Huida y vuelta a empezar

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Volvíamos a casa en un silencio sepulcral, nada había ido como yo lo había imaginado. Tampoco es una sorpresa que en cuanto más planifiques algo para que salga bien, no lo haga.

No, no había encontrado a Angelique. Y no, tampoco fue una expedición emocionante con Gregory.

Unas horas antes había quedado con él en la puerta del instituto, y durante todo el trayecto hasta llegar al bar de su primo Paul parecía querer preguntar abiertamente qué había sucedido .Sé que sería cortés de mi parte darle alguna explicación, al fin y al cabo estaba acompañándome en la madrugada para algo que él desconocía, pero yo simplemente no tenía el valor ni las ganas suficientes para contárselo. No puedo ocultar que tenía los nervios a flor de piel por ver a Angelique, y creo que Gregory era consciente de eso y decidió tratarme con bastante tacto, tanto que hubo momentos en los que me sentía incómoda..

El bar de Paul no era nada del otro mundo, por él día un bar de copas normal y por la noche una especie de caverna dónde iban las personas que querían hundir en el fondo de la copa cualquier tipo de pensamientos que les pudieran estar atormentando. He de decir que entre las luces rojas, el humo de los cigarrillos medio consumidos y la música....producía una sensación de tal desasosiego que no me imaginaba a la alegre de Angelique pululando por allí.

Nos acercamos a la barra y Gregory con un saludo energético llamó la atención del camarero que atendía esa noche

-Ey, Greg. Te estaba esperando. Tú debes ser Claire ¿no? ¡cómo has crecido! ¿te acuerdas de mi?

Paul era un hombre de cara amable, bastante corriente y fácilmente olvidable. No quise decirle que no tenía ni idea de quien era y podría hasta jurar que no lo había visto en mi vida, pero supongo que las mentiras piadosas en estas situaciones están justificadas.Sólo le sonreí un poco y débilmente le pregunté por Angelique. No es que el sitio fuese horrible, pero sinceramente, se veía más familiar a la luz del día que ahora, y mi vena cobarde emergió susurrándome que saliera de allí.

-Ah, ya veo. Llegas un poco tarde. Acaba de irse. No creo que vuelva...me dio esa impresión, llevaba una maleta y chaqueta de viaje, nunca antes se había pasado por aquí así; incluso me dio propina- por un momento dejé de prestarle atención, se me estaba escapando de nuevo. Si la volvía a perder qué posibilidades de reencontrarla tenía? - Eh, Claire. Se fue en esa dirección, puede que la alcances, no hará más de cinco minutos.

Tan solo vi hacia donde apuntaba el dedo de Paul y salí corriendo, tanto como pude. Escuché un grito sordo de Gregory llamándome, no me detuve tan solo corrí y corrí mientras mis ojos intentaban ver en todas direcciones, esperando verla caminando con soltura por allí , pero al cabo de un rato me di cuenta de que no había nadie; ni un alma por esas calles. Angelique era rápida, y nunca pensé que diría eso , pero cinco minutos son mucho tiempo para hacer cualquier cosa que a ella le pasase por la cabeza en ese instante.

Sentía mis mejillas arder y mi respiración agitada, no sabría diferenciar aún a día de hoy si era por que había corrido demasiado o por cómo me sentía en esos momentos. Vi a Gregory acercarse a lo lejos, parecía haber ido también tras de mi, se veía agitado. Me detuve y lo esperé; y cuando lo tuve cerca solo le susurré un lo siento. Los dos comprendimos lo que había sucedido pero no dijimos nada y emprendimos el camino de vuelta.

Angelique había vuelto a huir sin que nadie lo viniera venir,parecía ser una nueva cualidad la de mi hermana que estaba descubriendo por momentos. Seguramente ya se olía algo ¿ es posible que no quisiera que nadie la viese?

-No quiero que te disculpes , Claire. Sé que algo está pasando y no parece ser agradable para ti. Solo quiero que sepas que...bueno, yo...quiero ayudarte.

Sonreí levemente y le volví a dar las gracias mientras desaparecía por el portal de mi casa, él en cambio se quedó unos instantes parado allí, esperando algo que nunca llegué a comprender

Menos mal Filicia no había llegado y parte de mi planificación había salido bien. Cerré la puerta de casa y respiré profundo. Una pesadez me invadió y repentinamente me sentí cansada, no solo físicamente, sino como diría la tía Aline; el alma se cansa de muchas cosas pero las soporta mejor que el cuerpo; sin embargo siempre llegará un punto en el que simplemente desee descargar todo eso. Pero todavía no había llegado el momento de descargar nada, aún podía hacer algo. Estaba segura de eso.


Bajo un cielo estrelladoWhere stories live. Discover now