• Capítulo 5 •

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|Karla|
Me desperté con un sentimiento que hacía tiempo no sentía: esperanza. Tenía esperanza de que Osito recordara y me tratara igual que siempre.
Volteé a ver el reloj que estaba en la pared y anunciaba que eran las 9:30 am para después tallar mis ojos y voltear a ver a Vero.

– ¡Vero! –la tiré de la cama.

– Ouch –me contestó mi hermana sobando su cadera–. Me dolió.

– Oh, perdón. Te haré café si me perdonas.

– ¡Hecho! –exclamó levantándose y luego me vio sonriente– Karla...

– Vero, sabes que me asusta que me veas así –dije retrocediendo.

– Te gusta Osito desde que lo conocimos, ¿a ti te sigue gustando aún siendo Dipper? –preguntó aún sonriente.

– Creo... Creo que sí –le sonreí totalmente sonrojada.

– Awww, ven aquí enamorada –me abrazó.

Nos dirigimos al baño, Vero se puso sus lentes y yo mis lentes de contacto, y después bajamos aún en pijamas y nos dirigimos a la cocina donde ya todos estaban y Melody, la novia de Soos, había preparado panqueques para todos.

– Buenos días –saludé.

– Buenos días –saludaron los demás.

– ¿Te sientes mejor, Karla? –preguntó Soos desde su asiento.

– Si –sonreí.

– Aquí tienen, chicas –nos dijo Melody pasándonos, a Vero y a mí, un plato con panqueques.

Me dirigí a la cafetera y, del bolsillo de mi bata, saqué una bolsita del café favorito de Vero: Café con Canela.

¿Plátano y fresa? –me preguntó ella.

Perfecto –le sonreí.

Detrás de mí se escuchaba cómo mi hermana cortaba la fruta y la metía a la licuadora junto a un poco de leche, mientras yo preparaba su café.
Ambas siempre nos hemos preparado nuestras cosas mutuamente y así es como trabajamos siempre.

¿Con azúcar y crema? –pregunté.

Por favor –me contestó.

– ¿Qué es lo que están diciendo, Soos? –preguntó Dipper.

– Solo se preguntan cómo prefieren su comida –rió Soos.

– Son graciosas –rió Mabel–. Me agradan mucho.

|Mabel|
Hoy por la tarde sería la fiesta 'sorpresa' que Candy y Grenda nos habían preparado, así que debía llevar a las gemelas de compras para elegir un vestido genial para las tres.

– Oigan, chicas –las llamé.

– ¿Qué sucede? –dijeron al unísono ministras volteaban.

– ¿Qué opinan si vamos de compras? –pregunté emocionada mientras metía un poco de los panqueques de Melody a mi boca.

Solo Un Amor De Verano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora