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— Adiós, Jam —Frank agitó su mano con una sonrisa, mientras que Gerard lo miraba desde la cocina con una sonrisa estúpida en la cara.

Por un momento se sintió estúpido al desconfiar de las intenciones de Jamia, la mujer resultó ser una persona increíble y divertida, platicaron de tantas cosas, entre ellas pasó el tema de la hermosa bebé. Su nombre era Lily, y era la mayor de su gemela de nombre Cherry.

Se sintió tan feliz de ver que eran gemelas, al menos ella si podría tener dos hermosas hijas naturalmente. Gerard obviamente pregunto quien era el padre de las bebés, Frank se ahogó con su propia saliva y Jamia solo contestó “Un hijo de puta cobarde.”

No pudo evitar ponerse triste por ella y las bebés, crecer sin un padre ha de ser horrendo, y más si era un hijo de puta las que las abandonó.

Afortunadamente Gerard creció con una madre y un padre completamente responsables y cariñosos. Hace mucho que no los visitaba y eso lo hacía sentir mal, tal vez ahora si tenga tiempo para ir al cementerio. Con el cambió de actitud de Frank hasta se le hacía posible visitar a la luna ahora mismo.

¿Aun seguirían las flores que puso hace algunos meses?

Siempre que los recordaba se escondía en el baño y empezaba a llorar durante horas y horas, el trágico accidente de sus padres logró que Gerard se deprimiera muchísimas veces, pero nunca llegando a hacer algo estúpido.

Después de todo, aún tenía a Frank y a una nueva amiga con dos lindas hijas, y tal vez un nuevo comienzo.

Se le hizo rarísimo observar a Lily durante todo ese tiempo... La bebé tenía algo que Gerard conocía, pero no sabía el qué.

Sus ojos, su nariz...

— ¿Qué piensas, Gee? —la voz de Frank lo sacó de su trance, y con una sonrisa sacudió su cabeza, sus pies fueron hasta la sala y se sentó al lado de su esposo, éste lo recibió gustoso y con los brazos abiertos. En poco tiempo recibió un beso en su frente.

— Los bebés, tu sabes... —murmuró distraído, acariciando la pierna ajena. — Es solo que estoy un poco distraído. —el castaño se acomodó más en el sofá para que el pelinegro se acomodara mejor en su pecho. — El tema de Jamia me tiene un poco confundido, ¿Cómo alguien puede abandonar a una persona tan genial como ella? No es justo para ella ni para sus bebés.

Frank cerró sus ojos, dejando salir un suspiro.

Tal vez la persona que estaba con Jamia se dio cuenta que no podía estar con ella, no ahora. —habló con voz pastosa, mientras sus manos se paseaban por los costados de su esposo. No era necesario decir el comportamiento de Gerard, se le notaba lo nervioso a kilómetros.

La sensación de las manos de Frank en su cuerpo era maravillosa, cada vello de su cuello se erizaba al sentir su aliento en la misma zona. Era como si fueran adolescentes de nuevo, y le encantaba.

— Tienes razón... —habló con el mismo tono de voz, mientras su cuerpo estaba pegado al de Frank. Se sentía de una manera cómodo, el sofá no era el mas gigante del mundo pero aún así ambos cuerpos podían estar en el al mismo tiempo. — Pero, ¿Te imaginas lo estúpido que se sentirá el padre? Tener un hijo es una bendición, más si son dos hermosas gemelas. —terminó de hablar con un notable puchero bastante infantil para su edad actual, escuchó una risa proveniente de Frank a sus espaldas.

Las cosas que haría para tener dos bebés eran inimaginables... Escuchó unos raros casos presentados en alemania y españa sobre unos hombres embarazados, no terminó de leer el artículo por el simple hecho de no creer en esas cosas, y por un poco de envidia también. El que dos personas de diferentes sexos se puedan embarazar aún se escucha muy lejano, también el que personas acepten el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

unhappy -frerardOnde histórias criam vida. Descubra agora