Capítulo 4

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Salimos del estudio y, mientras camino con él en dirección a la fiesta una chica de cabello rojo se nos acerca, bueno en realidad se le acercó a Dmitrick y le dio un fuerte abrazo seguido por un beso rápido en los labios.

Yo quedé fría observando la escena, y él, enseguida alejo a la pelirroja.

- ¿Trina, estás demente? - le preguntó molesto. - ¡Te he dicho que no tienes permitido besarme! - espetó molesto y la chica lo observó seria.

- No me digas que estás tras ésta - me observó con la ceja arqueada- Mojigata. – me dijo, y la fulminé con la mirada.

- Eso no es asunto tuyo. - le gritó y ésta no so movió de su lugar. - ¿Qué haces tú aquí? - ella le iba a responder, pero él enseguida la interrumpió. - Creo que fui muy claro con mis hombres al advertirte que te mantengas alejada de mí.

Me sentía como una madera, ellos hablaban, y yo solo observaba en silencio.

- Tal vez pasé desapercibida entre un grupo de viejos verdes que estaban invitados.

- Pues... quiero que te vayas, tu simple presencia arruina mi velada. - la chica arqueó su ceja y no me quitaba la mirada de encima. - No quiero ser grosero y armar una escena, sal o te mando a sacar con mis guardias.

Esta chica no pretendía moverse, y en cierto modo me hizo molestar.

- ¿Tienes algún retraso? - le pregunté a la pelirroja, quien me observó molesta. - No te quiere aquí... arrastrada.

Quiso venirse encima de mí, pero Dmitrick enseguida la tomó de los hombros y la alejó.

- Que te vayas. - le ordenó.

- Eres un imbécil. - espetó la chica saliendo a toda prisa de nuestra vista.

Dmitrick suspiró, y sin decir nada se apoyó en la pared.

» Qué manera de acabar con la magia. «

- Creo que buscaré a Luca. - traté de salir huyendo, pero él me sostuvo del brazo.

- Ella no es nadie en mi vida. - trató de explicarme y rodé los ojos, no tenía ánimos para esto. -Solo es una cualquiera que está obsesionada con mi dinero.

- Ninguna mujer merece ser llamada cualquiera. - respondí molesta. -Recuerda que tú también vienes de una.

- Mi madre fue una Santa, Trina solo es una puta barata. - eso me molestó.

¿En qué momento pasamos de los besos a pelear por esa tipa?

-Apuesto que cuando te la gozasteis no pensabas lo mismo. - espeté molesta.

No soporto que ningún hombre hable mal de una mujer, sea quien sea, merecemos respeto y aunque estuviéramos hablando de una mujer de la vida fácil, merece el respeto de parte de cualquiera.

- No, tienes razón.

- Lo siento, pero buscaré a mi hermano, que tengas un feliz cumpleaños.

Caminé molesta por el lugar y vi a Luca bailando con la misma chica. Me adentré más en la pista y le di un jalón en la camiseta a mi hermano, pues mis gritos fueron en vano.

- ¿Qué sucede pequeña demoníaca? - preguntó en voz alta, pues casi no podía escucharlo.

- Quiero irme a casa. - le dije.

- Afuera está el chofer, yo me quedaré un rato más. - este idiota.

- No quiero estar sola en casa. - le hice pucheros, pero me ignoró.

La Hija De Un MafiosoWhere stories live. Discover now