Capítulo 1 Dios y el Diablo

1.1K 18 0
                                    


Clarisa está en su casa temprano por la mañana, le espera un largo día de esfuerzo y se prepara para salir, ha vivido sola desde que murió su madre hace tres años, ella era la jefa de familia pues su padre no se hizo cargo al nacer. Por fortuna le dejó un lugar donde vivir.

Tiene el pelo rojizo, ondulado y largo, es delgada y de piel clara. Bajo sus ojos marrones hay unas apenas visibles ojeras.

Camina apurada hacia su trabajo de mesera en un pequeño negocio de comida local, rápidamente saluda a sus compañeras y coloca el delantal para atender las mesas con clientes que acaban de sentarse.

Finge una sonrisa ante todos aunque esté desanimada por dentro. Esa es su única fuente de ingresos y lo que pudo conseguir con sus escasos estudios, los cuales no pudo seguirse costeando.

Ha llegado un joven sacerdote con sombrero y una maleta y se coloca en un lugar.

—Buenos días padre, puedo ofrecerle algo.

—Buenos días hija, sírveme el desayuno que ofrecen por favor.

—Por supuesto, ¿quiere jugo de naranja o café?

—Café muy cargado y sin azúcar por favor, no he dormido en toda la noche.

—Claro— lo anota en su libreta – ¿viajó de noche?

—Así es, vengo a esta ciudad para ser el nuevo encargado de la capilla.

—Vaya que bien, sea bienvenido— le estrecha la mano sonriendo –mi nombre es Clarisa y puede contar conmigo para lo que se le ofrezca.

—Te lo agradezco— corresponde al saludo –soy en padre Elías, es un gusto.

Puede observarlo detalladamente, tiene el pelo negro y peinado hacia atrás, piel clara y ojos color miel, no aparenta más de 30 años y con una linda sonrisa.

—Enseguida le traigo su orden.

Acomoda sus cosas y llama a alguien avisando que ha llegado y en una hora estará ahí. Observa por la ventana la calle, piensa que es una ciudad acogedora y tranquila, no ha podido permanecer en un solo lugar pues sus trabajos fueron eventuales, espera que en esta ocasión si dure muchos años. Necesita estabilidad es su vida.

Clarisa toma la orden en otras dos mesas y le avisan que la del padre ya está lista. Toma la charola con los platos y al ir a mitad del trayecto le llega un horrible dolor de estómago. Empieza a sentirse muy mareada, todo a su alrededor es borroso como si fuera a desmayarse, los ojos cansados se cierran de pronto, en un solo segundo está en un lugar completamente diferente.

Es una construcción, una casa incendiándose, grita asustada para pedir ayuda, las llamas la rodean y todo se derrumba, trata de encontrar un lugar por donde salir pero las puertas están bloqueadas por unas vigas, la estructura se encuentra muy frágil y en cualquier momento se caerá, el humo no la deja respirar, pronto el fuego la alcanza y le quema las piernas.

Ella se mueve tratando de apagar las llamas pero solo las aviva más, el dolor es insoportable siente como arde todo su cuerpo y grita horrorizada tratando de agarrar aire, la ropa se incendia instantáneamente y se pega a su piel, ya no puede más y cae inconsciente al suelo ardiente.

En el negocio la actitud de Clarisa asusta a los comensales, gritando como loca y pidiendo ayuda como si no estuviese allí, de inmediato Elías se alerta y aproxima a tratar de ayudarla.

—Es mejor que no se acerque padre— advierte el encargado –esa chica está loca, no sé por qué permito que siga aquí.

—Claramente está sufriendo ¿no lo ve?

El pecado de DiosWhere stories live. Discover now