—Sé que tú lo serás, Adela, pero no confío en la velocidad de los carros de policía. Te aconsejo que si pasa algo, primero llames a la ambulancia. Tal vez y lo necesite más.

Adela suelta una última risa, mientras yo me acerco a toda velocidad hasta la puerta. Siento el corazón latir con fuerza mientras la observo. Escucho que Adela murmura: "Adelante" y asiento.

Si voy a morir hoy, al menos ya no soy virgen.

Abro la puerta y lo primero que pasa es que Lucía me salta encima. Me abraza con fuerza y noto como su extensa cabellera rubia me da con fuerza en la cara.

—Lu... —alcanzo a decir antes de que me dé un beso en los labios.

Creo escuchar una tos en mi oído, pero no alcanzo a saberlo, porque la risa que suelta Lucía es muy estridente.

—Pablopablopablopablo, ¡ya estamos aquí!—casi grita en mi oído y termino cerrando el ojo que está cerca de él.

—Auch—suelto y cuando miro hacia la puerta dos hombres me observan como si me estuvieran analizando.

—¿Tú eres Castañeda?—pregunta uno de ellos.

Tiene la cabeza rapada y lleva una barba prominente, que me hace pensar que todo el pelo de su cabeza se tuvo que haber trasladado hasta ahí. Su cuerpo parece el de un gorila enorme y lleva una camiseta negra, con el logo de ACDC. El que está a su lado es un poco más pequeño. Tiene el cabello largo y negro, como si se hubiese quedado atrapado en la época de la gente emo, y lleva lentes. Se ve más joven que el otro, pero también mucho más inteligente. Además, lleva una camiseta negra también que dice "King of code" estampada en ella.

Lucía me suelta y se pone a mi lado, tomándome la mano a la espera de mi respuesta.

—Ahm... Castañeda. Pablo Castañeda—digo con voz levemente trémula.

El hombre gigante me mira, frunce el ceño y sin previo aviso se echa a reír estridentemente.

—¿Bond, James Bond?—pregunta mientras entra a mi departamento, dándome una fuerte palmada en el hombro, la cual hace que me doble por la mitad—. Qué gracioso estuvo eso.

Escucho la risa suave de Adela en mi oído y yo tomo boto el aire que tenía contenido en mis pulmones, relajándome al fin. Lucía aprieta mi mano con la suya, infundiéndome valor.

—Yo soy Samuel, él es Inter. —Apunta al muchacho del cabello largo. — Y el que está escondido afuera es Perro.

Inter da una media sonrisa y me saluda con un movimiento de cabeza cuando entra. Luce como si fuera un adolescente despreocupado, pero no lo es. Tras él aparece otro hombre, un poco más pequeño que el muchacho, el cual antes de saludar me evalúa con la mirada. Tiene casi literalmente rostro de perro, pero creo que su nombre tiene que ver más que nada como se mueve alrededor de mí. Tiene el cabello negro, desordenado, y lleva una camiseta blanca que se le ajusta al cuerpo revelando que, deprimentemente para mí, debería estar yendo diez años a un gimnasio para poder lograr estar como él.

Viene con las bolsas de comida que Lucía había dicho que traerían.

—Así que tú eres el tontito que está con nuestra hermanita.

Alzo las cejas y miro a Lucía.

—Me dijiste que no tenías hermanos.

Ella se ríe y se encoge de hombros.

—Al menos, no hermanos de sangre—me dice.

El hombre frente a mí se me acerca, levantando el pecho, colocándomelo casi encima y echando la cabeza hacia atrás en una posición desafiante.

Pablo y Adela [EN EDICIÓN]Место, где живут истории. Откройте их для себя