Capítulo 13

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Norman recorría todo el establo de un lado a otro. Después del trato que hizo con Samuel estaba más que nervioso; mañana tendría que salir con él. Pero no sabía para que, quizá solamente como amigos, pues es lo que eran, o su última pensamiento era que saldrían para conocerse como algo más.

―No ―zarandeo su cabeza levemente―. Es imposible que él sea... ―sus palabras fueron interrumpidas cuando sintió que le despeinaban su cabello.

―De que tanto hablas. ―le pregunto Gabriel, entrando al establo acompañado de Albo y con una amplia sonrisa en su rostro.

―N-no es nada ―respondió velozmente mientras giraba hacia él―. ¡Vaya!, ya te devolvió a Albo. ―Norman rápidamente fue a acariciarlo mientras reposaba su frente sobre el caballo.

―Sí, aparentemente cambio de parecer, lo que me es extraño ya que él nunca cambia de parecer ―las palabras perdieron tonalidad cuando Norman lo miro nervioso―. Al menos que alguien lo haga cambiar de parecer ―se aproximó a Norman y giró sobre él―, no me digas que tú conseguiste a Albo. ―susurro Gabriel, pero Norman lo escucho claramente.

―No tienes que agradecerlo. ―respondió Norman con un claro tono de broma.

―Norman... ¿a qué costo? ―Gabriel quedó en frente de él.

―No es nada importante, lo juro.

―Dime que te pidió.

―Solamente quiere que mañana salga con él, ya somos amigos.

―¿Y es una salida de amigos? ―Norman ligeramente frunció el ceño.

―¿De qué más seria? ―preguntó el ojos grisáceos.

―Nada, olvídalo. ―respondió Gabriel tomando a Albo de las riendas y guiándolo hacia un balde de agua para que bebiera el yeguarizo.

―¿Quieres ir al manantial? ―preguntó Norman mientras se acercaba a Albo con una zanahoria que tomó de la comida de los animales.

―¿Ahora? Ya esta oscureciendo.

―Solamente quiero distraerme... ―Norman terminó de alimentar al yegurazio.

―Esta bien. ―Gabriel le sonrió y Norman igual.

Así que ambos salieron del establo, la cabaña de Norman estaba apagada, por lo tanto sabía que su tía debería de estar dormida, así que no tendría que avisarle. Y la casa de la señora Clarisa estaba igual, solamente las pequeñas iluminaciones que acostumbraban a dejar encendidas.

Ambos caminaron hasta el manantial, Norman pretendía despejar su mente, por lo tanto pidió ir caminando y dejar a Albo en el establo.

Al cabo de unos minutos llegaron al dichoso manantial, Norman solamente se dirigió a la orilla del agua; le encantaba mirar el agua en la noche, la luna le otorgaba ese magnífico resplandor color magenta. Se sentó en un tronco tirado y se abrazó así mismo, concentro sus tímpanos en el pequeño sonido que emitía el agua al recorrer y rozar en las rocas.

Cerró los ojos y su mente fue despejada, justo lo que necesitaba. Sintió un pequeño escalofrió en su espalda pero rápidamente fue sustituido por calor, como si de un abrazo se hablase. Abrió los ojos y visualizo a Gabriel recostado en la tierra y la cabeza recargada en el tronco, mirando el cielo. Enfoco su vista en sus hombros e intuyo que en su espalda tenía la chamarra color chocolate que Gabriel traía consigo.

―Es hermoso.

Norman aclaro sus pensamientos y miro a Gabriel, este seguía mirando el cielo con una sonrisa.

―¿Qué cosa? ―preguntó Norman mientras se abrazaba a la chamarra.

―El cielo, de día es bello, pero de noche es hermoso.

Mi Vaquero Ideal  [Gay] *correcciones gramaticales/ortográficas*Where stories live. Discover now