Mi Vaquero Ideal [Gay] *correcciones gramaticales/ortográficas*

Capítulo 3

Después de que Gabriel subiera << las estúpidas maletas de Samuel >>, pensamiento de Gabriel.
Se dirigió a la cabaña de Norman, para él era una cabaña pequeña, pues él vivía en una casa un poco grande, que fue la herencia cuando su abuelo murió. Pero aún así sabía que Norman y su tía eran de clase baja, pues él había notado que falta de intelecto en el pequeño, trato de enseñarle pero realmente no logro mucho, Norman solo sabía lo que aprendió desde tercero de primaria y cierto vocabulario que sus "jefes" hablaban.

Realmente le entristecía ver a Norman de esa manera, triste.

"¿Pero que podía hacer?".

Sí trataba de cuidarlo ―más de lo que lo hace actualmente―, Norman lo tomaría de mala manera, pues pensaría que es algo "más" que su amigo ―aunque Gabriel lo quisiera más que un amigo; Gabriel era cobarde al mostrar sus sentimientos―. Como esa tarde en el granero, simplemente sintió deseo de besarlo, de besar los rosados labios del chico, pero Norman lo detuvo ―dando a entender que Norman no era gay―, Gabriel tenía timidez de preguntárselo él miso, todos esos años junto a Norman lo dispuso a quererlo demasiado, tanto que Norman logro conquistar su corazón sin intenciones propias. Pero era algo complicado, pues; ¿Norman también lo quería?

―¡Listo! ―dijo Gabriel aproximándose a un Norman sentado en un tronco fuera de la cabaña.

―Gracias... por ayudarme con ello. ―dijo Norman cabizbajo.

―Oye ―levanto su mentón―. Está bien, te he dicho que no me gusta verte cabizbajo, te ves triste, y no quiero verte triste.

―Lo siento ―sonrió con dificultad―. ¿Por qué me ayudaste?

―Porque... ―se detuvo a pensar.

<< Porque me gustas, y no me gusta verte batallar >>, esa era la verdad.

―Porque eres mi amigo, ¿no? ―complemento Gabriel.

―Claro, amigos.

Ambos miraron el cielo satisfechos de su gran amistad, algunas estrellas iluminaron la magnífica noche, los chicos siguieron con la mirada las luminosas estrellas. Estaban pasando una hermosa velada el uno al otro, era lo que siempre le gustaba a Gabriel, estar con su "amigo" a solas.

―Creo que es hora de que duermas Norman. ―habló  Gabriel.

―Me gustaría ver las estrellas un rato más. ―reprocho con una dulce voz que provoco a Gabriel un enrojecimiento de ternura.

―Vamos amigo ―le dolia decir esas palabras, pero una cosa era cierta: era la cruda realidad― Mañana tendrás que hacerle el desayuno al estúpido de Samuel. ―refunfuño tal nombre.

―¿Por qué lo odias tanto? ―preguntó Norman.

―Por cosas del pasado, nada importante. ―sonrió falsamente, pues recordar los problemas con Samuel le hacía encrespar.

―Dime, por favor. ―rogó, realmente quería saber.

"¿Para qué?, ¿Para saber a qué se enfrenta?, ¿Para evitar esa situación con Samuel?, o simplemente para ajustar cuentas con Samuel, por lastimar a su amigo"

―No creo que sea apropiado, ya lo dejé atrás, ya lo superé.

―Entonces no dormiré. ―se cruzó de brazos.

―Si no duermes no te levantaras temprano y no podremos ver el amanecer junto. ―argumento él de cabello castaño.

―¡No! ―exclamó el de cabello azabache―. Mejor dormiré ahora.