XXIV. Mis siete razones

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Sabana Central. Lunes, 14 de noviembre, 8:45 h.

Nick observó cómo Artemisa, la loba, sacó una nueve milímetros y apuntó contra ellos, en cambio, la jaguar a la que reconoció del video de la trifulca como Deméter, tenía en sus patas dos cuchillos kukris, y para colmo de males se había inyectado Néctar en sus sistema. Pasaba la vista de la loba a la jaguar, esperando que alguna de esas dos iniciara movimiento. Como ninguna lo hizo, Nick volvió a posar su vista en la nutria, y por lo que veía era rápida, aunque para que lo tomara por sorpresa iba a ser difícil.

—¡Combínense con su compañero! —ordenó el zorro, colocándose contra la espalda de Judy, sin apartar la vista de las tres Olímpicas.

Colmillar se colocó contra la espalda de Osorio, mientras Lobato contra la de McCuerno, todos ellos con sus armas en alto, claro está que tanto Osorio como McCuerno no ayudarían mucho ya que no podían ver en la oscuridad, eso afectaba también a Judy, sin embargo, ella se podría valer de su sentido del oído.

Escucharon un disparo y tanto Nick como el tigre y ambos lobos posaron su vista hacia el origen del sonido. Artemisa tenía su arma en alto y había disparado hacia el techo, mientras tenía una sonrisa socarrona en su rostro. Colmillar y Lobato la siguieron observando confundidos, Nick se serenó y buscó a Deméter y Atenea, pero no las encontró, y ahí fue cuando su mente hizo clic. Por acto de reflejo tomó la pata de Judy y la jaló hacia él; cuando se volteó a verla, notó que Atenea había lanzado una estocada con los cuchillos. Nick se dio cuenta de que si no hubiera reaccionado a tiempo, Judy estaría muerta. Cuando levantó el arma para dispararle, la nutria se fue tan rápido como llegó.

Él comprendió de golpe su estrategia: «nos están separando y atacando en el eslabón más débil.»

—¡Van por los...! —gritó, intentando advertir que iban a por los que no tenían visión nocturna, sin embargo, se cortó cuando escuchó un grito de dolor.

Se volvió y observó a Deméter clavándole ambos cuchillos a Osorio en el pecho, mientras Colmillar usaba su arma como barrera entre la nutria y él. «¿Cómo demonios?» Hacía pocos segundos Atenea había atacado a Judy y ahora estaba arremetiendo contra Colmillar, ¿de tal forma había aumentado su velocidad?

Alzó su arma y disparó contra Deméter, mientras Lobato lo apoyó disparándole a Atenea. Ambas hembras dieron un salto a atrás y se agruparon a unos dos o tres metros de distancia de ellos. Nick observó cómo Osorio se sujetaba la herida, pero a simple vista se notaba que era mortal, tomó a Judy de la pata y la colocó detrás de él.

—¡Formación en línea! —ordenó—. Nuestro objetivo es proteger a los que no tienen visión nocturna.

En unos segundos, Lobato y Colmillar se colocaron a su lado, mientras Judy y McCuerno estaban a sus espaldas. El único que faltaba era Fernández. Lo buscó, encontrándolo con la mirada fija en Osorio, pero no expresaba miedo, preocupación o alguna emoción que reflejaran la situación en la que se encontraban. No supo el porqué, tal vez intuición, pero algo en él le indicó que viera a la loba. Y al hacerlo, notó que ella llevaba un collar con un dije de luna, eso ya lo sabía, entonces ¿por qué tenía esa sensación extraña? Volvió a ver al lobo y le ordenó que se uniera a la formación, mas fue en vano, él seguía viendo a Osorio. La mente de Nick estaba trabajando a más de lo normal: debía proteger a Judy, capturar a alguna de las tres, y evitar que no hubiera más bajas, no obstante, su sentido del peligro le indicaba que había algo más.

Volvió a mirar a Artemisa y fijó su vista en el dije otra vez. «Bien, ese dije la identifica», pensó. Algo que le pareció extraño era el porqué de un collar con un dije, hubiera sido mejor un broche.

Siempre estaré para ti (SEPT 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora