poder y soledad

Comincia dall'inizio
                                    

-Dime diosa Luna, crees que alguna vez sea feliz?- estire mis manos tratando de alcanzar al menos uno de sus plateados rayos, fue entonces que lo note, las puntas de mis dedos estaban azules, extrañas marcas se extendían por mis brazos , al ponerme en pie fui consciente de mi cambio, mi cabello antes negro como el carbón, había perdido su color. me acerque a la orilla del lago a ver mi reflejo, mis ojos grises eran ahora de una frío azulado, y en mi frente una medialuna compuesta de pequeñas marcas, solté una pequeña risa

-que apropiado, para alguien cuyo nombre significa luna creciente-  me puse en pie y volví a verla tan brillante en la profunda oscuridad de la noche, yo jamas seria como ella, un monstruo, esa era la forma en que ella me llamó, y tal vez lo era, despues  de todo era su hija. camine sin rumbo hasta perder de vista todo, hasta a mi misma.

no volví hasta unos días despues, cuando ya estaba más tranquila, entre por la puerta trasera y fui directo a las escalera, solo iría por unas cosas, a partir de ahora estaba sola, abrí la puerta de la que hasta ahora fue mi habitación, y unos brazos me envolvieron, no sentí calor como solía ser, el se separo de inmediato al notar lo fría que estaba.

-Sichel querida que te- lo vi a los ojos,  antes solía sentirme orgullosa de poseer sus ojos, ahora me aliviaba no tener nada suyo en mi ser, lo ignore fui por una mochila y comencé a llenarla de libros y algo de ropa -tu...tu poder despertó, por eso te fuiste cariño?- escuche como retrocedía paso a paso,  el olor a perro miedoso que despedía era nauseabundo 

-los escuche- los susurre apenas, pero sabia que me había escuchado, de algo deben servir esas orejas de perro que posean los hombres lobos,  lo siguiente que supe fue que él había salido del cuarto cerrando por fuera, "en verdad creía que una simple puerta me detendrá?" , termine de poner algunos billetes que tenía en mi alcancía, no era mucho, pero era mejor que nada, congele la ventana y esta cayó a pedazos, y baje por escalones de hielo que había hecho,  los que se desvanecieron en en cuanto toque el suelo, un alarido de sorpresa a mi izquierda me hizo voltear, ahí estaba ella tirada en el suelo, arrastrándose para alejarse de mí,  mi padre llegó a su lado y la ayudó a levantarse, a pesar de todo no podía odiarlos, había estudiado la historia de las brujas desde que comencé a leer, sabía que había tenido suerte, otras brujas son abandonadas apenas nacen dejándolas morir en la intemperie, así que solo camine de vuelta al bosque, me iría tan lejos como mis pies resistieron, era lo menos que podía hacer, para agradecer estos años de vida, en los que pude sentir el calor del que ahora carecía. 

no mire atrás,  me establecí a los pies de una montaña en una profunda cueva,  con ayuda de un viejo libro, comencé mis estudios de hechicería entre las oscuras paredes del lúgubre lugar,  aprendí a hacer una barrera, de esa manera no me encontraron, un hechizo para eliminar mi olor era lo necesario cuando debía ir por comida, y uno que cambiara mi apariencia para viajar a la ciudad humana, así el tiempo fue avanzando sin que pudiese darme cuenta siquiera, cambiando de lugar cada cierto tiempo, hasta que encontré el lugar apropiado, una cueva en lo alto de una montaña, era frío, y lo suficientemente alto como para persuadir a los curiosos, estaba cubierto de nieve todo el año, y además una constante cantidad de luz de sol, algo que hace años no podía disfrutar, si bien no podía sentir su calor, el sol me recargaba de energías nuevas cada mañana .

permanecí de esta manera por una par de años, hasta cumplir los veinte, cuando la vida se torno aburrida, mi única compañía eran las aves que rara vez volaban lo suficientemente cerca como para verlas, esta es la era de las cadenas no hay mucho que una bruja pueda hacer sin ser descubierta y atrapada, jamas me imagine que incluso los humanos terminarían por formar parte de esta "cacería de brujas" aunque en su mayoría solo lograron matar a mujeres inocentes, algunas un tanto locas.

el frio amor del AlfaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora