Sobre abrazos y cosas extrañas

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Era una noche como cualquier otra, Yoongi caminaba por las frías y oscuras calles de un vecindario desconocido, su cuerpo estaba cansado, hoy había trabajado horas extras, y el hecho de que el trabajo tratara sobre cargar cajas sólo empeoraba la situación.

Daba pasos lentos, se forzaba a caminar, tratando de no dejarse vencer por el cansancio. Lo único que lo impulsaba para seguir adelante era que en su pequeño, barato y descuidado departamento, el dueño de su corazón lo estaba esperando.

Si, Yoongi tenía una pareja estable, y para quienes se lo pregunten, si, lo amaba y demasiado.

Su nombre era JungKook, Jeon JungKook.

Jeon era mucho menor, si se ponía a pensarlo bien, es un milagro que él se fijase en una persona como  Yoongi. No es porque su físico no fuese bueno, si no, porque el de Jungkook era demasiado bueno. Aunque apenas tuviera dieciocho años, su cuerpo estaba muy bien formado, el que cualquier hombre desearía tener. Abdomen marcado, lindo rostro, muslos marcados y unos fuertes brazos. Aún así, él se comportaba como un niño, dulce y un poco infantil.

Y en una noche oscura como está, en la que el cansancio lo consumía, sólo quería pensar en él y su hermosa sonrisa.

Aunque el cansancio no era el único motivo por el que quería concentrarse en Jungkook, también influía el hecho que estaba caminando en una calle oscura, que las luces apenas iluminaban el lugar y que el frío le ponía la piel de gallina a cualquiera.

Quería mantener su mente ocupada.

Pero el destino le tenía otros planes.

Escucho un grito ensordecedor. Uno que hizo un fuerte eco por las calles silenciosas y oscuras.

Se sobresalto, su corazón latía rápidamente y sólo podía pensar en echarse a correr y huir de ese lugar. Volver a su departamento y cerrar la puerta con llave.

Trato de tranquilizarse y tomar impulso, pero un sollozo llamo su atención, deteniéndolo por completo.

Giro su cabeza, observando los alrededores, quizás era una joven que necesitaba socorro.

Sólo podía pensar en que si estuviese su hermana en una situación similar hubiese querido que alguien la ayudara.

Aunque tratara de visualizar algo a los alrededores era en vano, la poca iluminación no se lo permitía.

Dio pasos lentos retrocediendo, y tratando de averiguar de dónde provenían esos sollozos.

Tratando de ser silencioso y con mucha precaución, giro en la esquina, y visualizo de dónde provenían aquellos tristes sonidos.

Era del pequeño pero famoso puente de la zona. Muy conocido por la gran cantidad de suicidios que se producían en el.

Observé la silueta de una persona, de la cual solo podía distinguir que llevaba una camisa blanca y a su alrededor algo que parecía ser un bolso.

Quería acercarse, realmente lo quería. Pero Min YoonGi no es ningún estúpido. Era obvio lo que pasaba. Había leído suficientes historias de terror para saber qué se trataba de un fantasma.

Suspiro aliviado de que no fuera una damisela en apuros, y tratando de no hacerse notar por el ente maligno, giro, dispuesto a volver a casa.

Pero nuevamente el destino le tenía otros planes.

Unos gritos, ahora más entendibles, le advirtieron que era una persona real y no un fantasma. Aunque tampoco era una chica, sino que se trataba de un chico.

Y Yoongi no iba a consolar a ningún chico ebrio que quería suicidarse y menos, después de trabajar ese duro doble turno.

Pero algo de él le llamaba la atención, no sabia que, quizás era porque comprendía esa sensación de querer tirar todo y acabar con su vida, la cual no era fácil, pero Yoongi tenía razones para seguir adelante y las recordaba todos los días.

Rescate Una Estrella- YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora