- Ayer llamé a Sean pero me ha dicho que alguno de sus trabajadores se había encargado de guardar el equipo que usamos y cuando ya ha ido él no ha encontrado el anillo.

Una mueca de frustración y dolor se instaló en su rostro, no podía creer que realmente hubiera perdido el anillo, había sido tan rápido que aun podía sentir el leve peso de la alianza de oro rodeando su dedo. Quiso romper en llanto al recordar el momento exacto cuando Lauren sonriendo y riendo nerviosamente le había puesto aquel anillo frente a todos sus seres queridos en el día de su boda.

- ¿Será una señal? – Murmuró Camila sin apartar sus ojos del pequeño que seguía aferrado a su pecho.

- ¿Una señal? ¿A qué te refieres? – Dijo confundida la ingeniera.

- Una señal... De que lo mío con Lauren tenía que terminar...

En el rostro de su amiga se instaló una mueca que luego desapareció, ella misma sintió su boca seca e inconscientemente apretó más a Cameron contra su pecho.

- ¿Puedo decirte algo? Y quiero que recuerdes que soy tu amiga, y que te lo digo porque me preocupo por ti y por Cameron.

- Está bien... - Dijo algo insegura.

- Creo que la estás cagando... Sé que no puedo entender ni una pequeña parte de todo lo que has tenido que soportar desde que Lauren se fue a aquella maldita misión en Irak... Pero sí puedo decirte lo que ven mis ojos, puedo ver cómo vosotras dos estáis dañadas, pero no puedo entender cómo dejas ir a la mujer que te ama locamente, y sé que detrás de todo Camila, detrás de todo, tú también sigues amando locamente a Lauren.

El pecho se le apretó al oír aquellas palabras salir de la boca de una persona que le conocía tanto, ella se había sentido tan perdida, tanto que nunca imaginó que alguien lograra ponerse en su lugar, todo el mundo parecía pasar por alto todo lo que ella había vivido para ser fuerte por su hijo y por su esposa, todo a la vez que ella no podía ser débil o dejaría caer a las dos personas que más amaba.

- Y no ha sido una puta señal, sólo ha sido un accidente por culpa de aquellos estúpidos guantes. – Espetó Dinah para luego beber un largo sorbo del café.

Cuando sus propias papilas gustativas saborearon aquel liquido caliente la tristeza volvió a invadir su corazón, Lauren llevaba fuera de casa menos de un día y ya la extrañaba, se sintió mareada al saber cómo luego aquel tiempo se extendería hasta tener un día a día sin la mujer que amaba.

- ¿Nunca has pensado en hacer terapia? – Apuntó Dinah mientras la miraba con un rostro sereno.

- ¿Yo? – Dijo confundida la arquitecta.

- Sí Mila, no hay nada de malo en pedir ayuda cuando se necesita...

- Nunca lo he pensado... Yo... - Tartamudeó nerviosa.

- Ey, calma... Disculpa, no he querido ofenderte o algo por el estilo.

- No, no... Lo entiendo Dinah... Y quizás deba pensármelo.

Su amiga le regaló una pequeña sonrisa dando por terminada la conversación. Cameron se había vuelto a dormir en su regazo, y Camila se preguntó si el pequeño se habría percatado realmente de que la ojiverde se había ido de casa.

...

El reflejo de los numerosos árboles en el agua del lago y la tranquilidad del agua contrastaban totalmente con los numerosos y explosivos pensamientos que abordaban su mente. Apenas lanzar el anzuelo, y esperar que algún pez picara, su mente comenzó a pasarle una mala jugada. Aquel lugar estaba repleto de memorias junto a Camila, quizás cada uno de cada año que habían ido.

Suspiró mientras con una mano se arreglaba el gorro de lana color negro que llevaba, los guantes protegían sus manos y siendo un poco de alivio para no ver directamente el lugar donde hasta unas horas había estado el anillo que Camila le había dado significativamente para unirse en matrimonio.

Se mordió los labios intentando ordenar todos sus pensamientos, sin embargo lo que más temía dentro de lo próximo era qué haría con su esposa hasta que ambas firmaran los papeles... ¿Sería capaz realmente de dejar su firma en aquellos papeles?

Cerró con fuerza sus parpados intentando manejar el enfado que sentía de sólo recordar lo fría que ahora era la mujer que llevaba amando tantos años. Los recuerdos de una joven Camila corriendo a la orilla del lago escapando de las cosquillas que le provocaban las manos de la ojiverde le hicieron reír a lo bajo... ¿Fui yo misma quien te cambié?

- Yo no lo quise así mi amor, nunca lo quise. – Murmuró para sí.

Nunca quiso cambiar nada de Camila, ni aun cuando eran jóvenes y solían pelear por los problemas de comunicaciones que tuvieron al iniciar su relación. A Lauren le abrumaba la capacidad que la morena tenía para poder expresar todos y cada uno de sus pensamientos y sentimientos, le frustraba que ella no tuviera la misma habilidad para expresarse con la persona que le daba alegría, amor, confianza y seguridad. Odiaba además cuando Camila hacía siesta luego de comer, ya que ella quería disfrutar cada minuto que podía con la morena, y luego peleaban porque Lauren pensaba que la morena prefería dormir que salir con ella.

Rió con nostalgia recordando cómo Camila se enfadaba cada vez que olvidaba darle el beso de los buenos días y cómo no se dormía hasta que ella le diera el de las buenas noches... ¿Dónde había quedado aquella Camila? ¿Sería imposible recuperarla?

- Basta joder. – Se enfadó consigo misma por seguir pensando aquellas cosas.

Cuando la caña se tensó y el agua se removió una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, algo había picado, quizás el primer pez del día.

...

Sus ojos se apartaron de la pantalla del ordenador para observar cómo Dinah entraba en la oficina con un par de donuts y vasos con zumo de naranja.

- He traído el desayuno. – Murmuró la ingeniera.

Rodó los ojos divertida mientras se acercaba al escritorio intentando dejar un lugar libre para ambos vasos.

- Por cierto, ¿Qué estabas haciendo? – Apuntó Dinah mirando con curiosidad al ordenador.

Dudó un segundo sobre decirle el verdadero motivo a su amiga, pero durante aquellos días Dinah había sido su más próximo soporte, no valía la pena mentirle.

- Estoy buscando un piso. – Anunció la arquitecta.

El rostro sorprendido de su amiga hizo que la duda volviera a su mente, quizás estaba siendo muy precipitada, pero Lauren ya lo sabía, no iba a quedarse en aquella casa que ambas habían llamado hogar, no podía soportarlo, cualquier menor detalle del lugar le hacía volver a cuando sus días junto a Lauren sólo tenían tintes de alegría y estabilidad.

- ¿Estás segura de irte de la casa? – Preguntó asombrada Dinah.

- Sí... No puedo quedarme allí... Por ahora sólo será un piso pequeño donde tener mis cosas, quizás con dos habitaciones, una para mí y una para Cameron.

Dinah guardó silencio en señal de que no debían hablar de aquello. Los puños de la arquitecta se apretaron al saber que el tema de la custodia de Cameron se acercaba con el correr de los días, ella misma lo evitaba en su mente, pero la realidad seguía ahí...

- No quiero que te des contra la muralla Mila, pero tienes que pensar que existe una posibilidad de que Lauren se quede con la custodia... - Murmuró su amiga.



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Gracias por leer!

Amor inmarcesible. (CAMREN)Where stories live. Discover now