Han pasado 8 años desde que me mude a Inglaterra desde que me separaron de mi peligroso amor. Ahora tengo 25 años, trabajo en las empresas de mi abuelo, soy muy reconocida en Inglaterra por ser la nieta de la empresaria multimillonaria Amanda Reynol...
Dejó que él se pierda en mis labios por un momento, al sentirlo perdido en ellos, muerdo con fuerza su labio, haciendo que Elliot se queje.
Se aparta de mi y lleva su mano a su labio, suspira mientras limpia su labio.
- deja las cosas como están... ve con tu esposa, con tu familia - le digo alejandome de él.
- dame una oportunidad, amame de nuevo - me toma de mis brazos y luego acaricia mi rostro.
- eso fue a hace años, olvídalo - agacho la cabeza y me alejo de él.
- no... no puedo... por favor amor - se recarga en el escritorio. - eres mi todo Emily, sabes perfectamente que Hasta daría mi vida por ti...
Me quedo callada, viéndolo fijamente. No sé que decir.
- y tu hijo? - le digo. Su actitud cambia, él camina hacia mi.
- Piénsalo - me queda viendo fijamente a mis labios, pone sus dedos en ellos sin despegar su vista. Me suelta y se marcha de mi oficina.
No puedo con mi vida. Quiero llorar, pero con llorar no puedo arreglar las cosas.
Suspiro e ignoro todo. Necesito trabajar olvidarme de todo.
Me siento en la silla de mi escritorio y mi mente se nubla de pensamientos.
Elliot no me quiere, él tiene su esposa, solo quiere volver a jugar conmigo, simplemente quiere de nuevo a la niña que le creía todo, que caía ante sus encantos, que ponía ilusionarla, pero esa niña ya no está.
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- ni loca me pondré ese vestido abuela - observó el vestido que está enfrente de mi.
Es rojo oscuro tiene un escote cruzado y es abierto de la espalda.
- desde cuando no te gustan las cosas escotada... te lo pones, te arreglas y nos vamos en media hora - sale de la habitación.
Me pongo el vestido, me maquillo y salgo en menos de media hora como mi abuela ha ordenado.
Espero a mi abuela, mientras atiendo unos asuntos por teléfono.
- nos vamos - mi abuela sale con un sexy vestido, y se sube a su camioneta.
Salgo y Owen me espera, me abre la puerta y nos dirigimos a la fiesta.
Al llegar hay muchas personas, sobre todo esos típicos millonarios mayores fumando en la entrada de la fiesta.
- suerte - me dice Owen.
- no te vayas... por si salgo corriendo de aquí - camino y le guiño el ojo.
Camino hacia el jardín donde es la fiesta.
Voy pasando ignorando todas las miradas, sonrió al sentirme lo que ellos nunca tendrán, me siento un poco nerviosa al ver unas personas en una mesa un poco alejados, hablando y tomando tragos.
