BadBoy: capítulos extras

Extra 1. Miradas

BLAKE

Martes 03 de noviembre del 2009

—Mira que hacerme venir a Beat hoy que no teníamos que venir... Eres como un grano en el culo, Eric —dije mientras subía con él al ascensor.

—Pues soy el grano en el culo más bello de la historia y tu favorito, así que cierra el pico, idiota —respondió sin voltear a verme, él estaba demasiado ocupado tecleando algo en su celular.

Rodé los ojos y me crucé de brazos.

—Me engañaste diciendo que iríamos a desayunar, cabrón. Con eso no se juega, pude seguir durmiendo y...

—Imbécil, cállate, sí iremos a desayunar. Solo vinimos a recoger la puta cosa que se me olvidó con Mike ayer porque debo llevársela a Marley antes del mediodía o ella me matará.

Esbocé una mueca.

Las puertas del ascensor se abrieron y nosotros bajamos en el piso donde estaba ubicada, entre otras, la oficina de Michael, nuestro manager.

Mientras avanzábamos por el pasillo que llevaba a la oficina de Mike, distinguí a una chica apoyada, precisamente, en la puerta a la que nos dirigíamos.

Era de complexión menuda, su cabello negro y lacio, a la altura de los hombros, iba suelto. Llevaba jeans entallados, una blusa negra y encima una chaqueta de vestir blanca con mangas que llegaban hasta sus codos. Ella estaba muy concentrada haciendo anotaciones en lo que parecía ser un cuaderno.

—¿Quién es ella? —pensé en voz alta, sin poder quitarle los ojos de encima.

Eric, que seguía distraído con su celular, lo guardó en su bolsillo y siguió la dirección de mi mirada.

—Uh, ni idea —dijo, y me dio un codazo—. Parece linda, hombre. ¿Qué hará aquí?

—Como dijiste antes: ni idea.

—Tal vez va a firmar un contrato con la empresa para que la representen —sugirió.

—No sé —dije mientras veía cómo ella mordía la punta de su lapicero con aire pensativo—, pero planeo averiguarlo.

Sonreí de medio lado.

—Ah, ¿ves una chica linda y se te quita el malhumor? Cabrón de mierda. Y pensar que venías como un culo amargado reclamándome por traerte a Beat hoy...

—Cállate —le di un empujón y reí mientras continuábamos yendo hacia la chica.

Ella no levantó la vista de su cuaderno, así que, tras darle una mirada a Eric, que parecía divertido, me acerqué otro poco y me detuve frente a ella. Definitivamente no era muy alta, al menos no comparada conmigo. Mi sombra la cubrió, por lo que no había forma de que no notara mi presencia.

Finalmente sacó las narices de la libreta en la que escribía y levantó el rostro acorazonado hacia mí. Su ceja izquierda se enarcó inmediatamente y, ¡mierda!, contuve el aliento porque ella tenía unos admirables ojos verdes. Y también, había que admitirlo, tenía una forma de mirar un poco intimidante.