Capítulo 2

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—Nos vamos—habló con propiedad, estaba serio y su mandíbula tensa.

—Le dije a papá que...

Unas horribles ganas de vomitar no permitieron que siguiera hablando.

—Necesito vomitar—lo miré muy seria y luego tapé mi boca.

Sentí que me alzó y luego comenzó a correr.

—¡Quítense, permiso, a un lado, necesito pasar!—Christopher le gritaba a cualquier persona que se le cruzara por el camino.

Cuando sentí que había dejado de correr, escuché una puerta abrirse y cuando estuve ya en el piso pude notar que era el baño de mujeres porque todas cuando lo vieron comenzaron a coquetear.

—Ya cállense de una buena vez—oh no, no estaba de humor—Hazte a un lado—su voz era tan odiosa que su mal humor se notaba al mil por ciento.

Me guió hasta un WC y sostuvo mi cabello, todo lo que había tomado en toda la noche lo acababa de botar en dos segundos. Cuando terminé, caminé hasta un lavabo y me limpie.

—Gracias—le dije apenada.

—Es hora de ir a casa—respondió algo frío.

¿Y por qué ese humor, Van Ewen? En ningún momento te pedí ayuda. ¿o sí?

—Me siento mal, me duele la cabeza, llama a un taxi, por favor.

Ahora sí...

—No seas exagerada, Tylor. Vivimos juntos, te puedo llevar.

Me tomó de la mano y me guió hasta la salida del club, cuando estuvimos fuera, abrió la puerta de su auto, me sentó en el asiento de adelante y me puso el cinturón de seguridad. En el camino me quedé dormida porque no recuerdo más nada hasta que desperté con un dolor de cabeza, recordando lo que pasó anoche, me da vergüenza con Christopher.

Tenía puesto un pijama, lo que significa que Christopher me vistió. Me levanté de la cama, cepille mis dientes, me di un baño, me vestí y luego bajé en busca de una pastilla para el dolor de cabeza.

—Hola, buen provecho—le dije a todos mientras entraba al comedor luego de tomar la pastilla.

—Por fin te despiertas, ¿qué tal te fue ayer?—preguntó papá. Estaba sentado en el comedor junto a Christopher y Amelia.

—Bien.

—Dijiste que te quedarías en casa de una amiga con Tess.

Me senté al lado de papá...

—Ah sí, pero...

—Ella estaba en el mismo lugar donde yo estaba y me ofrecí a traerla porque le dio sueño, y Tess se quedó con su amiga— Christopher me interrumpió.

Gracias por salvarme, señor ogro.

A papá no le gustaría oír que su hija de veintitrés años estaba borracha bailando con un completo desconocido en un club nocturno. Se supone que soy lo suficiente madura y grande para hacer semejantes cosas, pero soy un completo desastre que solo quiere olvidar algunas cosas por unos segundos mientras se divierte.

__________

—¿Me desvestiste ayer para ponerme el pijama?

Me encontraba setada en unos sillones del jardín.

—¿Qué más podía hacer?

—No tenías que hacerlo, Chris...

—Tranquila, no eres la primera que veo en ropa interior.

Su sonrisa arrogante había aparecido. Y yo que pensaba darle las gracias y ser amable por primera vez.

—Solo cierra la boca, Van Ewen.

—¿Van Ewen?—sonrió y se levantó dispuesto a marcharse.

Christopher es raro y misterioso, de un momento a otro te habla cinco segundos , pero luego se va y no lo ves durante días.

__________

Un mes en la hermosa ciudad de Los Ángeles, tres días que Christopher no venía a casa y dos semanas completamente entregada a mi trabajo, cada día se hacía un poco más reconocida mi página y estaba muy feliz con eso, siempre soñé en ser una diseñadora famosa y exitosa.

Me encontraba sola en casa, porque papá y Amelia salieron a cenar por su aniversario y Tess estaba en casa de su amiga. El timbre sonó y me fijé para ver quién era. Christopher.

—Hola—saludó mientras entraba.

—Hola.

—¿Y las personas dónde están?

—Las personaslo imité.—No están.

Di media vuelta dispuesta a seguir trabajando en mi pequeña oficina situada en mi habitación.

Christopher me siguió y entró conmigo a la habitación.

—¿Qué quieres?—pregunte seria.

—Solo vengo a ver lo que sea que estés haciendo.

Lo ignoré y seguí publicando diseños.

Todo un mes sin dirigirme la palabra, esquivandome e ignorándome y ahora quiere llegar como si nada, puede ser mi hermanastro pero no estaré tras él sólo para que me hable, traté de ser amable para no incomodar a mi padre y actual madrastra, pero gracias a su mal humor, su bipolaridad y carácter de ogro no puedo avanzar en esto, así que decidí ignorarlo, de la misma manera que él lo hace conmigo.

—¿Puedes por favor dejar de mirarme?—pregunté, me incomoda su presencia y la forma tan intensa con la que me mira, no deja concentrarme.

Cuando levanté la mirada, Christopher estaba a centímetros de mis labios, sentí su respiración y sus labios apenas rosarse con los míos.

Me quedé completamente paralizada con los ojos cerrados, me tomó de la cintura y dos segundos después habló.

—¿Esperabas que te besara?

Abrí los ojos rápidamente y esa horrible sonrisa arrogante apareció. Quería que la tierra me tragara en ese momento, odiaba ser tan estúpida y más con él.

—¡Te odio!—grité mientras quitaba sus manos de mi cintura y me separaba de él.—Fuera, no te quiero ver más.

Christopher comenzó a reír, salió de mi habitación, no sin antes dejar en claro lo que pensaba.

—Sabía que querías que te besara—
me guiñó un ojo.

—¡Vete!—volví a gritar, señalando la salida de mi habitación.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora