Capítulo 1.

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Los pequeños sonidos robóticos de las máquinas dentro y fuera de los laboratorios eran lo único que podían escucharse por los pasillos, todo el personal y los grandes científicos estaban dentro de sus respectivos laboratorios y salones de investigación. Esa mañana del martes estaba igual de pesada que los días anteriores; trabajos, pruebas, reportes. Todos mantenían sus cerebros pendientes de sus respectivos trabajos, concentrados y sacando a relucir su sabiduría. Añoraban las horas del almuerzo, era el único momento en que podían detenerse junto con sus ratos libres. El café era el mejor amigo de todos.

Cuando ya la jornada laboral diurna había acabado, los trabajadores intercambiaron turno con los de jornada nocturna, los cuales sólo eran un quinto de ellos. Sin embargo, la división de jornada diurna y nocturna no funcionaba para todos dentro de las instalaciones.

Existía un hombre el cual nunca descansaba, era raro verlo tomarse un descanso de 5 minutos o siquiera almorzar. Poseía el cargo de científico Real. Muchos de sus compañeros y conocidos lo tomaban por loco o un obsesionado con su trabajo, pero que sin dudas poseía una gran inteligencia y sabiduría, era la cabecilla dentro del establecimiento y nadie podía decir lo contrario. Su nombre era W.D. Gaster, el científico Real del Underground, la mano derecha del Rey.

W.D. Gaster pasaba prácticamente todos los días dentro de su laboratorio, nunca paraba, trataba de mantener un trabajo constante y minucioso, sin errores ni negativas. Él se oponía completamente a las opiniones que sus compañeros tenían sobre él, no era un obsesivo y menos un loco, él solamente amaba su trabajo. No sólo se trataba de una profesión, el laboratorio era todo lo que tenía y lo único tal vez que lo hacía feliz.

-Mm, quizás si utilizo la Fórmula del impulso... Fuerza por tiempo, ¿era así...? -Su laboratorio se mantenía en silencio mientras escribía sobre unos planos, su mente era la que hacía todo el trabajo, se había acostumbrado a hablar dentro de su cabeza pálida y calva. -Estos planos podrían servir para la nueva construcción que pidió el Rey... Supongo que tendré que repasar otra vez los cálculos y revisar si las magnitudes son las correctas. No, espera, quizás sería mejor si aplico esto... -Gaster volvió a perderse entre sus palabras y ya nadie podría detenerlo. Era usual que en medio de una conversación terminara por hablar de otra cosa sin parar, y solo. Ya todos se habían acostumbrado a esos aspectos sobre él, incluso a veces lo veían como una de las consecuencias por tener una mente bien dotada, pero al parecer el único que aún no se acostumbraba era él mismo. -...Oh, otra vez lo hice... -Se lamentó. -Ya se ha vuelto un pésimo hábito que ya debería de haber acabado... Está bien, concentrate en esto, Gaster.

Gaster respiró hondo ordenando los planos sobre su gran escritorio, no podía perder más tiempo.

-Eh... ¿dónde está? -Gaster giró en su lugar buscando entre la habitación un rollo de planos que había terminado en la sala de investigaciones. -Creo que los dejé allá... Qué despistado me he vuelto últimamente. Es mejor que vaya a buscarlos ahora antes que alguien más los tome.

El científico salió de su laboratorio apagando la luz del interior, allí en el pasillo se encontró con otros dos científicos los cuales los saludaron. Gaster los saludo gentilmente con sus manos, pues a diferencia de los demás que podían hablar, él utilizaba un lenguaje con señas de manos. Lo bueno era que gracias al pasar de los años y a la buena relación que tenía con la gente que lo rodeaba, algunos de sus compañeros habían aprendido un poco acerca de su lenguaje para comunicarse con él. Gracias a eso, el hombre no se sentía tan discriminado como años atrás.

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Shadows At Noon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora