XXVI. Los cinco faltantes.

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En algún lugar en los límites de Sabana Central. Lunes, 14 de noviembre, 19:54 h.

Judy iba en el auto de Nick, junto a él, rumbo al punto de reunión citado por James mucho tiempo antes. Luego de una «sana discusión» contra el zorro, éste accedió a dejarla ir con él. Ella logró sonsacarle que quería se quedara protegiendo a Meloney, lo que la molestó y ofendió a partes iguales, ¿acaso no habían pasado por todo eso juntos, entonces, quién era él para prohibirle intervenir?

Al volante, Nick tomaba las calles y giraba en intersecciones demasiado angostas como para que se hiciera con calma, sin embargo, dentro del auto apenas si se sentía el movimiento del giro, era como una cámara aislada; mientras, Judy estaba inmersa en su computadora portátil, tratando de conseguir alguna información que tuviera alguna relación con los Gigantes. Ya de por sí ella había actuado bajo las intuiciones y conocimientos de Nick, y, con los acontecimientos sucedidos con Meloney, no iba a volver a mover una pata sin estar al tanto de toda la situación. Recordando su entrenamiento en la Academia en lo referente a infiltración cibernética, sumado a los consejos de Benjamín, navegaba con total cuidado en las bases de datos de las organizaciones encargadas de capturar a los criminales.

En la base de datos de la ZPD era sencillo, pero lamentablemente no había alguna información importante sobre los Gigantes, así que, contra su sentido común, se adentró en una más complicada así como peligrosa: la de la ZIA. «Nunca dures más de noventa segundos, o te detectaran», le había dicho Benjamín hacía mucho tiempo, y eso la ayudó bastante. Al entrar y sondear la base, encontró una carpeta centrada en James Wilde, más lo que la intrigaba o mejor dicho, extrañaba, era que no estaba relacionada con los Gigantes en sí. Siguiendo su instinto, abrió el enlace y lo que leyó la dejó sin palabras.

Era un documento que redactaba todo de una organización criminal, la más poderosa así como escurridiza, que había doblegado al bajo mundo de Zootopia: Los Titanes. Según el documento, era una antigua sociedad de criminales compuesta sólo por zorros, que le hizo frente tanto a la ciudad como a los distintos organismos protectores. Se conformaba de doce individuos, seis machos y seis hembras. De los cuales cuatro de estos estaban fugitivos, mientras los ocho restantes estaban muertos o apresados. Los cuatro fugitivos están identificados como: James Wilde, alias Jápeto. Martha Wilde, alias Mnemósine. Jacob Wilde, alias Ceo. Joseph Wilde, alias Hiperión.

El haber leído eso la impresionó bastante sí; pero aunque James, o Porfirio, o Jápeto, cualquiera uqe sea su alias, tuviera alguna relación con esa antigua organización, no la ayudaba a recolectar información de Los Gigantes. Salió de la base de datos de la ZIA una vez cumplido los noventa segundos y usando su razonamiento, buscó algo referente a la mitología en la que se basan los nombres de dichas organizaciones. Por suerte, ella había descargado un documento que tenía dicha información.

—Zanahorias, baja.

Ella posó su vista en Nick y notó que éste estaba afuera y tenía abierta la puerta del asiento del copiloto, donde ella se encontraba. Lo miró confundido. ¿Hace cuanto habían llegado? ¿Tanto estuvo inmersa en los documentos que no se dio cuenta de lo demás? Cerró su ordenador, bajó y se fue con el zorro.

Una vez en el punto de reunión, se dispusieron a entrar a un despacho y se sentaron en unas sillas situadas en una mesa estilo ejecutivo. Se encontraban sólo ellos dos. Judy quería volver a sacar su ordenador y revisar, no obstante, por cuestiones de seguridad, no se arriesgaría a tanto, por lo que se mantuvo tamborileando sus garritas, fastidiada por esperar, en la mesa.

Siempre estaré para ti (SEPT 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora