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Jimin tomó un baño de agua helada esa misma madrugada, lastimosamente, su sueño se había esfumado junto con aquella erección. El reloj marcó las seis y media de la mañana y el cielo aún era oscuro.

Encendió el televisor, en busca de algo que le distrajera lo suficiente como para que el sueño regresara. Los programas de música aún no iniciaban con su genero preferido, los documentales científicos estaban siendo repetidos. Vaya momento en el que se fue a despertar.

De un momento a otro, cuando el sonido alto del ritmo de hip-hop le llamó la atención, se concentro en simplemente escuchar y dejar ese canal. YoonGi estaba presente siempre en cada una de las cosas que hacía.
Recordó sus gustos y su particular inclinación hacia la música de ese género. Decidió darle una oportunidad.

Si bien YoonGi había sido muy poco cuidadoso al juzgar sus gustos por la música clásica, Jimin no era esa clase de persona. Cada quien podría hablar tanto como quisiera, pero la cuestión era... ¿Qué tanta experiencia llevan tus palabras?

Aprende a juzgar algo cuando lo conozcas, crítica todo lo que quieras siempre y cuando tu argumento sea inteligente. Ese era el punto.
Pasó toda una hora, en total calculó al rededor de 15 canciones. Pensó realmente en el género y dedujo cuál sería la probabilidad de que pudiese alterar sus gustos.
Principalmente Jimin no tenía en mente alejarlo de todos sus gustos en general, ni siquiera planteó el hecho de que sus preferencias superficiales materiales alterara su orientación sexual, pero para que YoonGi aceptara, había tenido que inventarlo todo.

La práctica de esa tarde había cambiado, al principio alterar sus gustos sería la siguiente etapa, pero Jimin había cambiado todo.

Ahora sólo habrían prácticas físicas.

Y eso lo tenía absolutamente desesperado. La plática que tuvo con YoonGi le había ayudado a darse cuenta de que el peliplata quizá no era tan difícil y si él mismo le había dado la oportunidad de entrar a su vida, podría apoyarse de la confianza sin defraudarle.

Y así, en medio de todo un desorden de planeación, justo cuando Jimin encontró la respuesta, al segundo siguiente su cuerpo se relajó y volvió a caer en un profundo sueño.

Su celular sonó justo tres horas después, el reloj marcaba un cuarto para las díez. Jimin, aún somnoliento, tomó el celular y atendió la llamada entrante.

¿Hola?

Su voz fue áspera y sus ojos aún permanecían cerrados.

Jimin. Soy yo, el profesor Kim.

Park dio un salto inmediatamente y abrió los ojos.
¿Por qué debería estarle llamando su profesor de ciencias en medio de las vacaciones?

Oh, buenos días, profesor. ¿En qué puedo ayudarlo?

Hubo un gran silencio, la respiración del profesor se escuchó del otro lado de la línea telefónica y Jimin pasó saliva, absolutamente nervioso.

¿Sucede algo, profesor?

—Necesito hablar con usted, joven Park.

Jimin suspiró, creyó que sería algo diferente.

—Por supuesto, dígame.

—Pero no por teléfono.

Eran las nueve y tres cuartos de la mañana, Jimin no se encontraba en disponibilidad de hablar con el profesor en tal estado.

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