Capítulo 25.

1.9K 145 275
                                    

Los niños se acostumbraron fácilmente a la relación entre Gaster y Grillby, nunca hubo problemas respecto a que estos se sintieran incómodos o asqueados por algo que ellos hicieran o dijeran, al contrario, Sans y Papyrus aplaudían a cada muestra de afecto inocente que ellos hicieran frente a ellos, pero obviamente huían cuando las cosas adoptaban un tono más para adultos.

A ellos no se les hizo difícil aceptar a Grillby dentro de su familia pues él ya era su amigo desde hace mucho tiempo, más para Sans que lo conocía desde hace más que ellos. Tener viviendo al barman en su casa ahora como novio de su padre no hacía la gran diferencia de que cuando eran sólo amigos, hacía casi las mismas cosas de antes, se comportaba de la misma manera de siempre con ellos, pues con Gaster era de otra forma un poco más íntima. Los niños lo querían igual que siempre, tal vez un poco más que antes pero todo parecía ir bien para los cuatro.

Ya habían pasado los meses y los chicos ya llamaban a Grillby como "papá", al hombre le parecía algo muy lindo por parte de ellos pero para él le era difícil llamarlos como a sus hijos, no sabía por qué, quizás porque aún no se sentía preparado o con la confianza necesaria para hacerlo y es por eso que seguía llamándolos por sus nombres. Pero Grillby sabía que sólo era cosa de tiempo para que dejara de hacerlo.

Respecto al trabajo laboral de cada uno todo iba funcionando bien, Grillby seguía trabajando en su bar todos los días igual que siempre, a veces tenía que llevarse a los niños con él pues Gaster debía trabajar y no podía dejarlos solos. Quedaron de acuerdo en trabajar en turnos, o al menos Gaster, quien ahora iba a su laboratorio día por medio para cuidar a sus hijos pues Grillby no podía con ellos toda la semana a excepción de los domingos. Era un trato justo y ninguno de los dos se quejaba por eso, ninguno de los dos querían estar lejos de los niños pues sabían que estos se sentían muchas veces solos o tristes por casi nunca estar con sus dos padres juntos, es por eso que para ellos los domingos eran sagrados y la mayoría del tiempo planeaban salidas o campeonatos de batalla de bolas de nieve afuera de la casa.

-¡Papá, necesito tu ayuda! -Sans apareció en la habitación de Gaster agitado, este estaba sentado en su escritorio leyendo unos documentos que le habían enviado recientemente del laboratorio respecto a la máquina que aún no podían hacer funcionar, la culpable de haberle dejado esas terribles marcas a Gaster en su cara.

-¿Qué es lo que necesitas, Sans? -Dejó los documentos de lado para atender a su hijo.

-Uh...

La postura nerviosa de Sans le dejó en claro que este había hecho algo y que no era nada bueno. -¿Ahora qué hiciste?

-...rompí una figura de acción de Papyrus. -Gaster lo miró acusador cruzándose de brazos en su asiento. -¡P-Pero te juro que no fue mi intención! ¡Y-Yo no sabía que estaba entre la sábana y-y sólo me senté y...! -Sans corrió hacia las piernas de su papá y abrazó sus rodillas desesperadamente. -Ayúdame o me va a matar, por favor.

-Ah... Dios mío, Sans. -Gaster se levantó para ayudar a su hijo quien parecía que si no lo ayudaban lo iban a llevar a la horca. -¿Dónde está el juguete?

-A-Aquí. -Sacó el juguete completamente mutilado de los bolsillos de su chaqueta y se los dio.

Gaster los tomó y los analizó por un momento dejándolos sobre su escritorio. -Pero Sans, esto no está roto. Es desarmable, mira. -Armó el juguete nuevamente uniendo con fuerza las extremidades con el torso dejándolo como nuevo, luego, para demostrarle a Sans que no debía por qué preocuparse volvió a quitarle un brazo al muñeco y volvió a ponérselo. -¿Ves? Como nuevo.

-O-Oh, ya veo... ¡Vaya, por poco y casi me muero! -Recibió el juguete y volvió a meterlo a su bolsillo sin antes repetir lo que había hecho su padre pero ahora con una pierna. -¡Muchas gracias, papá!

Shadows At Noon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora