Capítulo 28.

1.9K 145 304
                                    

Pasó el tiempo y todo parecía ir bien y mejorar de buena forma en la familia WingDings, cada vez los integrantes que la componían se volvían cada vez más unidos y la casa aún no explotaba o se volvía cenizas.

Sans ya había aprendido varias cosas acerca de la física y un poco de astronomía, le enseñaba su padre mediante largas horas de estudio durante la semana y también con salidas interactivas con el telescopio y los libros. El muchacho aprendía rápido, todo aquello que su padre le enseñaba y conversaba le llamaba mucho la atención y le encantaba, saciaba cada vez más su sed de conocimiento sobre qué habita en el exterior, en el espacio, más allá de la barrera.

Mientras tanto, como a Papyrus las matemáticas no le gustaban mucho y no quería saber sobre el Universo más allá del concepto del sol y las estrellas Gaster decidió convertirlo en un buen esqueleto, por no decir un buen hombre. Le enseñó todo lo que son buenos hábitos, modales, moral y cómo compartir y sociabilizar con los demás monstruos. Le enseñó que no debía nunca humillar o discriminar a un monstruo por su aspecto pero que también no debía ser tonto y no dejar que le hicieran lo mismo, que debía ser inteligente y mantener el orden tanto suyo como el de su alrededor, física y mentalmente. Volvió a recordarle cómo compartir, ser amable, un buen anfitrión y respetar para que lo respetaran, mas no necesitaba enseñárselo pues el chico ya venía con esas agradecidas actitudes.

En lo que respecta a su relación con Grillby, todo iba de maravilla. Como los muchachos se habían vuelto un poco más maduros e independientes ahora los novios podían salir a pasear sin preocuparse demasiado y así disfrutar de su relación como pareja y hacer cosas que antes no habían podido hacer por estar al tanto de los niños. Sus trabajos seguían estables y nada parecía estar fuera de lugar, por lo tanto, ahora sólo aprovechaban su libertad y la compañía del otro.

Era durante por las noches del fin de semana que hablaban sobre los preparativos para la boda.

Sí, la boda.

Aunque Gaster hubiera insistido miles de veces con que algo así de llamativo y extravagante era demasiado, Grillby lo convenció en hacerlo de todas maneras diciendo como argumento que una boda protagonizada por él sería una experiencia que solo viviría una vez y que no era nada malo que se lo permitiera vivirlo, añadiendo también que si lo hacía por segunda vez lo mataba en la misma capilla.

A Gaster no le quedó de otra que aceptar, tampoco era como si le desagrara la idea pues le gustaba mucho ver a Grillby con traje, y pensar que ese día lo haría sólo para meterle un anillo en el dedo sería maravilloso.

Cuando le dieron la noticia a los niños estos quedaron sorprendidos, ese día celebraron hasta largas horas de la noche comiendo cosas para la ocasión, como pasteles y dulces. Los niños los felicitaron y decidieron en ese momento que ellos serían los que le lanzarían arroz a la pareja a las afueras de la Iglesia, por lo que al siguiente día después de notificarles la noticia sacaron a hurtadillas dos bolsas de arroz y empezaron a lanzarlo afuera de la casa. Grillby fue quien tuvo que encargarse del desastre mientras que Gaster los regañaba en la sala.

Tan sólo faltaba un mes para la boda.

Gaster tenía puesta su bata de laboratorio, había llegado a casa a las 4 am y cuando despertó aún la llevaba puesta. Estaba en su habitación tratando de asimilar las cosas a su alrededor, cuando verificó que era su habitación y que Grillby ya se había levantado hace unas horas decidió levantarse también e ir a ver si todos ya andaban en pie. Era domingo así que usualmente los niños dormían hasta tarde, pero al parecer au padre era quien se había quedado dormido pues al salir al pasillo se topó con ellos.

-¡Buenas tardes, papá! -Saludó Papyrus jugando con unos autitos en el suelo junto con Sans.

-Papá, ¡pareces un zombie!

Shadows At Noon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora