BadBoy: capítulos extras

1. El primer encuentro

LOGAN

Sábado 13 de diciembre del 2008

Estaba muerto de cansancio. La noche anterior la banda cerró el All or Nothing World Tour con un concierto en el Madison Square Garden y después todos salimos a festejar el final de la gira.

No esperaba que Daniel Johnson me llamara esta mañana, antes de las nueve, para pedir que me presentara en su oficina con urgencia. Pero aquí me encontraba. Había dormido menos de cuatro horas y cabeceaba en la sala de espera.

Cuando la asistenta de Daniel me tocó el hombro para despertarme, me sobresalté. Ella me observaba con fijeza detrás de sus anteojos y llevaba una carpeta fieramente apretada contra su pecho. Esbozó una mueca al tiempo que ladeaba el rostro y yo me llevé una mano a la boca para cubrir el bostezo que no pude evitar.

—¿Llegó Dan? —pregunté mientras trataba de enfocarla.

—Sí. Y dice que ya puedes pasar, Logan —me indicó Lori antes de erguirse y acomodarse las gafas.

Le agradecí antes de arrastrarme hacia la oficina de Daniel. Cuando entré, lo encontré sentado al otro lado de su escritorio y noté enseguida que estaba muy serio. Y cuando papi Dan estaba así de serio, eso significaba problemas.

—Papi Dan... —Le ofrecí una sonrisa aduladora, pero no funcionó.

—Joder, Logan. Solo siéntate —respondió de mala gana.

Entonces, por supuesto, obedecí. Ya suponía de qué iba el asunto. Era un tema por el que Michael ya me había reprendido, pero claro que no me iba a escapar del regaño de Daniel también.

—Relájate, Dan, es malo para la salud ser tan gruñón.

—Lo que es malo para mi salud es que te metas en problemas. ¿Quieres explicarme lo de los Bellerose ahora mismo?

Oh, sí. Era eso.

—En mi defensa, Dan, yo no tenía ni puta idea de que ella estaba casada. ¿Cómo mierda iba a saberlo? Tiene apenas veintidós años, parecía solo una fanática muy sexy que consiguió su pase al backstage gracias a un papá millonario... No creí que fuera gracias a un esposo millonario.

—Te vieron con ella en las cuatro ciudades de Inglaterra que visitaron en el tour. Y lo que pasó después, en Ámsterdam...

—Sí... ese es un mal recuerdo. —Le mostré las palmas de mis manos para que no replicara y suspiré—. Mira, ella sugirió que tenía mucho tiempo libre y yo la invité a ir con nosotros a Londres entonces. ¿Qué mierda quieres que te diga? Era una chica guapa que coqueteaba conmigo, no lo pude evitar. Si hubiese sabido que ella tenía un esposo loco que nos seguiría hasta Ámsterdam luego de ver las fotos de nosotros dos en las revistas, y que causaría toda esa locura, no lo habría hecho.

—El señor Bellerose estaba muy enfadado, quería demandar, incluso.

—Pues qué jodido. O sea, claro que lo entiendo porque a nadie le agradaría saber que le han puesto el cuerno. Pero, oye, él debió intuir que una chica como esa no estaba a su lado para cumplir los votos de matrimonio. Colette quería a alguien que patrocinara sus caprichos y diversiones, y lamentablemente lo encontró en él.