pensamientos, que variaban entre su próxima prueba de biología y la familia de arañas que había anidado en un rincón de su cocina. Estaba en contra del maltrato animal, pero estaba considerando seriamente prender fuego la habitación para matar a esos bichos.
Hablando de fuego, Will deseó tener una chimenea por tercera vez en la semana. Según el noticiero, ése estaba siendo uno de los inviernos más fríos de la última década. Por esto no había nadie en la plaza además que él, a quien se le había roto la calefacción y no tenía nada que perder con salir al frío polar exterior. Gracias a la soledad, logró escuchar un débil "miau" cuando pasaba por debajo de un sauce llorón. Will miró a su alrededor, frunciendo el ceño y la boca a través de su bufanda. ¿Qué gato saldría con estas temperaturas a la calle?
Volvió a escuchar el maullido unos segundos después. Se dio cuenta de que venía de arriba suyo, por lo que levantó la cabeza. Logró ver a un gatito negro unas ramas más arriba, que lo miraba con unos ojos bien abiertos.
-Pobrecito, ¿qué haces ahí arriba con este frío?- le preguntó el chico mientras se subía a una rama sin dudarlo. Extendió las manos e intentó agarrar al gato, qué pareció titubear antes de dejarse sostener. Con cuidado, Will bajó y sostuvo al felino entre sus brazos. Medía apenas lo mismo que las manos de Will juntas.
-A ver, gatito, ¿tienes dueño?- preguntó el chico. Le palmeó el cuello, pero no encontró ninguna placa ni collar que indicara que el gato fuera de alguien. Acurrucado como estaba en los brazos de Will, temblando de frío, el animal lo miró. Y el corazón del chico se encogió un poco. Miró a su alrededor otra vez, esperando ver a alguien venir corriendo, sonreírle y agradecerle por haber encontrado a su gatito. Claro que esto no pasó.
Definitivamente, Will no iba a dejar que el animalito se congelara en el parque, de modo que se desenrolló la bufanda, cubrió al gato con ella y emprendió su camino a casa, manteniéndolo bien abrazado al cuerpo.
Cuando llegaron al departamento de Will, éste dejó al gatito en la mesada de su cocina y agarró un pote para postres. Puso la poca leche que le quedaba y le alcanzó el plato al animal. Él miró intensamente a Will, después a la leche y luego a Will.
-Tienes que tomarlo -explicó el humano.- Así.
Will mojó su dedo meñique en la leche y lo extendió hacia el gato. Éste intentó alejarse, pero al ir hacia atrás se tropezó con sus propias piernas y cayó sentado. Cuando el rubio le mojó prácticamente toda la cara con leche (Will tenía manos grandes y el gato era muy pequeño. No lo juzguen), el animalito hizo un gesto de asco arrugando la nariz. Después, se relamió los bigotes, nariz y labios, y finalmente salió disparado hacia el pote con leche y hundió su cabeza en él.
