El pecado de Dios

Capítulo 8 La fiesta

Esta amaneciendo y se escucha la puerta principal, Leo ha salido al trabajo.

En cuanto llega al salón de operaciones la mayoría de sus compañeros lo abordan con preguntas.

"¿Es cierto que te casaste con ella?" "¿Cómo fue que sucedió?" "¿No has tenido miedo?" "¿Cómo la conociste?"

Brandon lo preparó para que contara una historia.

—La conocí en el bunquer militar donde la tenían, me encargaron vigilarla y nos hicimos amigos, después tuvimos una relación amorosa y antes de venir aquí ya habíamos planeado casarnos — relata todo como un robot que lo programan para decir varias frases.

Por muchos es conocido que si trabajó en el bunquer pues era soldado raso pero en realidad jamás la vio.

—Y ¿Por qué nunca lo comentaste?

—Tenía prohibido decirlo, hasta que se calmara la situación— fastidiado por los cuestionamiento se aparta de la multitud para sentarse en su puesto. Lo observan algunos intrigados y otros sorprendidos. Claramente su historia es muy rara y dado la naturaleza de la chica es dudoso que la dejaran ser una chica normal que tiene novio y después se casa.

—Anderson, ¿vienes un momento?— su supervisor lo llama a la oficina del fondo. Todos lo observan con interés.

— ¿Me llamaba señor?— en el interior se encuentra el supervisor y Brandon — necesito que me acompañes.

Leo asiente con nerviosismo. El representante de los líderes y el chico bajan por el ascensor. Éste se encuentra en la parte baja y abarca varios pisos de altura, es un salón hermoso y decorado con objetos de lujo, tiene mesas y sillas dispuestas por todo el lugar y entran personas por una puerta que da al exterior y es custodiada por muchos guardias.

Se dirigen a la parte de en frente donde ve a los superiores alrededor de alguien sentado en el centro de una mesa alargada colocada justo en frente de todo el salón pero no distingue de quien se trata.

Lo reúnen con Clarisa la cual se ve igual de intrigada que él. Ella lleva un atuendo algo elegante con un vestido sencillo pero que la hace ver linda, a Leo le dan un traje y zapatos para que se cambie después de recibir instrucciones.

—Hemos tenido la idea— inicia Brandon —de introducir a esta parte del edificio a gente del exterior que desea ver a su Dios en persona, que pasen un momento agradable mientras reciben la bendición de su señor— señala al grupo del centro pero como todos están volteando hacia adentro cubren completamente la figura sentada — y ustedes podrán mostrarse como una pareja de casados. Si es posible que puedan convivir con los demás sería lo ideal.

Hay una orquesta de música clásica del lado izquierdo preparándose para iniciar a tocar mientras poco a poco las mesas van siendo ocupadas.

—Queremos hacer ver a Clarisa como a alguien inofensivo que puede convivir perfectamente con otros, tiene un esposo amoroso que no le tiene miedo y la muestra como una chica normal.

—Y ¿Qué vamos a hacer exactamente?— ella no entiende completamente la situación.

—Su papel es solo mostrarse ante las personas como unos recién casados que no son ninguna amenaza y pueden estar perfectamente al lado del Dios Helios sin causarle problemas a nadie.

En mesa alargada del frente se sentarán las figuras importantes, los colocan a ambos en sillas casi centrales pero sin estar tan cerca de Helios.

Clarisa se sienta primero mientras espera que Leo se cambien uno de los cuartos del fondo donde se hacen los preparativos. Observa detenidamente y sin ser obvia como acomodan a su amado para ser expuesto a esas personas. No entiende que pueden hacerle ya que es perfecto tal como es. Un momento después llega Leo y se acomoda a su lado sin dirigirle una palabra.