•Capitulo 2•

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|Dipper|
Mabel estaba realmente emocionada, no podía dejar de preguntarle cosas sobre México a Karla.

– ¿Y siempre comen tacos? –preguntó Mabel agitando los hombros de Karla.

– Pues no –rió ella.

No pude evitar reírme ante la pregunta de mi hermana hasta que Karla me miró un poco sorprendida y me sonrió.

– Lo lamento –dijo sonriendo un poco avergonzada–. Pero es la primera vez que te escucho reír y me sorprendiste un poco.

– No te culpo –me dio un codazo mi hermana–. Dipper siempre es así. Me sorprende que aceptara venir con nosotras y no haberse quedado con Wendy.

Pude sentir cómo se me ponía roja toda la cara. Karla se acercó un poco asombrada y me puso suavemente sus manos en la frente y en las mejillas.

– Qué raro –dijo ella–. ¿Te sientes bien, Dipper?

– Claro que si, es solo que... Debo hablar con Mabel –dije tomando a mi gemela de los hombros y apartándola un poco mientras Karla se acercaba al puesto de carne.

Me le quedé viendo a Karla unos segundos y después volví a ver a mi hermana que me veía muy entusiasmada.

– Ya no te gusta Wendy, ¿cierto? –preguntó Mabel con una sonrisa pícara.

– Emm... No es eso, simplemente creo que ahora me agrada más una de las gemelas –dije rascando mi nuca.

Mabel gritó de emoción y me abrazó muy sonriente. La detuve haciéndola a un lado mientras reía. Mi hermana siempre hacía que sonriera.

– ¿Y ahora qué hago? –pregunté un poco avergonzado.

– Wow –exclamó Mabel cruzándose de brazos–. ¿Tú pidiéndome ayuda?

– Vamos Mabel –la agité un poco–. Tienes que ayudarme.

– Antes tienes que admitir que soy la mejor armando parejas en todo Gravity Falls. No, no, no. En todo Oregón. No, no, no. En todo Estados Unidos. No, no, no. ¡En todo el mundo! Espera... ¡¡¡En todo el universo!!!

– Bien –reí–. Eres la mejor armando parejas en todo el universo.

Mabel y yo nos dirigimos nuevamente hacia dónde estaba Karla, quien aún estaba pidiendo el tipo de carne que necesitaba. Al terminar las compras, regresamos a la cabaña riendo. Entramos por la tienda para encontrarnos con Wendy que se encontraba leyendo una revista.

– Hola Wendy –saludó Karla–. ¿Y mi hermana?

Wendy cerró la revista y nos saludo para después voltear a ver a Karla.

– Esta justo a... –se detuvo y recogió del piso una sábana–. Ella estaba justo aquí. La había enrollado en esta sábana para que no escapara.

Se escuchó que algo caía y, al voltear a ver a Karla, notamos que había soltado las compras dejándolas caer en el suelo.

– E-ella siempre ha tenido una afición por el bosque –dijo viendo por la puerta.

Mabel, Karla y yo corrimos hacia el bosque en busca de Vero. Se notaba que Karla estaba demasiado preocupada y un poco asustada.

|Vero|
Escapar de Wendy fue fácil. Solo me tuve que desenrollar dándome vueltas en el suelo y después arrastrarme hasta la puerta de la tienda. Ella solo se le quedaba viendo a la revista así que no fue problema.
Caminaba por el bosque viendo las hermosas hojas verdes moverse con el aire y los majestuosos y fuertes troncos color marrón de los que me abrazaba cada vez que olía el dulce aroma de verano lluvioso que me encantaba.

– Espera –me dije a mí misma–. ¿Dónde estoy?

Voltee a ver por todas partes y lo único que podía encontrar eran árboles y más árboles. Debí poner más atención. Ahora... ¿Qué se debía hacer cada vez que te perdías en un bosque? ¡Ah! Abrazarte a un árbol. Me acerqué a uno de los árboles que tenía frente a mí y lo abracé. Volteaba a ver a todos lados por si alguien aparecía pero nadie llegaba.

– No... –dije mientras me sentaba en la raíz de un árbol–. Esto no está sirviendo.

Me quedé pensando unos minutos hasta que me encontré con una sombra atrás de mi. Al voltear, me encontré con un chico de unos quince o dieciséis años de edad de cabello rubio, ojos oscuros y piel morena. Vestía muy gracioso: un parche en el ojo derecho, un pequeño sombrero, una camisa blanca con pantalones y zapatos color negro junto con un bastón de madera y un saco color amarillo.

– Hola, linda –dijo el chico acercándose a mi–. ¿Estás perdida? ¿Necesitas ayuda? Entonces hagamos un trato.

– ¿Qué tengo yo y qué tienes tú? –pregunté llevando mis manos a mis caderas.

– Te llevo fuera del bosque si tú me ayudas en un pequeño proyecto que tengo –dijo cerrando los ojos muy confiado.

– No gracias, no debería hablar con extraños –dije caminando para buscar cómo salir del bosque.

– ¡Oye! ¡Nadie rechaza un trato de Bill Cipher! –dijo corriendo hacia dónde yo me encontraba y tomándome de mi antebrazo.

– Pues... Lo acabo de hacer –le contesté soltándome de su agarre.

Seguí caminando buscando cómo salir de ahí antes de que Karla se diera cuenta que me había ido.

|Bill|
Por primera vez alguien había rechazado un trato conmigo, ignorado mi oferta y contestado de tal forma. Esa chica me agrada. Pensé para después chasquear mis dedos y aparecer a la chica a unos metros de la famosa Cabaña del Misterio.

– ¿Huh? ¿Qué sucedió? –preguntó la humana volteando a todos lados.

– De nada –dije acercándome a ella mientras le guiñaba el ojo sin el parche.

De repente la humana comenzó a reír sin parar, me quede un poco confundido así que me acerqué y le pude mi dedo índice en la frente para llamarle la atención.

– ¿De qué te ríes, humana? –pregunté aún confundido.

– No sé si me guiñaste un ojo o si sólo parpadeaste –siguió riendo.

Sentí que mi rostro se ponía rojo de vergüenza y, al mismo tiempo, me golpeé la frente con la palma de mi mano. Con otro chasquido desaparecí el parche y la chica se me quedó viendo un poco confundida.

– Si no usas el parche por una horrible cicatriz o porque eres un pirata, ¿para qué lo usas? –preguntó viéndome.

– Me hace ver más sexy –dije arqueando una ceja y sonriendo.

– Sí –contestó–. Como digas.

La chica siguió caminando conmigo a su lado hasta que se escucharon unas voces.

– ¡Vero! –se escuchaba un grito desesperado con una voz femenina–. ¡Vero, por favor!

– ¿Karla? –preguntó la chica que ese encontraba a un lado mío.

– Así que te llamas Vero, ¿eh? –dije acercándome a su rostro mientras levantaba una ceja.

– Sip –sonrió–. Y tú eres Bill Cipher.

– Correcto.

– Bien –contestó ella–. Fue un placer Bill pero me debo ir. ¡Adiós!

La chica se fue corriendo hacia una chica que era idéntica a ella y estaba acompañada de... "¡¿Los gemelos Pines?!" Me pregunté muy sorprendido a punto de estallar.

Solo Un Amor De Verano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora