Capítulo V

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Gerard no sabría decir exactamente cuanto tiempo caminaron, pero sus pies se sentían como plomo y cada paso que se atrevía a dar se hacía eterno. El sol se había alzado en el horizonte e iluminaba el día con su ingrávida luz anaranjada. Tenía frío, estaba cansado, y quería llegar a cualquier lugar lo antes posible para descansar. O del caso contrario desfallecería allí mismo.

Los otros no parecían estar mejor que él. Frank lideraba la marcha del grupo mientras leía algún tipo de papel arrugado y también lucía algo cansado, después de todo habían caminado toda la noche sin detenerse ni una sola vez y aquel esfuerzo pasaba su factura. Grandes y oscuras ojeras rodeaban sus ojos y las bolsas también se hacían notar con lucidez, al igual que en todos. Gerard dedujo que no quería demostrar que estaba cansado o simplemente sabía cubrirlo muy bien.

Mikey caminaba junto a él y trastabillaba con las rocas o baches del camino que debido al sueño no llegaba a ver.

— Okay, no podemos seguir así. Debemos detenernos a descansar —dijo Gerard cuando estuvo a punto de chocar con un árbol.

Se habían alejado lo suficiente de la escuela y para aquel entonces era poco probable que pudieran alcanzarlos, en caso de si los estuvieran siguiendo. No lo creía posible, pero uno nunca sabía. Ni siquiera estaba seguro si habían notado su ausencia.

Mientras que Mikey apoyó su sugerencia al 100%, Frank tenía otros planes.

— No, estamos a pocos kilómetros de las vías —espetó duramente— Una vez allí subiremos de polizones y el tren nos llevará directo a Nuevo Brunswick, lugar donde necesitamos ir para recoger el auto. Luego cada quien seguirá su camino. No podemos retrasarnos, el tren sale en menos de una hora. Además, no nos arriesgáremos —explicó cómo si fuera lo obvio, parecía tenerse todo bien pensado dentro de su cabeza.

— Si no me siento voy a desmayarme —se quejó Mikey con un bufido mientras tomaba aliento, queja que obviamente Frank ignoró y prefirió continuar caminando.

— ¿Cómo estás tan seguro que el tren estará allí para cuando lleguemos? —preguntó Gerard con escepticismo, apresurando el paso para lograr alcanzarlo.

— He estado planeando esto por mucho tiempo, amigo. He estudiado todos los mapas de está zona en mi tiempo libre precisamente para esto. Según mis cálculos nos encontramos cerca de las vías y el último tren saldrá pronto. Así que les aconsejó mover las piernas si no quieren esperar tres horas para el siguiente, porque yo no pienso hacerlo.

Nuevamente volvió a tomar la delantera, dejándolo con las palabras en la boca. Ese chico era un egocéntrico de primera, pensó Gerard. Conocía a los de su clase; creían saberlo todo pero en realidad no sabían absolutamente nada. Y eso sería su perdición algún día.

— O quiere matarnos de agotamiento y abandonarnos aquí o enserio está decidido a alcanzar ese tren —oyó decir a Mikey.

— Me vuelco más a lo primero —asintió Gerard, pero de todos modos siguieron al moreno. Lo último que querían era perderse por aquel peligroso claro y el otro al menos parecía saber hacia donde se dirigían.

Para cuando finalmente llegaron a las vías luego de un tortuoso y agotador viaje por sendero, el sol ya había salido en su totalidad. Se encontraron con que efectivamente había un tren, tal como había prometido Frank, pero el único inconveniente era que este ya se encontraba en marcha. Suponía que el moreno no había contado con eso.

— ¡Corran! ¡Debemos subir! —rugió mientras comenzaba a correr a un lado del tren, el cual rugía bajo el peso de su cargamento. Se las arregló para abrir la puerta del vagón y luego arrojó su mochila dentro. De un salto y con suma facilidad, el chico ya se encontraba dentro del tren— ¡Ahora ustedes!

— ¡¿No estarás hablando en serio?! —Mikey veía el tren en movimiento con ojos bien grandes, paralizado en su lugar.

Pero no había tiempo que perder, pues el tren aumentaba su velocidad con cada segundo que pasaba y pronto sería imposible alcanzarlo. Gerard obligó a su hermano a moverse y a correr. Jamás en su vida había subido a un tren en movimiento y jamás pensó que haría algo así, pero allí estaba, a punto de hacerlo y probablemente fallaría miserablemente.

— ¡Mikey, tú primero!

Lanzó ambas mochilas hacia dentro del vagón y procedió a ayudar a su hermano a subir. Frank tomó su brazo e impulsó a Mikey hacia arriba. Bien, ahora era su turno. En realidad era mucho más difícil de lo que se veía en las películas, temía tropezar con las rocas y caer, claro, además del hecho que el tren andaba cada vez más y más rápido y él se iba quedando atrás. Creyó no lo lograría, pero justo cuando había perdido toda esperanza Frank atrapó su mano y de la misma forma que hizo con Mikey lo impulsó hacia dentro con fuerza.

Aterrizó sobre el cuerpo del moreno, quien funcionó de buen amortiguador para la caída. Al darse cuenta donde estaba, Gerard se incorporó de inmediato con sus mejillas bien rojas. Trataría de ignorar que eso había sucedido.

Frank se incorporó en el suelo, resoplando— Nunca más viajaré con acompañantes. Nunca. Lo único que hacen es retrasarme...

Gerard ignoró su berrinche, en cambio, se dedicó a inspeccionar aquel sitio. El vagón donde se encontraban viajando de polizontes parecía ser una unidad de carga para materias primas, tales como heno, maquinarias de diversas índoles e incluso carbón. Se preguntó si alguna vez revisaban aquellos compartimientos o simplemente no se tomaban esa molestia, lo más factible era lo segundo, o eso esperaba.

Cuando lograron acomodarse lo más que pudieron en el reducido espacio, llegó la hora de la comida. Gerard y Mikey se sentaron de espadas contra el vagón mientras se deleitaban con un trozo de pan y una manzana cada uno. Gerard no se había dado cuenta del hambre que tenía no hasta que probó el primer bocado, su estómago rugía por más pero debían reaccionar las provisiones. Frank, por su parte, engulló algo de lo que él mismo había sacado de la escuela.

— ¿Estás seguro que esto fue buena idea, Gerard? —preguntó Mikey luego de un rato, cuando terminaron su desayuno y almuerzo improvisados. No había mucha iluminación allí dentro, pero habían encontrado una lámpara que hacía bastante bien su trabajo.

Frunció el ceño— ¿Preferirías haberte quedado en aquel lugar religioso como un prisionero?

— Bueno, no. Pero esto... Viajando en un tren como vagabundos, no es lo mejor en mi opinión. Ni siquiera sabemos si dice la verdad sobre el auto. Podríamos llegar a Brunswick y descubrir que todo era una farsa.

— Él no mintió sobre el tren. ¿Porqué habría de hacerlo sobre el auto?

— No lo sé, por muchas causas. Quizás solo nos necesitaba para escapar y piensa deshacerse de nosotros en algún punto —sostuvo Mikey, muy serio.

— Si hubiera querido hacerlo lo habría hecho hace mucho —aseguró Gerard, aunque tenía sus dudas.

— Como sea, algo en aquel sujeto me da mala espina.

Mikey hizo alusión a Frank, quien se encontraba dormitando sobre unos cubos de heno. El tambaleó del tren no parecía afectarle en absoluto. Dormir quizás no era tan mala idea.

— Duerme un poco, necesitamos descansar —dijo, recostándose en el frío suelo. Sentía sus párpados pesados y miembros fatigados. Mikey hizo lo mismo— Todo estará bien, ya lo verás.

Cerró lo ojos y el sueño lo invadió casi de inmediato.

Run Away (With me) ↠ FrerardWhere stories live. Discover now