8. SOBƎᴚ

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La fría llovizna comenzó a mojar su cabello. Pero a diferencia de toda la gente que aceleró su caminar para llegar a casa, él mantuvo su paso lento. No tenía ninguna casa a la cual llegar.

Aunque era algo inminente, no esperaba que fuera tan pronto.

Su madre finalmente se había enterado quién era en realidad su hijo.

Se había enterado que Jung Hoseok ya no era el niño de siete años que sufría de bullying porque su padre no asistía a las reuniones escolares... Ni el adolescente de 14 años que era golpeado porque le atraían las personas del mismo sexo... Ni el joven adulto de 18 años que vivía una asquerosa realidad apartado de la sociedad.

Su "pequeño Hobi" era un delincuente drogadicto que arruinaba la vida de otras personas sólo porque su vida no era la mejor.

No discutió su decisión de echarlo de casa, estaba en todo su derecho, aunque no tuviese la razón.

No podía permitirse decir "mi vida está arruinada", porque siempre lo estuvo. Su vida no sólo iba de mal en peor... En su vida no había un "bien".

Creyó que ese "bien" era Jimin, pero hacía meses que no lo veía.

Nada volvería a ser lo mismo, ya había llegado al punto sin retorno.

No podía estar más agradecido con el clima en ese momento, por lo menos bajo la ahora torrencial tormenta, no se distinguían las amargas lágrimas que caían por sus mejillas.

Eso era algo bueno.

Fue al único lugar en el que sabía que sería bien recibido... Un mugroso puente abandonado.

Se estaba esmerando en verle algún lado positivo a la vida, pero la vida no contribuía...

Dejó su mochila con las pocas pertenencias que tenía sobre el piso y se sentó apoyando su espalda en la pared.

Necesitaba drogarse, necesitaba que esa sustancia potencialmente mortal le hiciera dejar a un lado su asquerosa realidad... Y con algo de suerte lo matara de una vez por todas, pero suerte es lo que faltaba en su vida.

Hoseok se preguntaba si realmente valía la pena seguir adelante... Si su vida tendría algún futuro.

Sí, todavía le daba el beneficio de la duda, pues aún conservaba algo de esperanza.

Y aunque no quisiera admitirlo, esa persona era la que le daba esperanza... Esa persona que había desaparecido y que de alguna forma se había llevado su corazón consigo.
Esa persona que era dueña de sus ilusiones y esperanzas, y la única que le hacía sentir que estaba vivo.

Esa persona que acababa de aparecer frente a sus ojos en el puente que utilizaba para refugiarse de la realidad.

Y no, no estaba drogado.

Le faltaron fuerzas para abrazarlo. Lo había necesitado tanto.

Lo necesitaba tanto.

—No te confundas, Hoseok.

Fue en ese momento en que notó que su abrazo no estaba siendo correspondido.

Y quizás fue ahí cuando notó que sus sentimientos tampoco.

—¿Dónde estuviste PJ? —preguntó Hoseok limpiando sus lágrimas.

—¿No te dije que me llamaras papi? Eres un niño malo, Hoseokkie —el joven quien lo apartó traía consigo un nauseabundo olor a alcohol.

Nunca antes había repudiado tanto esa sustancia. Lo cierto es que el alcohol convertía la realidad aún más llevadera, pero si él no era el que estaba ebrio entonces no tenía ninguna repercusión "positiva" en su vida.
Por el contrario, toda relación con la bebida le traía a la mente los peores momentos de su vida.

—Te... Extrañé —susurró Hoseok aún algo conmocionado.

—No te con... fundas, Hoseok. Yo no quería verte, no quiero verte, ¿Pero adivina qué? No puedo encontrar a una persona que me folle tan bien como tú...

Debió suponerlo.

¿Por qué pensó que le importaría a alguien como PJ? ¿Por qué tuvo esa ilusión de que le importaba a por lo menos una persona?

Eres un maldito idiota, Hoseok... Se dijo a sí mismo.

Se sentía tan imbécil.

Se sentía tan desilusionado.

Sentía que no quería vivir. Aunque puestos al tema, jamás sintió que quería vivir. Sólo una vez, y la persona que le había dado esas ganas de vivir le estaba revelando que sólo era su juguete sexual.

¿Por qué se sentía tan doloroso? PJ nunca le demostró ser lo contrario... En todo caso había sido su culpa por confundirse.

—¿Por qué lloras, muñeco? ¿Dije algo malo? —preguntó colocando su mano en la mejilla de Hoseok.

—Déjame —respondió quitando su mano.

Sabía que esa era la clase de gesto y acción que molestaba de sobremanera a PJ, pero no le importaba. Ya nada le importaba.

Recibió los golpes uno tras otro sin oponerse, como siempre. Pero por alguna razón Jimin no parecía estarlo disfrutando esa vez.

—¿Te molestaste por lo que te dije, bebé? —dijo para luego besarlo.

—¡No me toques! —exclamó empujándolo.

—Pero... Yo quiero... —dijo tambaleándose hasta finalmente sentarse en el piso —Lo siento Hoseokkie... No quise decir... Eso. Perdóname.

Se preguntaba si era PJ quien le estaba pidiendo disculpas, o los muchos litros de alcohol que tenía encima.

Jimin continuó diciendo incoherencias que para sorpresa de Hoseok eran bastante coherentes; —Ya no quiero ser tu papi, ¡Es molesto! No quiero ser la persona que arruinó tu vida... Aunque esa persona fue tu madre, ¿Sabías?

Esperó a que Hoseok se sentara con él para proseguir.

La lluvia se detuvo.

—Tú no tienes un papi, Hoseok. Tu papi nunca se fue. Tú nunca tuviste uno. —Sacó una pequeña botella de licor y dio un corto trago—¿Sabes? Tu madre se embarazó de ti cuando trabajaba con... Alguien a quien conozco —comenzó a relatar con una pequeña sonrisa—. Trabajaba entregando su cuerpo a todo la ciudad... Lo que significa que puedes ser hijo de cualquiera de tus vecinos, ¿Será por eso que te odian tanto?

Formó un mohín con sus labios y llevó su vista a los húmedos ojos de Hoseok.

—Y yo quería, realmente quería que fueras feliz... Aunque sea por un momento en tu vida. Porque me importas, nunca pensé que diría esto, pero realmente me importas.

Se tomó un tiempo para tranquilizar su respiración y prosiguió.

—Me di cuenta que es imposible darte la felicidad, Hoseok. Tú no puedes ser feliz, porque la felicidad no está en la vida de personas como nosotros, personas diferentes.

Era mucha, demasiada información para procesar en ese momento.

—¿C-Como nosotros? —preguntó mirándolo.

—Sí, como nosotros. Yo también tengo traumas paternales.

Nunca un beso con sabor a alcohol fue tan dulce y reconfortante.

Daddy {Hopemin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora