—Oh tú debes ser Sam— dijo la mujer abrazándome. Por un momento creí que estaba en el cielo, por haber muerto estrangulada entre sus brazos.

—Un gusto— a penas pude formular por la escasez de aire en mis pulmones—, ¿y usted es?

—Cassy, ¿eso es lo que te he enseñado? Ven a presentarnos— dijo soltándome para mirar a Cassy... No me juzguen al reírme.

—Eso puedes hacerlo tú sola— responde y luego suspira—. Sam ella es Valeria mi madre y él Jean-Louis mi padre. Padres— los mencionó con ironía—, ella es Sam mi novia.

—Un gusto el al fin conocerles— hice una pequeña reverencia.

—El placer es todo nuestro linda, sabemos lo difícil que es llevarse con Cassy y tú lo aceptas tal y como es— admitió Valeria y el hombre asiente.

—Gracias por nada mamá.

—¡Cariño! Dijo gracias, desde que era pequeño no le había oído repetirlo— dijo su madre saltando hacia su esposo—. Eres un ángel linda.

Valeria me miró como si quisiera decir gracias con ella, aunque yo no había hecho más que aceptarlo. Lysandro lleva tiempo con él, y siempre veía que se respetaban mutuamente sólo que ambos no son de mucho expresar a su forma y semejanza. Ayudé a Castiel a entrar las maletas de sus padres y cuando los miré apreciaban el lugar con asombro. De seguro no se esperaban la casa organizada y menos aún limpia. Me daba gusto que estuvieran, me sentía dentro de una familia junto a ellos.

De un momento a otro ya me encontraba preparando el banquete para noche buena. Jean-Louis me tendió un par de manteles cuadrados y desplegué uno rojo en la mesa del comedor para atravesar uno verde con diseños de flores de navidad en cada esquina y una grande en el centro. Fui a la cocina para descubrir a Castiel ayudando con la cena a Valeria y en ese momento descubrí que todo ese tiempo había vivido mimándolo cuando siempre fue capaz de hacer su propia comida. Quería matarlo pero estaba tan feliz ese día que se la dejé pasar.

Ubiqué una cesta de frutas en el medio de la mesa y a su alrededor puse el pavo, el pollo, el cerdo, la carne de res— se notaba que la carne era su comida favorita—, algo de ensalada verde y rusa sin olvidar un poco de puré de papa y arroz. La madre de Castiel me agarró y me obligó a sentarme a su mano derecha mientras Castiel quedaba frente a mí y Jean de su esposa. Él dio las gracias por la comida y empezamos a servirnos. Lo primero que tocaron los tres fueron los diferentes tipos de carnes y yo esperé a que terminasen. Cuando iba a servirme ensalada, el plato se me fue arrebatado de las manos por Valeria quién me puso en el un muslo de cada ave, una lonja de cerdo, otra de res y un cucharón de los otros alimentos presentes. Me lo devolvió y sentí que se me caería de las manos o que la comida se caería por los bordes.

—Buen provecho— dije antes de iniciar a comer.

—Buen provecho— respondieron Castiel y Valeria con la boca llena. Empecé a reírme sin poder evitarlo y luego el salón se llenó de ellas en coro.

Después de cenar nos quedamos despiertos hablando hasta las doce de la noche. Valeria me dijo que era una azafata y Jean un piloto razón por la que nunca se encontraban en la casa. Se casaron a los 25, en el mismo año que Valeria quedó embarazada. Ambos esperaban una linda niña a la imagen de su madre y con la personalidad de su padre a la cual iban a llamar Cassie pero resultó ser todo lo contrario, y en una sola noche me tomaron como su hija. No es necesario mencionarlo sin embargo Castiel se enojo bastante mientras su madre se reía.

Los padres de Castiel se fueron a dormir y ambos salimos al patio. El pelirrojo se acostó sobre el pasto mirando el cielo estrellado cruzando los brazos en su cabeza y yo le imité recostándome de su pecho. Una de sus manos se movió a mi cintura atrayéndome a él haciendo que mi cuerpo se estremeciera.

Rock your heart CDM #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora