Capítulo 1

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«Ellos van a perseguirte siempre, vas a tener miedo pero por favor mi vida... nunca mires atrás.»

Las alarmas no dejaban de sonar por todo el lugar, los guardias corrían de un lugar a otro buscándolos por cada rincón y él únicamente suplicaba que pudiesen lograrlo sin ser atrapados o de lo contrario serían obligados a volver y no podían hacerlo.

-Corre más rápido maldita sea- le exigió a la persona que sujetaba su mano e intentaba seguirle el paso.

Giró hacia atrás viendo a lo lejos un par de guardias tras ellos, maldijo por lo bajo y sujetó más fuerte la mano que se aferraba con desesperación a la suya, faltaba tan poco, un poco de esfuerzo más y ambos podrían saborear la libertad.

-Más rápido-ordenó sin saber si las palabras eran para él mismo o para el otro.

-¡DETÉNGANSE!-gritaron a sus espaldas haciendo que corriera más rápido luchando por alejarse.

-Joder-masculló al ver al frente un nuevo escuadrón.

Se giró tan rápido como pudo sin bajar la velocidad de su carrera forzando al máximo sus piernas, brillantes y asustados ojos grises lo miraban fijamente cada vez que se giraba para ver al escuadrón que los seguía, estaban llenos de miedo y lágrimas, por un segundo lo hicieron pensar en la idea de abandonar a ese jodido estorbo pero se recordó que no podía y apretó más fuerte su mano para no perderlo.

-Un poco más, un poco más-se presionó para no detenerse hasta que finalmente vio el enorme muro que separaba a los valiosos de los innecesarios.

-¡Alto o dispararemos!-advirtió el jefe del escuadrón.

El castaño dio un paso atrás sintiendo como el pequeño cuerpo del rubio se aferraba a su espalda, era un escuadrón pequeño pero ellos solamente eran dos, no estaban en las mejores condiciones y aunque lo estuvieran el único que podía plantarles cara era él así que prácticamente era uno contra quince, habían estado tan cerca.

Sus ojos se cerraron con fuerza mientras maldecía a todo el mundo, miró al rubio que ya había comenzado a llorar y no tuvo otra opción, se había prometido no hacerlo porque aquello era arriesgado para ambos y sobre todo para él pero no había otra forma si querían huir.

-Cierra los ojos y cúbrete los oídos-le ordenó al rubio.

El rubio lo obedeció de inmediato haciendo lo que el mayor le decía aunque sabía que no importaba cuanto tratara de no escuchar porque siempre lo hacía y de alguna forma escuchar era mucho peor que ver.

Lo primero que escuchó fue un rugido rompiendo el silencio de aquella oscura noche, logró escuchar también cada disparo, cada grito de terror y agonía, el sonido de huesos rompiéndose, suplicas, llantos y el olor de la sangre comenzó a impregnarlo todo revolviéndole el estómago y haciéndolo llorar mucho más.

-¡MALDITO MONSTRUO!-gritaron con desesperación y él únicamente pudo apretar sus ojos mucho más fuerte al igual que sus manos sobre sus oídos.

Algo húmedo lo golpeó y luego los gritos cesaron, abrió los ojos lentamente mirando con horror el tétrico escenario, miró a su alrededor donde se encontró rodeado de cuerpos desmembrados y la sangre por todos lados.

Su cuerpo comenzó a temblar con violencia y al mirarse las manos, estas también estaban manchadas de sangre, la cabeza de un hombre yacía frente suyo con los ojos abiertos mirándolo fijamente y una expresión de terror remplazó la atónita haciéndolo gritar.

Demonically angelicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora