Rocky Roads

Capítulo 5

Los paisajes y los bosques le hacían acordar a Ingrid. Todo en ese viaje le hacía acordar a Ingrid, después de todo ella fue quien se lo había recomendado. Quizás no lo había hecho directamente, pero las historias que le había contado sobre su experiencia habían quedado para siempre guardadas en la memoria de Emma.

Flasback

Emma entró a la habitación del hospital. Ingrid estaba acostada en la cama, con un par de cables conectados a ella, un suero y una máscara de oxígeno. Al verla así pensó en lo injusto que era esa situación, y rezó para que se recupere, para que no muriera a los cuarenta y cinco años. Emma se sentó en una silla al lado de la cama, y esperó pacientemente a que Ingrid despertará.

- Lo siento. – Se disculpó Ingrid cuando se despertó y se encontró con ella allí. – No quería que me veas así, quería que fuéramos una familia. – Dijo tristemente, mientras se sacaba la máscara para poder hablar mejor.

- No te disculpes, no es tu culpa. – Dijo Emma. – Yo también quería que fuéramos una familia. – Coincidió.

- Pensé que tenía mucho tiempo, que íbamos a poder compartir tantas cosas. – Dijo Ingrid secándose las lágrimas que caían de sus ojos.

- Quizás lo tengamos. – Dijo Emma dándole la mano para contenerla. – No podemos darnos por vencidas, hay que dar batalla. – Agregó intentando dar un poco de esperanza a ambas.

La acompañó a la sesión de quimioterapia. Emma odiaba los hospitales, pero por Ingrid estaba dispuesta a hacer el esfuerzo de quedarse. Ella no quería que Ingrid estuviera sola. Ingrid había sido la primera persona en hacer sentir a Emma que no estaba sola en el mundo, así que lo mínimo que podía hacer era devolverle el favor.

- Cuéntame algo lindo, algo que te haya gustado hacer o te haya cambiado la vida. – Pidió Emma a Ingrid para distraerla.

- Mmm, tú me cambiaste la vida. – Dijo Ingrid con una sonrisa.

- Eso no vale, tiene que ser algo que yo no sepa. – Protestó Emma.

- Bien. – Aceptó Ingrid. - ¿Alguna vez te conté sobre la vez que hice el Camino a Santiago? – Preguntó.

Y así fue como Ingrid le contó sobre el Camino a Santiago de Compostela. Le contó sobre su experiencia, sobre como fue encontrarse con ella misma al hacer el camino sola, sobre como fue conocer personas que la ayudaron en el camino y sobre como fue visitar los pueblos mágicos perdidos en medio del camino. También le contó sobre su ciudad favorita, León.

Fin del Flashback

De repente un lobo apareció en el camino, haciéndola salir de sus recuerdos. Al principio creyó que estaba loca o lo estaba imaginando. Pero a medida que se acercó a el, se dio cuenta que era real. El lobo le dio la espalda y salió corriendo para escapar de ella. Ante eso, Emma actuó instintivamente y le gritó que vuelva. No sabía porque había hecho, pero le salió del alma. Por un momento había sentido una conexión entre ese lobo y sus recuerdos.

Y allí en medio de la nada, se puso a rezar al universo. Rezó por Ingrid, y por su hijo/a, para que estuvieran en un lugar mejor. Rezó para pedir perdón por todos los errores que había cometido en su vida. Rezó para pedir un maldito milagro, el milagro de algún día poder ser todo para alguien.

Emma estaba tan pérdida en sus recuerdos, que no se dio cuenta de cargar sus provisiones con agua en Terradillos de los Templarios, ni en El Burgo Ranero. Cuando se dio cuenta que se había quedado sin agua no sabía cuanto le faltaba para llegar al próximo pueblo. No le quedaba otra que seguir caminando hasta encontrar agua, así que eso hizo. No había nada peor que caminar con sed bajo el sol de la tarde. Por momentos se sentía desesperada, con ganas de salir corriendo; y por otros pensaba que estaba flotando en el aire e iba a caerse. Cuando llegó a un puente, el cual no sabía si era Villarente o Castro, fue a la orilla del río que cruzaba y cargo agua en su termo. Le hecho un medicamento purificador y se sentó a esperar que haga efecto. Mientras esperaba, dos hombres extraños aparecieron y se sentaron también en la orilla del río.