Capítulo 14

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—No soporto el hecho de verte así, no cuando se que la culpa es mía.

Mi vista se nubló y mis lágrimas cayeron como cascadas en mis mejillas.

—Tu no tienes la culpa de esto, Christopher. El primer problema de nuestra relación y ya vas a dejarme—hablé secando mis lágrimas.

—No llores, maldición—se levantó de la camilla—¿crees que fue fácil sacarte de la camioneta inconsciente y traerte hasta aquí? Diez horas, Tylor. Diez malditas jodidas horas pensando en lo que haría, si no despertabas yo... me moriría, Tylor. Y todo por mi culpa.

—¡Que no es tu culpa!—alcé la voz. Todavía lloraba, no podía parar—Yo acepté estar contigo, yo elegí esta vida, todo por tí, y a la primera me dejarás.

—Este no un problema de parejas, no es una pelea común, esto no es lo que tú quieres y lo se, tu no mereces esto, necesitas a alguien que te de una vida normal y sin peligro.

—Cuando acepté estar contigo, cuando acepte vivir contigo sabía que todo esto pasaría, pero decidí aceptarlo, no te culpes por esto, Christopher. Me preocupo por tí también, pero para eso estamos, somos una pareja, somos dos que podemos seguir adelante. Tú eres lo que yo quiero, contigo es que quiero estar, tu me haces feliz, nadie más, entiéndelo de una buena vez.

—¡Maldición!—acaricio su cabello despeindolo.

—¡Vete!—le grité—, vete, Christopher, por favor—trate de bajar la voz—y no se te ocurra volver, cuando salga de aquí me iré a casa, a casa y no a la tuya.

—Tylor no…

—Es lo que querías, ¿no? Pues ya tienes lo que quieres, como siempre, ¿no es así?

—Deja de llorar, por favor. No llores.

—¿Cómo quieres que deje de llorar? Tal vez a ti no te importe, pero a mi sí.

—Que no esté llorando no quiere decir que no me duela, Tylor. Te amo mas que a mi vida y por eso quiero dejarte ser feliz—se acercó a mí y comenzó a besarme.

—Aléjate, ¡vete!—lo empujé—, no me confundas más por favor, no hagas esto más difícil.

Christopher me miró seriamente y salió de la habitación como se lo había pedido.

¿Qué hago? ¿Qué es lo que tengo que hacer? No tengo idea, primero debo llamar a Tess y no a mi padre, pues si lo hago a esta hora lo vuelvo loco. Para llamar necesito un teléfono ¡mierda!

Toqué el botón de la camilla, creo que es el botón de alerta para las enfermeras.

Luego de unos segundos una de ellas y Christopher aparecieron.

—¿Qué tiene?—me preguntó la enfermera agitada entrando a la habitación.

Christopher me miraba preocupado esperando un respuesta.

—¿Me puede conseguir un teléfono por favor? Necesito llamar a mi hermana—mire a la enfermera.

La chica bufo y Christopher habló sin dejarla decir una palabra.

—Acá tienes el mio, cari…

—Gracias, Christopher—lo interrumpí.

La enfermera salió de la habitación y yo comencé a marcar el número de Tess.

—¿Para que la llamarás?

—Para que me venga a buscar, Christopher.

—Te compre suficientes autos para que vayas a dónde quieras.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora